La cat¨¢strofe de Europa
La crisis llama a construir la uni¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica
El euro no desencaden¨® una m¨¢s ambiciosa uni¨®n econ¨®mica.
Para desgracia de los europe¨ªstas apasionados, eso fue cierto en el primer pl¨¢cido decenio de la moneda ¨²nica. El euroescepticismo labra desde hace dos a?os, sobre ese fracaso, la leyenda de la cat¨¢strofe de Europa. Si lo ¨²nico que hab¨ªa funcionado, el nivel econ¨®mico-monetario, capotaba, es que Europa era y ser¨¢ una cat¨¢strofe sin paliativos.
Pero no es as¨ª. Hubo siesta entre 2000 y 2010. Pero el impacto de la Gran Recesi¨®n sobre la eurozona, o lo que es su consecuencia, la lucha del euro por sobrevivir en las condiciones m¨¢s adversas, ha empezado a desencadenar la movida hacia una uni¨®n m¨¢s completa. Activados por la necesidad de conjurar los fantasmas de la crisis, los europeos han realizado una labor ingente desde, al menos, mayo de 2010: es as¨ª, aun cuando ni ellos mismos sepan explicarlo.
Se ha completado la moneda con una m¨¢s pertrechada uni¨®n monetaria, casi una uni¨®n econ¨®mica
Cambiaban las ca?er¨ªas del edificio, mientras segu¨ªan d¨¢ndole agua. El agua han sido los trucos de supervivencia, tard¨ªos o mediocres, para llegar a final de mes. Han permitido que la moneda ¨²nica no desapareciese cuando apenas le flanqueaba algo m¨¢s que un hier¨¢tico banco central. Han posibilitado sortear la mayor crisis desde los a?os treinta, aquella que, se olvida tanto, remat¨® una moneda internacional ya en declive, la libra esterlina, y catapult¨® al d¨®lar. Han desmentido los funerales anticipados por profetas anglosajones de izquierda y derecha, de Paul Krugman a Martin Feldstein.
Aunque moleste, en medio de la crisis tambi¨¦n se han instalado nuevas ca?er¨ªas. Se ha completado la moneda con una m¨¢s pertrechada uni¨®n monetaria, casi una uni¨®n econ¨®mica. Se han creado tres (todav¨ªa flojas) autoridades reguladoras (banca, seguros, valores); dos fondos de rescate, el segundo m¨¢s flexible y mejor dotado que el primero, y aunque a¨²n por ratificar, tambi¨¦n en evoluci¨®n para afrontar mejor las crisis bancarias; nuevas funciones para el BCE, como el ¨¦nfasis en la estabilidad monetaria y no solo de la inflaci¨®n, que abri¨® v¨ªa a las trascendentales barras de liquidez y a las, ahora segadas, compras de deuda soberana. Se ha aprobado, y seguir¨¢, sin alharacas, una nueva (muy mejorable) regulaci¨®n financiera, sobre las agencias de rating, los fondos de alto riesgo, las remuneraciones bancarias. Se ha dibujado una mal llamada uni¨®n fiscal ¡ªde hecho, disciplina presupuestaria¡ª con el nuevo Pacto de Estabilidad, el six pack, el Tratado de Estabilidad... Y ahora se aborda la fiscalidad, mediante el proyecto de tasa Tobin.
Los cambios se han acelerado estos d¨ªas gracias al impulso de la Francia de Fran?ois Hollande y la reacci¨®n alemana
A ello se suma el proyecto de uni¨®n bancaria, un plan posibilista de eurobonos y Tesoro ¨²nico... Y m¨¢s all¨¢ de instituciones y mecanismos, se perfila un giro en el sesgo restrictivo de la pol¨ªtica econ¨®mica, completando la austeridad con el crecimiento. ?Es poco? No, visto con catalejo, es enorme. Mirado con lupa diaria, lento.
Los cambios se han acelerado estos d¨ªas y se acelerar¨¢n hoy y ma?ana gracias al impulso de la Francia de Fran?ois Hollande. Pero tambi¨¦n gracias a una vertiginosa y excelente, ustedes perdonen, reacci¨®n alemana. "La uni¨®n pol¨ªtica y la uni¨®n monetaria y econ¨®mica est¨¢n indisolublemente ligadas... No podemos renunciar, y no lo haremos, a la soberan¨ªa en cuestiones de pol¨ªtica monetaria si la uni¨®n pol¨ªtica contin¨²a siendo un castillo en el aire". Lo dijo hace 21 a?os en Jouy-en-Josas, 10 d¨ªas antes de la cumbre de Maastricht, el canciller Kohl.
En este mes, noticia gorda, Alemania ha recuperado esa antorcha latente y tr¨¦mula. Leamos tres piezas. Una, el discurso de Angela Merkel al Bundestag, el 7 de junio: "Europa no solo necesita la uni¨®n monetaria, sino tambi¨¦n lo que llamamos la uni¨®n fiscal... pero sobre todo necesitamos la uni¨®n pol¨ªtica", ceder m¨¢s competencias nacionales y su control democr¨¢tico. Dos, la entrevista del ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, en el ¨²ltimo Der Spiegel, donde propugna que la Comisi¨®n sea "un verdadero Gobierno" y la "elecci¨®n directa del presidente europeo". Tres, la conferencia del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, en Manheim, del d¨ªa 14, en tono m¨¢s tecnocr¨¢tico, pero coincidente.
Con una nueva Francia y una Alemania m¨¢s kohliana, la civilizaci¨®n del euro debiera cambiar de paradigma y ambici¨®n: de ufanarse con un m¨ªnimo com¨²n denominador, a afanarse por alcanzar el m¨¢ximo com¨²n m¨²ltiplo.
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