De c¨®mo el coste del CO2 se transforma en beneficios
El 55% del total del CO2 emitido en Espa?a depende de sectores difusos, (transporte, sector residencial, ciudadanos,..) mientras que el otro 45% procede de unas 1.000 instalaciones: energ¨¦ticas, cementeras, siderurgias, refiner¨ªas,.. Es evidente que es m¨¢s f¨¢cil legislar y cambiar las actuaciones de esas mil empresas que sobre los otros 45 millones de personas.
Bien, este 45% esta legislado por los Planes Nacionales de Asignaciones que corresponden a los periodos 2005-2007 y 2008-2012. Estos planes se hicieron con generosidad, de tal forma que se dieron derechos de emisi¨®n gratuitos de una forma magn¨¢nima. En Jap¨®n, EEUU y otros pa¨ªses hubo grand¨ªsimas pol¨¦micas sobre este aspecto. Aqu¨ª no hubo mayor problema. En algunos sectores, como en el refinero, en el periodo 2008-2012 no solo no se obligaba a una reducci¨®n de emisiones sino que se permit¨ªa un incremento del 4%. La CEOE manten¨ªa en ese momento que: "El objetivo principal debe ser realizar una asignaci¨®n suficiente y gratuita de derechos a las instalaciones afectadas". Las energ¨¦ticas y la industria lloraban por la asignaci¨®n de CO2, incluso apoyados con serios informes de PwC, que anunciaban la gran cat¨¢strofe econ¨®mica, que traer¨ªan consigo los permisos de carbono, vaticinaban un cementerio para la econom¨ªa espa?ola. Tanto se dese¨® que se cumpli¨®.
Este reparto, adem¨¢s, en ning¨²n caso planific¨® que pod¨ªa haber una crisis. Si una empresa reduce la producci¨®n, ?No es l¨®gico, como propuso Alemania, que pierda derechos? ?No seria adecuado exigir algo similar cuando la reducci¨®n de emisiones no esta vinculada a inversiones en mejora de la competitividad?
Un an¨¢lisis del a?o 2009 permite hacer una valoraci¨®n aproximada del coste de oportunidad del carbono. Se observa el enorme error de c¨¢lculo en la planificaci¨®n y los beneficios que el cambio clim¨¢tico ha supuesto a estas empresas. Por ejemplo, Arcelor ha emitido el 50% de lo que tenia asignado, y le han sobrado cerca de 5 millones de derechos de emisi¨®n. En el sector cemento, Cemex con 7,5 millones asignados ha emitido 3,7; Portland Valderribas con 4,3 asignadas ha emitido 2,6; Lafarge con unos 3 millones asignados ha emitido 1,8; Holcim, con 3,3 ha emitido 1,8. En el sector refinero, Repsol ten¨ªa asignado 10,5 millones y ha emitido 8,7 es decir le ha sobrado un 1,8 millones de toneladas, Cepsa tenia asignados 3,7 ha emitido 3 y le han sobrado 0,7, etc. Estos derechos que han sobrado se pueden vender en el mercado de carbono.
Por otra parte, si a la industria le toca m¨¢s a las energ¨¦ticas les toc¨® menos. ?Esta haciendo un mayor esfuerzo? De las compa?¨ªas el¨¦ctricas a Uni¨®n Fenosa le sobraron 1,8 millones de derechos, a Iberdrola 0,8 a Endesa 0.4 millones de derechos. A las de cogeneraci¨®n les faltaron derechos. Son compradores netos, frente los vendedores netos. En su l¨®gica aparece un nuevo coste variable vinculado al coste del clima que se integra en los costes de generaci¨®n. Nada que objetar. S¨®lo que este detalle pas¨® por alto para la industria. Reclamar una asignaci¨®n suficiente de emisiones les evita reducir emisiones, esto es, mejorar su eficiencia energ¨¦tica y competitividad. Pero olvida que ellos como consumidores deb¨ªan de pagar el coste del CO2 en la tarifa el¨¦ctrica.
La industria acaba pagando el plato de las energ¨¦ticas. A mayor asignaci¨®n a la industria menor a las energ¨¦ticas, en cuya factura, por la puerta de atr¨¢s, se encuentran los costes de oportunidad del CO2, retribuyendo el coste del carbono a tecnolog¨ªas sin el coste del CO2. Lo que deseaban ganar con la mano derecha lo pierden con creces por la mano izquierda.
Es evidente que el mercado de CO2 es un mercado financiero y como tal especulativo, este hecho que ha favorecido a las industrias si suben los precios del carbono, puede ser letal para muchos sectores poco potentes financieramente.
?Qu¨¦ podemos aprender? ?C¨®mo orientar las pol¨ªticas p¨²blicas para que estas se?ales de eficiencia y reducci¨®n de emisiones se ampl¨ªen? En primer lugar es evidente que el regalo de los derechos de emisi¨®n no ha funcionado para enviar las oportunas se?ales para una econom¨ªa baja en carbono. Todo un desaf¨ªo para que el dise?o de las pol¨ªticas p¨²blicas incorporen el comportamiento psicol¨®gico del consumidor. Obama ha tomado nota nombrando para un alto cargo a Cass Sunstein autor del "Peque?o empuj¨®n". La revisi¨®n de la directiva va hacia un modelo de subasta.
Alemania presenta unos resultados de reducci¨®n de emisiones de un -28%, que supone alcanzar un -46% para el 2020. Significa una recuperaci¨®n econ¨®mica de la mano de este ambicioso objetivo. Las metas de 2020 no son el freno, sino la senda de recuperaci¨®n econ¨®mica, a¨²n estamos a tiempo de tomar la ruta alternativa. Esto requiere no s¨®lo de pol¨ªticas ambiciosas, sino un no "peque?o empuj¨®n" que cambie de rumbo. Abandonar falsas ideas que la econom¨ªa act¨²a de modo racional, el crecimiento es su fin. Ideas tales como que las ganancias debidas a las generosas asignaciones por parte de las administraciones p¨²blicas deben reinvertirse en inversiones bajas en carbono, en aumentar las renovables, o I+D o que debe volver a gravarse la energ¨ªa producida por las centrales nucleares, como acaba de hacer Alemania, har¨ªan avanzar el pa¨ªs en una direcci¨®n m¨¢s sostenible. Toda una apuesta para transitar hacia un modelo que todo indica como el fin de la era nuclear y los combustibles f¨®siles.
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