Insensatez pol¨ªtica y crisis cibern¨¦tica
Los paralelismos entre crisis financieras y las amenazas cibern¨¦ticas son impresionantes
Cuando la crisis financiera de 2008 lleg¨® repentinamente, muchos cr¨ªticos conmocionados se preguntaban por qu¨¦ los mercados, los reguladores y los expertos financieros no la vieron venir. Hoy en d¨ªa, uno podr¨ªa preguntarse acerca de la vulnerabilidad de la econom¨ªa mundial frente a un ataque cibern¨¦tico. De hecho, los paralelismos entre las crisis financieras y las amenazas de colapsos cibern¨¦ticos son impresionantes.
Aunque la mayor amenaza cibern¨¦tica proviene de Estados canallas que tienen la capacidad de desarrollar virus inform¨¢ticos extremadamente sofisticados, los riesgos tambi¨¦n vienen de hackers anarquistas y terroristas, o incluso, de fallos inform¨¢ticos exacerbados por cat¨¢strofes naturales.
Unos pocos expertos en seguridad han manifestado gran alarma, la declaraci¨®n m¨¢s reciente fue de Jonathan Evans, jefe del Servicio de Inteligencia Brit¨¢nico (MI5). En general, sin embargo, pocos l¨ªderes est¨¢n dispuestos a poner en riesgo el crecimiento del sector tecnol¨®gico o de Internet, en alguna forma que sea significativa, debido a una amenaza que es tan amorfa. Al contrario, prefieren formar grupos y comit¨¦s de trabajo relativamente inocuos.
Es dif¨ªcil exagerar sobre cu¨¢n dependientes son las econom¨ªas modernas de los sistemas inform¨¢ticos de gran escala. Sin embargo, imag¨ªnese qu¨¦ ocurrir¨ªa si un d¨ªa una serie de sat¨¦lites de comunicaciones clave se vieran incapacitados, o si se borraran las bases de datos de los principales sistemas financieros.
Qu¨¦ ocurrir¨ªa si se incapacitaran los sat¨¦lites de comunicaciones o se borraran las bases de datos
Los expertos han identificado desde hace ya largo tiempo atr¨¢s al sistema de suministro el¨¦ctrico como la vulnerabilidad m¨¢s grave, ya que cualquier econom¨ªa moderna colapsar¨ªa sin electricidad. Es verdad que muchos esc¨¦pticos argumentan que con razonables medidas profil¨¢cticas de bajo costo, grandes colapsos inform¨¢ticos a gran escala son muy poco plausibles, y que los profetas del desastre exageran los que ser¨ªan los peores escenarios. Dicen que la capacidad de los terroristas cibern¨¦ticos y chantajistas para tomar la econom¨ªa mundial al borde del desastre, como ocurre en la pel¨ªcula de 2007 protagonizada por Bruce Willis Die hard 4 (Duro de matar 4), es algo totalmente ficticio.
Es dif¨ªcil juzgar qui¨¦n tiene raz¨®n, y hay expertos importantes en ambos lados del debate. Sin embargo, parece que s¨ª existe una cantidad inquietante de similitudes entre la econom¨ªa pol¨ªtica de la regulaci¨®n del ciberespacio y la regulaci¨®n financiera.
En primer lugar, tanto la seguridad cibern¨¦tica como la estabilidad financiera son temas extremadamente complejos, a los cuales los reguladores del Gobierno apenas pueden seguirles el ritmo. La remuneraci¨®n para los expertos es muy superior a la que se percibe mediante cualquier salario en el sector p¨²blico, y a los m¨¢s inteligentes se les ofrecen mejores salarios de manera continua. Como resultado de ello, algunas personas argumentan que la ¨²nica soluci¨®n es confiar en la autorregulaci¨®n de la industria del software. Se escucha este argumento con relaci¨®n a muchas industrias modernas, comenzando por la gran industria alimentaria (big food), hasta la de las grandes farmac¨¦uticas y la de las grandes financieras.
En segundo lugar, al igual que en el sector financiero, la industria de la tecnolog¨ªa es extraordinariamente influyente en lo pol¨ªtico a trav¨¦s de contribuciones y cabildeo. En Estados Unidos, todos los candidatos presidenciales deben hacer peregrinaciones a Silicon Valley y a otros centros de tecnolog¨ªa para recaudar dinero. La excesiva influencia del sector financiero fue, por supuesto, una de las causas fundamentales de la crisis de 2008, y contin¨²a implicada, de manera profunda, en el actual l¨ªo de la eurozona.
La protecci¨®n contra virus y el desarrollo de virus son una carrera armamentista desigual
En tercer lugar, con la ralentizaci¨®n del crecimiento en las econom¨ªas avanzadas, la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n aparenta mantener la prevalencia de la moral, al igual que lo hizo la industria de las finanzas hasta hace cinco a?os atr¨¢s. Y los burdos intentos por parte de los Gobiernos para hacer cumplir las regulaciones probablemente resulten ineficaces en cuanto a proporcionar protecci¨®n frente a cat¨¢strofes, mientras que son demasiado eficaces en el estrangulamiento del crecimiento.
En ambos casos ¡ªestabilidad financiera y seguridad cibern¨¦tica¡ª, el riesgo de contagio crea una situaci¨®n en la que se puede formar un apoyo entre incentivos privados y riesgos sociales. Es cierto que, a menudo, los avances en el sector de la tecnolog¨ªa en general producen enormes ganancias en cuanto a bienestar social, ganancias que se podr¨ªa decir superan a aquellas producidas por todos los dem¨¢s sectores en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Sin embargo, as¨ª como ocurre con las plantas de energ¨ªa nuclear, los avances pueden fracasar debido a la ausencia de una buena regulaci¨®n.
Por ¨²ltimo, los mayores riesgos provienen de la ignorancia y de la arrogancia, dos caracter¨ªsticas humanas que se encuentran en el centro vital de la mayor¨ªa de las crisis financieras. Las recientes revelaciones acerca de los supervirus de Stuxnet y Flame son particularmente desconcertantes. Estos virus, que aparentemente fueron desarrollados por Estados Unidos e Israel con la finalidad de desbaratar el programa nuclear de Ir¨¢n, encarnan un nivel de sofisticaci¨®n que supera enormemente a cualquier otro visto con anterioridad. Ambos est¨¢n extremadamente cifrados y son dif¨ªciles de detectar una vez que est¨¢n dentro de una computadora. El virus Flame tiene la capacidad para hacerse cargo de los perif¨¦ricos de una computadora, grabar conversaciones de Skype, tomar fotograf¨ªas a trav¨¦s de la c¨¢mara de una computadora y transmitir informaci¨®n a trav¨¦s de bluetooth a cualquier dispositivo cercano.
Otra lecci¨®n de la crisis financiera es que los pol¨ªticos son incapaces de tomar medidas dif¨ªciles preventivas
Si los Gobiernos m¨¢s sofisticados del mundo est¨¢n desarrollando virus inform¨¢ticos, ?qu¨¦ garant¨ªa se tiene de que algo no va a ir mal? ?C¨®mo podemos estar seguros de que estos virus no se vayan a escapar e infectar a una variedad mucho m¨¢s amplia de sistemas, o que se vayan a adoptar para otros usos, o que futuros Estados canallas o terroristas no vayan a encontrar una manera de usarlos en contra de sus propios creadores? Ninguna econom¨ªa es m¨¢s vulnerable que la de Estados Unidos, y es arrogante creer que la superioridad cibern¨¦tica de Washington (quiz¨¢ con la excepci¨®n de China) le proporciona la seguridad de que no puede ser penetrada por ataques.
Desafortunadamente, la soluci¨®n no es tan simple como desarrollar mejores programas anti-virus. La protecci¨®n contra virus y el desarrollo de virus se constituyen como una carrera armamentista desigual. Un virus puede estar formado por tan solo un par de cientos de l¨ªneas de c¨®digos inform¨¢ticos, en comparaci¨®n con los cientos de miles de l¨ªneas que se necesitan para los programas de antivirus, que se deben dise?ar con el fin de detectar amplias variedades de enemigos.
Se nos dice que no debemos preocuparnos acerca de colapsos inform¨¢ticos a gran escala, debido a que no hubo uno y a que los Gobiernos est¨¢n vigilantes. Desafortunadamente, otra lecci¨®n de la crisis financiera es que la mayor¨ªa de los pol¨ªticos son cong¨¦nitamente incapaces de tomar decisiones dif¨ªciles hasta que los riesgos realmente se materialicen. Esperemos que continuemos teniendo suerte por un tiempo m¨¢s.
Kenneth Rogoff es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en la Universidad de Harvard y fue economista jefe del FMI.
? Project Syndicate, 2012.
Traducci¨®n de Roc¨ªo L. Barrientos.
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