El coste de decir 'no' a Europa
Grecia se ver¨ªa abocada a la suspensi¨®n de pagos y a una prolongada depresi¨®n sin las ayudas de la UE y el FMI
Grecia ¡ªEuropa entera¡ª empieza a mirar hacia Am¨¦rica Latina: hacia Argentina hace una d¨¦cada, hacia Ecuador hace cuatro a?os. El Parlamento griego aprob¨® a medianoche de ayer las medidas de austeridad draconianas (de Drac¨®n, por cierto: inmisericorde legislador ateniense) para que la eurozona d¨¦ luz verde a un segundo plan de rescate, indispensable para evitar una suspensi¨®n de pagos descontrolada, lo que los analistas suelen denominar ¡°un evento sist¨¦mico¡± para no decirlo claro: el caos. Ahora, el Eurogrupo deber¨ªa activar el mi¨¦rcoles pr¨®ximo las ayudas. ?Se avecina un hurac¨¢n? Frente a quienes advert¨ªan de que en el peor de los escenarios un no griego provocar¨ªa una especie de Armaged¨®n (Grecia se habr¨ªa visto abocada a salir del euro y el impacto habr¨ªa sido ¡°incalculable¡±, seg¨²n la canciller Angela Merkel), un poco de historia: decenas de pa¨ªses han suspendido pagos centenares de veces y el mundo sigue en pie.
En 2008, Ecuador decidi¨® reestructurar la parte de la deuda que consideraba ileg¨ªtima: las agencias de calificaci¨®n ni siquiera rebajaron su solvencia. Argentina se declar¨® en bancarrota hace 10 a?os y le fue peor: hubo disturbios, saqueos y decenas de muertos (si bien la recuperaci¨®n lleg¨® a toda velocidad: el milagro fue obra de la devaluaci¨®n, que dentro del euro es imposible, y del alza del precio de la soja). Islandia es el pen¨²ltimo ejemplo.
Grecia ha aprobado los recortes y es probable que la eurozona active el plan de rescate, aunque ni siquiera eso es seguro. ¡°Grecia es un pozo sin fondo¡±, afirm¨® ayer el ministro alem¨¢n Wolfgang Sch?uble. Eso s¨ª, ¡°casi nadie asume¡± que Grecia pueda abandonar la eurozona, advirti¨®. Y sin embargo, ese ¡°casi¡± es clave: en Bruselas eso ha dejado de ser tab¨².
Sin ayudas, lo que podr¨ªa suceder es impredecible. Lo m¨¢s probable es algo parecido a una reacci¨®n en cadena. Un s¨¢lvese quien pueda: no habr¨ªa reestructuraci¨®n ¡°voluntaria¡± de la deuda y las agencias declarar¨ªan la bancarrota de Grecia. El BCE no aceptar¨ªa su deuda: la banca griega al completo ir¨ªa a la quiebra. El contagio llegar¨ªa por la v¨ªa financiera (a entidades alemanas y francesas) y con una estampida en los mercados: problemas para Portugal e Irlanda, y para Italia, Espa?a y el resto. Palabras mayores: el citado "evento sist¨¦mico" ¡ªun nuevo Lehman Brothers¡ª estar¨ªa cerca. A pesar de todo, la quiebra de un gran banco se puede contener y encapsular. Cuando es un pa¨ªs soberano el que suspende pagos, eso es m¨¢s dif¨ªcil: la banca quiebra irremediablemente; a partir de ah¨ª reina el desorden y hay serio riesgo de depresi¨®n.
Si Grecia volviera al dracma, la devaluaci¨®n ser¨ªa fulminante. Eso beneficiar¨ªa sus exportaciones (turismo, poco m¨¢s), pero dar¨ªa paso a una inflaci¨®n galopante, a controles de capital para evitar una huida masiva de dinero. Y a graves des¨®rdenes sociales, con las estanter¨ªas de los supermercados vac¨ªas y un Estado fallido incapaz de pagar las pensiones o los sueldos de los maestros. Puede que no sea para tanto: Wim Buiter, de Citi, asegura que las implicaciones ¡°ser¨ªan negativas, pero moderadas para el resto de Europa: el contagio se puede detener¡±. ?C¨®mo? Con activismo pol¨ªtico. Eso es precisamente lo que no sobra en Europa.
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