Tres semanas de v¨¦rtigo
Las reformas impulsadas por el Gobierno traen mucho de bueno y alejan a Espa?a del colapso
Tras un mes inicial de titubeos y contradicciones, el Gobierno ha pisado finalmente el acelerador y, en las ¨²ltimas semanas, ha lanzado las tres grandes reformas prometidas para encarar los m¨¢s graves y urgentes problemas de Espa?a. Para detener el deterioro de nuestra credibilidad que ha supuesto el descontrol del d¨¦ficit auton¨®mico y local, se ha presentado un anteproyecto de ley de estabilidad presupuestaria; para acelerar el reconocimiento de p¨¦rdidas en el sistema financiero y recuperar la confianza en el mismo, se ha aprobado una nueva reforma de bancos y cajas, y para tratar de parar la sangr¨ªa del paro y conseguir una devaluaci¨®n interna (un reequilibrio de precios y salarios), se ha legislado una reforma laboral.
?Estas tres reformas traen mucho de bueno y alejan a Espa?a del colapso econ¨®mico al que nos asom¨¢bamos a finales de 2011. Sin embargo, mientras que pueden ser ¨²tiles para sacarnos de la crisis en el corto plazo, no construyen el entramado suficiente para afrontar los graves problemas a los que se enfrenta Espa?a en el largo plazo. Son reformas que parten de un reconocimiento inteligente de los par¨¢metros de la pol¨ªtica y la opini¨®n p¨²blica y tratan de llegar lo m¨¢s lejos posible dentro de estos par¨¢metros y de las realidades presupuestarias. Pero no son reformas radicales que cambien las reglas de juego en s¨ª mismo y pongan en marcha un ordenamiento estable y razonable sobre el que fundar el crecimiento econ¨®mico de Espa?a en las pr¨®ximas d¨¦cadas.
La primera reforma comenz¨® con la remisi¨®n el 27 de enero al Consejo de Estado del anteproyecto de Ley Org¨¢nica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera de las Administraciones P¨²blicas. Este anteproyecto, que completa la reforma del art¨ªculo 135 de la Constituci¨®n del pasado oto?o, consagra el objetivo de d¨¦ficit estructural cero y otorga al Gobierno un poder mucho m¨¢s claro para reinar en las cuentas de las comunidades aut¨®nomas, con la posibilidad de imponer importantes sanciones en caso de que las mismas no cumplan con sus obligaciones presupuestarias.
La segunda reforma, el 3 de febrero, fue la aprobaci¨®n del real decreto de saneamiento del sistema financiero. Partimos de un sistema financiero con una exposici¨®n excesiva al riesgo inmobiliario y con una cartera de activos de muy dudoso valor. Por desgracia, probablemente a causa del descubrimiento de que simplemente no hab¨ªa dinero, ni en Espa?a ni en los fondos europeos de rescate, se renunci¨® a crear un veh¨ªculo (un banco malo) que recogiese la suficiente cantidad de estos malos activos. En su lugar, el Gobierno hizo la m¨ªnima reforma compatible con la brutal restricci¨®n presupuestaria a la que nos enfrentamos. La reforma busca forzar el m¨¢ximo reconocimiento de p¨¦rdidas que nos podamos permitir. Mientras este reconocimiento supone un crucial paso adelante, dada la enormidad de la exposici¨®n al riesgo inmobiliario de nuestros bancos y cajas, no ser¨¢ la ¨²ltima reforma que veremos en este sector. La reforma elige continuar el saneamiento mediante fusiones, pero, como hemos visto, fusionar varias entidades malas y opacas solo crea entidades a¨²n peores y m¨¢s opacas, pero que, con su mayor tama?o, pueden poner en peligro todo el sistema. Es de desear que las fusiones que se produzcan generen entidades viables, al contrario de muchas de las operaciones de la anterior reestructuraci¨®n.
Finalmente, el 11 de febrero se public¨® el real decreto ley de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral. A pesar de las protestas de unos y otros, a ning¨²n observador neutral le puede quedar duda de que el mercado de trabajo espa?ol no funciona. En una situaci¨®n de enorme paro, hemos visto incrementos pactados de las remuneraciones en los convenios. Esta es la evidencia m¨¢s incontestable de que el sistema de negociaci¨®n colectiva est¨¢ roto y de que la ¨²nica respuesta de nuestro mercado laboral a una crisis es el despido masivo de trabajadores temporales y el cierre de empresas. La reforma da varios pasos importantes hacia adelante para facilitar la flexibilidad interna y el ajuste de los salarios a la situaci¨®n econ¨®mica de las empresas, pero no reduce la dualidad ni la temporalidad, y habr¨¢ de ser completada, a buen seguro, en el medio plazo.
Vistas en conjunto, cabe alegrarse de que Espa?a acometa reformas que ataquen de ra¨ªz los problemas presupuestarios, financieros y de mercado de trabajo y que dan los incentivos correctos a los agentes.
Tristemente, estas reformas son tambi¨¦n una oportunidad perdida. Leyendo las normas con atenci¨®n, como hemos hecho para nuestro blog NadeEsGratis junto con Samuel Bentolila, Tano Santos y otros, nos ha sorprendido la complejidad del entramado legal propuesto. En la reforma laboral, por ejemplo, lejos de simplificar las figuras contractuales y la negociaci¨®n colectiva, el sistema se ha convertido si cabe en a¨²n m¨¢s enmara?ado. Se ha perdido una oportunidad excelente de reducir la dualidad y la complejidad introduciendo un contrato con indemnizaciones crecientes. En segundo lugar, las reformas dan un poder enorme al Gobierno; apuestan por la discreci¨®n y no por construir un sistema de reglas estable y cre¨ªble. Por ejemplo, el Gobierno ser¨¢ parte tanto en el c¨¢lculo de los d¨¦ficits estructurales como en las proyecciones presupuestarias futuras sin que realmente tenga que responder ante nadie y no se crear¨¢ un Consejo de Estabilidad Fiscal independiente que tan ¨²til se ha demostrado en la experiencia de otros pa¨ªses europeos.
Pensamos en especial en Suecia, que en los a?os noventa del siglo pasado se enfrent¨® a una fort¨ªsima crisis que guarda muchas similitudes con la nuestra actual (estallido de una burbuja inmobiliaria, sistema financiero en terribles dificultades, un gran d¨¦ficit presupuestario). Como respuesta a esta crisis, Suecia apost¨® decididamente por crear instituciones s¨®lidas y transparentes que le ayudasen a crecer de nuevo, incluyendo un Consejo de Pol¨ªtica Fiscal que eval¨²a, de manera independiente y objetiva, el grado de cumplimiento de los objetivos fiscales y la credibilidad de las proyecciones.
A¨²n estamos a tiempo de corregir muchos de estos problemas en los diferentes tr¨¢mites parlamentarios. Pong¨¢monos en ello lo antes posible.
Jes¨²s Fern¨¢ndez-Villaverde es profesor de la Universidad de Pensilvania e investigador de FEDEA.
Luis Garicano es profesor de la London School of Economics e investigador de FEDEA.
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