El mito de los salarios y la productividad
Muchas de las reformas exigidas van dirigidas a evitar una fuerte desviaci¨®n de costes en el futuro
A la espera de c¨®mo se van definiendo las condiciones de la ayuda financiera solicitada por el Gobierno para sanear y recapitalizar el sistema bancario y de c¨®mo reaccionan los mercados financieros, la sufrida econom¨ªa espa?ola sigue haciendo sus ajustes. Esta semana, la informaci¨®n m¨¢s relevante se ha situado en el terreno de los precios y salarios.
El IPC nos trajo buenas noticias. La inflaci¨®n anual se redujo dos d¨¦cimas, hasta el 1,9%. Ello fue debido, casi a partes iguales, a la reducci¨®n de la inflaci¨®n de los componentes m¨¢s vol¨¢tiles del ¨ªndice, los alimentos sin elaborar y los precios energ¨¦ticos, mientras que la inflaci¨®n subyacente se mantuvo estable en el 1,1%. Ambas tasas, la total y la subyacente, se sit¨²an bastante por debajo de la media de la zona euro, desandando el camino de los a?os anteriores a la crisis, que nos llev¨® a perder competitividad-precios frente a los socios del euro. La bajada de los precios del petr¨®leo, de mantenerse, mejora las perspectivas para lo que resta de a?o, situ¨¢ndose ahora la inflaci¨®n prevista para diciembre en el 1,6%, cuatro d¨¦cimas menos de lo previsto el mes anterior. Ello supondr¨¢ un alivio para los castigados bolsillos de los consumidores, al tiempo que posibilitar¨¢ una mayor reducci¨®n del d¨¦ficit de los intercambios comerciales con el exterior.
La bajada de los precios del petr¨®leo sit¨²a las previsiones de inflaci¨®n en el 1,6% a finales de a?o?
Los costes laborales aumentaron un 1,1% en el primer trimestre, algo menos que en los dos anteriores. Al hilo de este dato, parece oportuno analizar c¨®mo va el proceso de correcci¨®n de la desviaci¨®n de dichos costes que se produjo en los pasados a?os de expansi¨®n respecto a los pa¨ªses del euro. Este es un aspecto muy tenido en cuenta por los analistas de la econom¨ªa espa?ola de todo el mundo, hasta el punto de basar en ¨¦l (quiz¨¢ de forma un tanto simplista) las posibilidades de que Espa?a pueda seguir progresando dentro de la uni¨®n monetaria europea. Muchas de las reformas que piden que hagamos en Espa?a van dirigidas precisamente a mejorar la competitividad e impedir que, de nuevo, en el futuro vuelva a producirse una desviaci¨®n significativa de los costes. El indicador representativo a este respecto son los costes laborales por unidad producida (CLU), que tienen en cuenta no solo la evoluci¨®n de los salarios nominales, sino tambi¨¦n la productividad.
Desde el inicio del euro hasta 2008, los CLU crecieron en Espa?a un 17% m¨¢s que en la zona euro en su conjunto. Esta cifra se explica a partes iguales por el mayor aumento de los salarios nominales por trabajador y por el menor avance de la productividad. De esos 17 puntos porcentuales de desv¨ªo, en los tres ¨²ltimos a?os se han corregido 8,5, es decir, la mitad. Ello ha sido el resultado, sobre todo, del mayor avance de la productividad en Espa?a, obtenido a base de destruir empleo.
De la mayor inflaci¨®n hasta 2008 se beneficiaron los excedentes empresariales, no los salarios
La p¨¦rdida de competitividad-costes que se produjo hasta 2008 est¨¢, pues, clara, as¨ª como la rapidez con la que se est¨¢ corrigiendo. Pero constituye un error atribuir dicha p¨¦rdida, como se ha o¨ªdo decir a destacados dirigentes pol¨ªticos europeos, al hecho de que los salarios crecieron en Espa?a por encima de la productividad y no as¨ª en Alemania u otros pa¨ªses europeos. Los salarios reales (salarios nominales deflactados por los precios del PIB) crecieron en la zona euro por debajo de la productividad, pero esto se produjo (y se sigue produciendo) en mucha mayor medida en Espa?a. Por eso, los CLU reales han evolucionado en sentido favorable a Espa?a. Lo que ha ocurrido en Espa?a no es una desviaci¨®n de los salarios respecto a la productividad, sino que ha habido m¨¢s inflaci¨®n de precios que en la zona euro y ello se ha trasladado a mayores aumentos salariales nominales. A su vez, esta mayor inflaci¨®n, de la que no se aprovecharon los salarios, sino el excedente empresarial, tuvo su origen en la fuerte pulsaci¨®n de la demanda, que fue financiada por unas condiciones monetarias (las del BCE) demasiado laxas para los requerimientos de la econom¨ªa espa?ola y estimulada por pol¨ªticas fiscales expansivas, todo ello en un contexto de falta de competencia en muchos mercados de bienes y servicios. Es el problema de habernos tirado a la piscina del euro sin estar preparados para competir.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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