La debilidad econ¨®mica desplaza a la reforma financiera en el G-20
La necesidad de compaginar la recuperaci¨®n con la lucha contra el d¨¦ficit en la eurozona marca la reuni¨®n preparatoria de la cumbre de Toronto
La posibilidad de que la crisis fiscal de la eurozona acabe lastrando la incipiente recuperaci¨®n de la econom¨ªa internacional y cause una nueva recesi¨®n est¨¢ desplazando en la agenda del G-20 a los temas relacionados con la reforma financiera. Pese a que el objetivo y los plazos prefijados para reforzar la supervisi¨®n del sistema es compartido por todos, la divergencia que existe entre los pa¨ªses sobre las formas de llevarlo a cabo y la eventual imposici¨®n de una tasa a la banca ha motivado que la atenci¨®n se desv¨ªe al riesgo de caer en una crisis en forma de uve doble.
"Es importante que todos entendamos c¨®mo de fr¨¢gil es la recuperaci¨®n, ha afirmado a su llegado al evento el ministro del ramo de Sud¨¢frica, Trevor Manuel. En la misma l¨ªnea, el directivo del Banco Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala, ha advertido de que "justo cuando pens¨¢bamos en que hab¨ªamos girado la esquina, las nubes aparecen en el horizonte". Pero para consolidar el crecimiento ya no sirven las mismas recetas que el G-20 fij¨® en sus anteriores citas de Londres o Pittsburgh y que pasaban por mantener los planes de est¨ªmulo. Ahora se trata de todo lo contrario: potenciar los planes de ajustes de d¨¦ficit, sobre todo en Europa, para disipar las dudas y evitar el riesgo de contagio a otras econom¨ªas. Al menos en este punto, no hay divisi¨®n entre los pa¨ªses miembros. De hecho, entre las conclusiones finales que se esperan de esta reuni¨®n en Bus¨¢n, Corea del Sur, todo el mundo incluye ya un apoyo expreso a los planes de ajuste europeos, aunque solo sea para evitar un mayor castigo de los mercados.
Los ministros de Econom¨ªa y Finanzas del organismo que agrupa a los m¨¢s ricos del planeta y a los principales pa¨ªses en desarrollo, entre ellos la espa?ola Elena Salgado, celebran entre hoy y ma?ana en la ciudad coreana de Busan una reuni¨®n preparatoria para la pr¨®xima cita de sus primeros espadas en Toronto. A menos de un mes de esta cumbre, la cuarta desde que se erigi¨® en el foro mundial contra la crisis, el G-20 debe a¨²n fijar los asuntos que ser¨¢n prioritarios en el encuentro de la ciudad canadiense.
La posibilidad de establecer un impuesto a la banca es uno de esos asuntos, aunque el secretario de Estado de EE UU, Timothy Geithner, ya ha advertido de que el acuerdo es a¨²n una quimera: "No hay apoyo universal a esa medida, por lo menos ahora". La Administraci¨®n de Barack Obama fue la primera en mover ficha al anunciar en enero un impuesto del 0,15% sobre los activos de las principales entidades bancarias con objeto de recuperar el dinero p¨²blico usado para rescatar a las entidades que invirtieron en derivados de hipotecas basura.
Pero la posici¨®n europea no es homog¨¦nea. Alemania estudia imponer una tasa especial a los bancos que variar¨ªa seg¨²n el volumen de negocio y el riesgo de una posible quiebra para el conjunto del sistema. Francia apoya la idea, aunque plantea ampliarla a todo tipo de grandes intermediarios financieros y que los ingresos vayan al Presupuesto. A su vez, EE UU y la Comisi¨®n Europea discrepan sobre la finalidad. La Administraci¨®n de Obama quiere que lo recaudado se use para pagar la factura de las intervenciones p¨²blicas, mientras que Bruselas plantea que los impuestos sirvan para limitar las decisiones arriesgadas y financiar futuras operaciones de reestructuraci¨®n.
M¨¢s alejados a¨²n est¨¢n algunos pa¨ªses como Australia o Canad¨¢, que no consideran prioritario la aplicaci¨®n de un impuesto a la banca. "Hay que mantener la mirada puesta en la regulaci¨®n del sector financiero", insisti¨® ayer el ministro canadiense de Finanzas, Jim Flaherty. Tampoco est¨¢ en la agenda de los grandes pa¨ªses emergentes, como Brasil o China, m¨¢s preocupados por la amenaza que supone para sus econom¨ªas exportadoras la debilidad del d¨®lar y del euro.
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