?Qu¨¦ aflige a Europa?
La mayor parte de lo que la gente sabe sobre la crisis europea no es cierto y las historias falsas est¨¢n contaminando el discurso econ¨®mico de EE UU
Las cosas est¨¢n fatal en Lisboa, Portugal, donde el desempleo se ha disparado por encima del 13%. Las cosas est¨¢n todav¨ªa peor en Grecia, Irlanda, y podr¨ªa decirse que tambi¨¦n en Espa?a, y Europa en su conjunto parece estar volviendo a caer en la recesi¨®n. ?Por qu¨¦ se ha convertido Europa en el enfermo de la econom¨ªa mundial? Todo el mundo sabe la respuesta. Por desgracia, la mayor parte de lo que la gente sabe no es cierto, y las historias falsas sobre las tribulaciones de Europa est¨¢n contaminando nuestro discurso econ¨®mico.
Si leemos un art¨ªculo de opini¨®n sobre Europa ¡ªo, con demasiada frecuencia, un reportaje de prensa que supuestamente se atiene a los hechos¡ª lo m¨¢s probable es que nos encontremos con una de dos historias, que yo distingo como versi¨®n republicana y versi¨®n alemana. Ninguna de las dos se corresponde con los hechos.
La versi¨®n republicana ¡ªes uno de los temas centrales de la campa?a de Mitt Romney¡ª es que Europa est¨¢ en apuros porque se ha esforzado demasiado en ayudar a los pobres y a los desafortunados, que estamos observando los ¨²ltimos estertores del Estado del bienestar. Por cierto, que esta historia es una de las eternas cantinelas del ala derecha. All¨¢ por 1991, cuando Suecia atravesaba una crisis bancaria provocada por la liberalizaci¨®n (?les suena?), el Instituto Cato public¨® un jactancioso informe en el que afirmaba que esto demostraba el fracaso de todo el modelo del Estado del bienestar. ?He mencionado ya que Suecia, un pa¨ªs que sigue teniendo un Estado del bienestar sumamente generoso, es en la actualidad uno de los pa¨ªses m¨¢s productivos, con una econom¨ªa que crece m¨¢s r¨¢pidamente que la de cualquier otra naci¨®n rica?
Al introducir el euro sin las instituciones debidas, la UE ha reinventado los defectos del patr¨®n oro
Pero hagamos esto de modo sistem¨¢tico. Fij¨¦monos en los 15 pa¨ªses europeos que usan el euro (dejando a un lado Malta y Chipre), y clasifiqu¨¦moslos seg¨²n el porcentaje del PIB que gastaban en programas sociales antes de la crisis. ?Destacan los pa¨ªses GIPSI (siglas en ingl¨¦s de Grecia, Irlanda, Portugal, Espa?a, Italia) por sus Estados del bienestar excesivamente grandes? No, no lo hacen. Solo Italia se encontraba entre los cinco primeros, y a pesar de ello, su Estado del bienestar era m¨¢s peque?o que el de Alemania. De modo que los Estados del bienestar excesivamente grandes no han sido la causa de los problemas.
A continuaci¨®n, la versi¨®n alemana, que es que todo es cuesti¨®n de irresponsabilidad fiscal. Esta historia parece encajar con Grecia, pero con ning¨²n otro pa¨ªs. Italia registraba d¨¦ficits en los a?os anteriores a la crisis, pero eran solo ligeramente m¨¢s altos que los de Alemania (la elevada deuda italiana es el legado de las pol¨ªticas irresponsables que sigui¨® hace muchos a?os). Los d¨¦ficits de Portugal eran considerablemente m¨¢s peque?os mientras que Espa?a e Irlanda presentaban, de hecho, super¨¢vits.
Ah, y los pa¨ªses que no pertenecen al euro parecen capaces de registrar grandes d¨¦ficits e incurrir en grandes deudas sin enfrentarse a ninguna crisis. Reino Unido y Estados Unidos pueden obtener pr¨¦stamos a largo plazo con unos tipos de inter¨¦s en torno al 2%, y Jap¨®n, que est¨¢ much¨ªsimo m¨¢s endeudado que cualquier pa¨ªs europeo, incluida Grecia, solo paga un 1%. En otras palabras, la helenizaci¨®n de nuestro discurso econ¨®mico, seg¨²n la cual nos faltan uno o dos a?os de d¨¦ficits para convertirnos en otra Grecia, es un completo disparate.
Los pa¨ªses afligidos solo tienen malas alternativas: o la deflaci¨®n o abandonan el euro, algo que no es pol¨ªticamente factible
Entonces, ?qu¨¦ es lo que aflige a Europa? La verdad es que la historia es fundamentalmente monetaria. Al introducir una moneda ¨²nica sin las instituciones necesarias para que la moneda funcionara, Europa reinvent¨® a efectos pr¨¢cticos los defectos del patr¨®n oro, defectos que desempe?aron un importante papel a la hora de causar y perpetuar la Gran Depresi¨®n.
M¨¢s concretamente, la creaci¨®n del euro foment¨® una falsa sensaci¨®n de seguridad entre los inversores privados, y desencaden¨® unos movimientos de capital enormes e insostenibles hacia pa¨ªses de toda la periferia europea. Como consecuencia de estas entradas de capital, los costes y los precios aumentaron, el sector industrial perdi¨® competitividad, y los pa¨ªses que ten¨ªan un comercio m¨¢s o menos equilibrado en 1999 empezaron a registrar grandes d¨¦ficits comerciales. Luego par¨® la m¨²sica.
Si los pa¨ªses perif¨¦ricos siguieran teniendo su propia moneda, podr¨ªan recurrir y recurrir¨ªan a la devaluaci¨®n para restaurar r¨¢pidamente la competitividad. Pero no la tienen, y eso significa que les espera un largo periodo de desempleo masivo y una deflaci¨®n lenta y demoledora. Sus crisis de deuda son b¨¢sicamente un subproducto de este triste panorama, porque las econom¨ªas deprimidas provocan d¨¦ficits p¨²blicos y la deflaci¨®n magnifica la carga de la deuda.
Ahora bien, el entender la naturaleza de los problemas de Europa no beneficia especialmente a los propios europeos. Los pa¨ªses afligidos, en concreto, no tienen nada excepto malas alternativas. O bien sufren el dolor de la deflaci¨®n o toman la dr¨¢stica medida de abandonar el euro, lo cual no ser¨¢ pol¨ªticamente factible hasta que, o a menos que, todo lo dem¨¢s fracase (un punto al que parece estar aproxim¨¢ndose Grecia). Alemania podr¨ªa ayudar si suprimiera sus pol¨ªticas de austeridad y aceptara una inflaci¨®n m¨¢s elevada, pero no va a hacerlo.
Sin embargo, para el resto de nosotros, enderezar a Europa supondr¨ªa una gran diferencia, porque las falsas historias sobre Europa se est¨¢n utilizando para promover pol¨ªticas que ser¨ªan crueles, destructivas, o ambas cosas. La pr¨®xima vez que oigan a la gente citar el ejemplo de Europa para exigir que destruyamos nuestros programas de protecci¨®n social o recortemos el gasto para hacer frente a una econom¨ªa profundamente deprimida, esto es lo que necesitan saber: no tienen ni idea de lo que est¨¢n hablando.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y premio Nobel 2008
? New York Times Service. Traducci¨®n de News Clips.
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