Una "traici¨®n" y tres fracasos
El intento fallido por controlar el BBVA, la compra de Eiffage y su pugna con Repsol condicionaron la gesti¨®n de Del Rivero
En 1986 cuatro ingenieros de caminos que trabajaban en Ferrovial dejaron la constructora y crearon Sacyr con 40 millones de pesetas (240.000 euros). Eran Luis del Rivero, Jos¨¦ Manuel Loureda, F¨¦lix Riezu y Manuel Manrique. Riezu se descolg¨® enseguida y los otros tres siguieron juntos y, con el tiempo, edificaron una de las constructoras m¨¢s pujantes del sector en Espa?a. Pero aquella alianza que parec¨ªa inquebrantable acaba de romperse con la decisi¨®n de Manrique de votar en contra de sus socios de toda la vida y ser el tercer presidente de los tres. Una maniobra que los otros no dudan en calificar de "traici¨®n".
Aquella joven empresa, en la que Del Rivero se erigi¨® como ide¨®logo natural, se convirti¨® en uno de los principales contratistas de infraestructuras de la Espa?a gobernada por los socialistas. El primer gran salto, ya con los nuevos inversores Juan Abell¨® y Demetrio Carceller en el accionariado, lleg¨® con la adquisici¨®n de la inmobiliaria Vallehermoso al Grupo Santander. A partir de ah¨ª, este empresario hecho a s¨ª mismo, que en la transici¨®n tuvo escarceos con AP y luego amistades en todos los bandos pol¨ªticos, tuvo un fulgurante ascenso. Entr¨® en el olimpo empresarial, se codeaba con las grandes fortunas de las que ya forma parte y se convirti¨® en una referencia por su osad¨ªa.
Pese al innegable ¨¦xito nacional y mundial (el 60% de su facturaci¨®n actual est¨¢ en el exterior con contratos de la importancia de la ampliaci¨®n del Canal de Panam¨¢ y el puente en el estrecho de Messina), el curr¨ªculo de Del Rivero est¨¢ jalonado muy a su pesar por tres fracasos. El primero fue el intento en 2004 de controlar el BBVA. Alentado por su entonces amigo Juan Abell¨® y el Gobierno de Zapatero, se lanz¨® a la aventura. Pero el 3% adquirido result¨® escaso para vencer la resistencia de Francisco Gonz¨¢lez, al que el PP hab¨ªa colocado al frente de la entidad cuando gobernaba Espa?a.
El segundo fue la compra del grupo franc¨¦s Eiffage, en el que lleg¨® a poseer el 33% del capital, pero donde tampoco consigui¨® simpatizar ni con sus directivos ni con el Gobierno franc¨¦s, que se opuso a su presencia.
Ahora ha sido la combinaci¨®n de las desavenencias en el seno de Sacyr (enfrentado a los accionistas Juan Abell¨® y Demetrio Carceller desde hace meses) y el enfrentamiento con la c¨²pula de Repsol, donde hab¨ªa encontrado el b¨¢lsamo para cicatrizar las heridas del fiasco del BBVA, lo que le ha llevado al tercer fracaso. Sus relaciones con el presidente de la petrolera, Antonio Brufau, nunca fueron buenas: le pidi¨® aumentar el dividendo para poder soportar el pago de la deuda financiera (casi 5.000 millones de euros) que hab¨ªa entra?ado para comprar ese 20% y vender parte de los negocios de Brasil. Tampoco fueron fluidas sus relaciones con La Caixa, accionista tradicional de Repsol. Era un coctel explosivo que se acrecent¨® con el pacto con Pemex para tomar el control de la petrolera espa?ola. Ese pacto fue la excusa perfecta para socavarle el terreno entre unos y otros.
Habr¨¢ que apostar ahora sobre si la retirada a los cuarteles de Del Rivero es definitiva o si este hombre murciano de dinamita, que cuenta con 62 a?os y lleva cinco bypass tras sufrir un infarto en 2005, decide descansar y viajar o, adem¨¢s de eso, continuar en la pelea.
Habr¨¢ que apostar sobre si el abandono es definitivo o si este murciano de dinamita, que cuenta con 62 a?os y lleva cinco bypass tras sufrir un infarto en 2005, decide descansar y viajar o, adem¨¢s, continuar en la pelea.
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