El BCE, ¨²nico supervisor bancario del ¨¢rea euro
Los bancos centrales son los que mejor conocen la situaci¨®n de las entidades en cada pa¨ªs
El Consejo Europeo del 29 de junio de 2012 decidi¨® avanzar hacia una uni¨®n bancaria europea para intentar romper el c¨ªrculo vicioso entre bancos y deuda soberana, y pidi¨® a la Comisi¨®n Europea que redactase propuestas, basadas en el art¨ªculo 127 (6) del tratado, creando un mecanismo ¨²nico de supervisi¨®n bancaria, que para el ¨¢rea euro ser¨ªa el Banco Central Europeo, y creando una hoja de ruta hacia una futura uni¨®n bancaria en un tiempo determinado. Una vez tomada, esta decisi¨®n permite al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) recapitalizar bancos directamente, a cambio de una condicionalidad apropiada formalizada en un Memorandum of Understanding (MOU) o Memor¨¢ndum de Entendimiento.
La comisi¨®n present¨® el 12 de septiembre de 2012 una propuesta de regulaci¨®n confiriendo al BCE plenos poderes para supervisar todos los bancos de la zona euro, otra para adaptar la regulaci¨®n anterior a la Autoridad Bancaria Europea (EBA) en la UE a 27, pero solo una comunicaci¨®n al consejo con su visi¨®n de un posterior mecanismo ¨²nico de restructuraci¨®n y resoluci¨®n bancaria y de un mecanismo ¨²nico de seguro de dep¨®sitos. Lamentablemente, la comisi¨®n no ha podido plantear propuestas para estos dos pasos fundamentales.
Es necesario que el BCE sea el ¨²nico supervisor bancario en el ¨¢rea euro por varias razones:
Primera, porque ya dispone de una red de 17 bancos centrales que, en 15 de los 17 Estados miembros del AE, ya realizan esta tarea supervisora desde el a?o 2000 como eurosistema y mucho antes como bancos centrales nacionales. Hoy, solo en Alemania y Finlandia est¨¢n supervisados por una entidad gubernamental. En Austria est¨¢n supervisados conjuntamente por el banco central y una agencia gubernamental y en B¨¦lgica ha vuelto la supervisi¨®n al banco central en 2011.
Segunda, porque los bancos centrales son los que mejor conocen la situaci¨®n de los bancos, ya que operan diariamente con ellos en sus operaciones de liquidez y mercado abierto que tienen unas elevadas sinergias con la supervisi¨®n.
Tercera, porque los bancos centrales tienen unos expertos financieros del m¨¢ximo nivel para comprender los modelos matem¨¢ticos, altamente sofisticados, utilizados para calcular sus activos ponderados por su riesgo y sus necesidades de capital derivados de Basilea II.
Cuarta, porque los bancos centrales son independientes de los Gobiernos y pueden hacer su labor sin interferencia pol¨ªtica alguna, mientras que los Gobiernos tienden a pensar a menudo en ganar sus pr¨®ximas elecciones y, por lo tanto, tienden a ser m¨¢s blandos con el crecimiento del cr¨¦dito y menos duros con sus riesgos al por menor y al por mayor.
Quinta, porque la experiencia de la crisis bancaria subprime de 2007-2009 ha mostrado que los bancos centrales han sido, en su conjunto, mejores supervisores que el resto. Los que tuvieron mayor n¨²mero de rescates o quiebras bancarias fueron aquellos Estados en los que el supervisor era el Gobierno: Alemania (IKB, Hypo Real Estate y West LB) y B¨¦lgica (Fortis y Dexia). Les siguieron aquellos en los que el supervisor era una agencia independiente: el FSA en Reino Unido (Northern Rock, RBS y Lloyds). Los que menores problemas tuvieron han sido aquellos en los que el supervisor fue el banco central: Francia, Italia y Espa?a.
Existen dos excepciones a esta regla que son los casos de Holanda (ABN-AMRO e ING) y de Irlanda (Anglo Irish y Allied Irish Bank) en los que el supervisor es su banco central. Una explicaci¨®n plausible es que ambos pa¨ªses ten¨ªan bancos muy grandes en comparaci¨®n al tama?o de sus econom¨ªas, siendo demasiado caros para ser rescatados, facilitando la menor dureza de su supervisi¨®n.
Sexta, porque, durante la vigencia de Basilea II, los requisitos de capital ponderados por el riesgo han sido aplicados por unos supervisores nacionales de forma estricta y por otros de forma laxa, haciendo que los bancos supervisados por los primeros estuvieran en condiciones de inferioridad para competir con los segundos. De ah¨ª la importancia y necesidad de que las reglas las establezca ¨²nicamente el BCE y su aplicaci¨®n sea uniforme para todos.
Alemania acaba de proponer que el BCE solo supervise los 25 bancos m¨¢s grandes de la zona euro y que el resto sea supervisado por los Estados miembros. Es decir, quiere que BaFin, la entidad del Gobierno federal, siga supervisando a todos sus bancos, salvo Deutsche y Commerz.
Sin embargo, esta petici¨®n no tiene sentido por varias razones:
Primera, la gran mayor¨ªa de los bancos que han quebrado o han tenido que ser rescatados no eran demasiado grandes para caer, desde Northen Rock hasta West LB y desde Fortis hasta Bankia.
Segunda, el BCE acaba de publicar su estad¨ªstica del n¨²mero de ¡°instituciones de cr¨¦dito¡± del ¨¢rea euro, a julio de 2012, con un total de 6.119 (muchas de ellas no son bancos, sino peque?as cajas, cooperativas, cr¨¦dito al consumo, renting, factoring, leasing, etc¨¦tera, y adem¨¢s no est¨¢n consolidadas, ya que muchas son filiales de otras en otros Estados miembros y extranjeros).
De las 6.119 entidades de cr¨¦dito, 1.885 est¨¢n localizadas en Alemania, 759 en Austria, 732 en Italia, 652 en Francia, 478 en Irlanda, 326 en Espa?a, 315 en Finlandia, 281 en Holanda, 154 en Portugal, 140 en Luxemburgo, 139 en Chipre, 107 en B¨¦lgica, 53 en Grecia, 30 en Eslovaquia, 26 en Malta, 25 en Eslovenia y 16 en Estonia.
A Alemania, con el mayor n¨²mero de bancos y otras entidades crediticias de la zona euro, no le es nada f¨¢cil cambiar su supervisor del BaFin al Deutsche Bundesbank. Adem¨¢s, tampoco le interesa que se conozca a fondo el verdadero estado de muchos de sus bancos nunca sometidos a pruebas de resistencia de la EBA. Por ejemplo, en 2010 y 2011, de los 90 bancos que se presentaron a dichas pruebas, 28 eran espa?oles (el 90% del sistema espa?ol y el 31% de la muestra total europea) y solo 13 alemanes, 5 italianos, 4 franceses y 4 brit¨¢nicos.
Hay Estados que tienen muchas entidades de cr¨¦dito en relaci¨®n con su PIB relativo en la zona euro y otras muy pocas. Aquellos que tienen una mayor proporci¨®n en relaci¨®n con su PIB relativo son Austria, Irlanda, Finlandia, Luxemburgo, Chipre, Eslovaquia y Malta. Alemania se sit¨²a en la media al tener el 30,9% del total de entidades y el 27,06% del PIB de la zona euro, junto con Holanda, Portugal, Eslovenia y Estonia. Finalmente, Italia, Francia, Espa?a, B¨¦lgica y Grecia tienen la menor proporci¨®n relativa a su PIB.
En muchos Estados miembros, los activos bancarios netos de su mayor banco son superiores a su PIB. En Holanda, 159%; en B¨¦lgica, 155%; en Espa?a, 116%; en Francia, 100%, y en Alemania, 77%.
Tercera, el eurosistema, es decir, el BCE y sus 17 bancos centrales, est¨¢n perfectamente capacitados para supervisar todas las entidades crediticias de la zona euro. Aunque tambi¨¦n hay que comprender que, en el caso de Alemania y Finlandia, el traspaso de la supervisi¨®n del Gobierno a su banco central llevar¨¢ tiempo.
Se ha barajado una alternativa en la que el eurosistema supervisar¨ªa el 90% del sistema bancario, unos 200 bancos, y el resto fuese delegado, siguiendo reglas fijadas por el BCE y con rendici¨®n de cuentas, en los supervisores nacionales, sean bancos centrales o no. Sin embargo, el tratado no permitir¨ªa que del BCE delegara su autoridad supervisora.
Finalmente, algunos afirman que el BCE no debe encargarse de la supervisi¨®n porque puede afectar a su independencia en la conducci¨®n de su pol¨ªtica monetaria, ya que ambas podr¨ªan entrar en conflicto. Sin embargo, las dos recientes crisis bancarias han demostrado que es mejor que vayan juntas, pero en unidades separadas, como ocurre en EE UU.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).
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