El AVE se pasa varios pueblos
Hace diez a?os, publicamos en este diario una reflexi¨®n sobre el proyecto de la l¨ªnea AVE Madrid-Valencia que empezaba a discutirse. Alertamos entonces sobre las graves consecuencias que supon¨ªa sustituir el razonable plan de modernizaci¨®n de los ferrocarriles de 1987 por una estrategia completamente opuesta, como fue el binomio alta velocidad-ancho europeo. Aquel plan habr¨ªa mejorado la mayor parte de la red (170 km/h velocidad media, 240 km/h velocidad punta), lo que habr¨ªa reducido el trayecto de Valencia a Madrid a unas dos horas y media, bastante menos a Barcelona. Comp¨¢rense los costes respectivos con sus ganancias. Desde entonces, las nuevas l¨ªneas de alta velocidad han consumido la mayor parte del presupuesto destinado a los ferrocarriles.
El paso de los a?os ampli¨® el proyecto al conjunto de la Comunidad Valenciana, a Castilla-La Mancha y a la Regi¨®n de Murcia, a costa, por cierto, de alargar el recorrido por Cuenca, reclamada entonces obsesivamente como "l¨ªnea directa". Recordemos que la ventaja de la l¨ªnea por Albacete, a pesar de ser m¨¢s larga en kil¨®metros -acortada ahora esa diferencia- era m¨¢s favorable por su orograf¨ªa m¨¢s llana. En el resto de Espa?a ya hab¨ªa cuajado el lema "AVE para todos": el mapa sucesivo de la red ha ido reflejando, de alg¨²n modo, los cambios pol¨ªticos operados en ese per¨ªodo.
La evidente modernizaci¨®n que supuso el ferrocarril en el siglo XIX se vio empa?ada, en el caso espa?ol, por las decisiones pol¨ªticas y especulativas que llevaron a construir un conjunto excesivo de l¨ªneas, injustificado por las previsiones de uso, fuertemente centralizadas en Madrid e ignorando otras conexiones. Parece que en el siglo XXI volvemos a repetir esa historia con la alta velocidad.
Cuestionada su rentabilidad econ¨®mica, discutida su rentabilidad social, muy contestada en su momento por el impacto ambiental ("Tren s¨ª, AVE no") sin coherencia con un necesario Plan de Transporte sostenible, resulta imposible aceptar sin m¨¢s los argumentos triunfalistas a favor de la alta velocidad.
Por citar uno solo: ?de verdad hemos de creer, como se afirma desde el puerto, que el hecho de que los turistas de crucero puedan viajar en un d¨ªa a Madrid para visitar el Museo del Prado, en lugar de permanecer en Valencia, supondr¨¢ un impacto positivo en nuestra ciudad?... ?No se producir¨¢, como viene ocurriendo, una mayor deslocalizaci¨®n de empresas y actividades a favor de la ciudad m¨¢s potente?
En un pa¨ªs donde los grandes proyectos no necesitan m¨¢s justificaci¨®n que unos cuantos t¨®picos -el progreso como bandera, la reactivaci¨®n econ¨®mica o los agravios comparativos- no resulta sorprendente que haya una opini¨®n poco cr¨ªtica con el nuevo ferrocarril. L¨¢stima que la crisis no est¨¦ provocando un profundo debate sobre las disfunciones en nuestro sistema de transportes y el necesario cambio de modelo. Al menos esperamos que el retraso en la construcci¨®n de la estaci¨®n central de Valencia replantee un proyecto que sit¨²a en clara desventaja a los servicios de cercan¨ªas.
Veamos una muestra de esas disfunciones: unos 8.000 viajeros diarios -o sea, tres millones al a?o, seg¨²n las previsiones oficiales- utilizar¨ªan la flamante nueva l¨ªnea Madrid- Valencia. Mientras, en el ?rea Metropolitana se realizan cuatro millones de desplazamientos diarios en condiciones que poco tienen que ver, en conjunto, con la funcionalidad. El transporte p¨²blico -con una duraci¨®n media de 35 minutos para unos pocos kil¨®metros- est¨¢ a la cola del resto de los medios. Lo mismo ocurre con las relaciones intercomarcales, privadas progresivamente de transporte colectivo y condenadas a utilizar el veh¨ªculo privado.
Poca o nula informaci¨®n se ha suministrado a los ciudadanos para advertirles que la fiesta del AVE tiene unos invitados muy selectos, a la vista de lo que va a costar el men¨² y teniendo en cuenta que apenas hay aumento de servicios, sino sustituci¨®n de los actuales que circulan por Albacete, por otros -todav¨ªa no definidos- que pasar¨¢n por Cuenca. Es posible que se produzca un trasvase de viajeros del avi¨®n al AVE, pero bastantes usuarios del tren se pasar¨¢n al autob¨²s (mucho m¨¢s econ¨®mico) o al veh¨ªculo privado, consolidando as¨ª el predominio de la carretera.
El AVE, por razones obvias, conjuga mal la velocidad con la accesibilidad. La nueva l¨ªnea solo se detiene en Cuenca y en Utiel-Requena (con estaci¨®n bastante alejada de las zonas urbanas) lo que priva al territorio de la funci¨®n b¨¢sica que toda red de transportes debe proporcionarle: accesibilidad democr¨¢tica. Como se dice ahora, se pasa varios pueblos. Es el caso de X¨¤tiva, que quedar¨¢ fuera de los itinerarios ferroviarios, perdiendo su car¨¢cter de nudo de comunicaciones.
Ni siquiera han tenido el detalle de reservar un poco de calderilla para completar el ferrocarril de nuestra costa sur o modernizar la l¨ªnea de Alcoi.
Este art¨ªculo ya fue publicado el pasado 9 de octubre de 2010.
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