Esto no tiene ni pies ni cabeza
Puede darse la circunstancia de que exista una informaci¨®n contrastada y relevante que demuestre los efectos negativos de una determinada pol¨ªtica y su falta de eficacia y que, sin embargo, los Gobiernos no la tengan en cuenta? Esta circunstancia dif¨ªcilmente se producir¨ªa, pongo por caso, con un medicamento del que hubiese informaci¨®n fiable sobre sus efectos da?inos para la salud y su falta de eficacia terap¨¦utica. Las autoridades sanitarias prohibir¨ªan r¨¢pidamente su uso, a riesgo de ser acusadas penalmente de negligencia. Pero con la pol¨ªtica econ¨®mica las cosas parecen funcionar de otra forma.
Esto es lo que sucede con la medicina de la austeridad compulsiva que est¨¢n aplicando nuestros Gobiernos. Una austeridad basada en recortes arbitrarios de gastos sociales para reducir la deuda y en devaluaciones internas de salarios para ganar competitividad, justificadas porque ahora no podemos recurrir a la devaluaci¨®n externa de la moneda.
Sus efectos da?inos para la salud de la econom¨ªa y la sociedad son evidentes para todo el mundo. Pero a pesar de esa evidencia, nuestros gobernantes mantienen erre que erre esa pol¨ªtica.
?Por qu¨¦ act¨²an de esta forma? Su argumento es que, a pesar de sus costes sociales y econ¨®micos, esa medicina amarga es necesaria para lograr la eliminaci¨®n del d¨¦ficit y la reducci¨®n de la deuda. Y que este debe ser el objetivo prioritario de la pol¨ªtica.
Esta opci¨®n pol¨ªtica plantea, sin embargo, dos problemas: uno de tipo ¨¦tico y otro de eficacia econ¨®mica. En ambos casos, los argumentos de nuestros gobernantes son cuestionables. Veamos por qu¨¦.
Sin duda, el sobreendeudamiento es una carga que mientras no vuelva a niveles sostenibles har¨¢ que la econom¨ªa no funcione bien. Si se me disculpa la autocita, en el libro La torre de la arrogancia. Pol¨ªticas y mercados despu¨¦s de la crisis (Ariel), escrito en colaboraci¨®n con Xos¨¦ Carlos Arias y cuya segunda edici¨®n ha aparecido estos d¨ªas, sosten¨ªamos ya en 2010 que el sobreendeudamiento era una de las herencias m¨¢s pesadas y de dif¨ªcil gesti¨®n que dej¨® la euforia crediticia.
Pero hacer de la reducci¨®n de la deuda el objetivo prioritario de la pol¨ªtica sin ning¨²n tipo de restricci¨®n, y a cuya consecuci¨®n inmediata y no gradual hay que sacrificar cualquier otro bien p¨²blico ¡ªel crecimiento, la cohesi¨®n social y la estabilidad pol¨ªtica¡ª, responde a una ¨¦tica econ¨®mica cuestionable que nuestros Gobiernos pretenden esconder detr¨¢s de un criterio de eficacia econ¨®mica.
El sobreendeudamiento es una carga que mientras no vuelva a niveles sostenibles har¨¢ que la econom¨ªa no funcione bien.
El esquema de razonamiento parece funcionar de esta manera. Primero, establecen que el objetivo prioritario de la pol¨ªtica debe ser la reducci¨®n de la deuda, sin someter su logro a ninguna restricci¨®n. Segundo, afirman que la pol¨ªtica de recortes y devaluaci¨®n interna es eficaz para el logro de ese objetivo. Tercero, concluyen que la pol¨ªtica a seguir debe ser la austeridad y la devaluaci¨®n interna.
Esta argumentaci¨®n tiene fallos, tanto relacionados con la ¨¦tica como en la eficacia.
La prioridad sin condiciones a la reducci¨®n de la deuda descansa en una filosof¨ªa pol¨ªtica objetable desde cualquier criterio de sociedad justa. Tanto si basamos la idea de justicia en la maximizaci¨®n del bienestar del conjunto de la sociedad, como hacen los economistas, como en la idea de virtudes c¨ªvicas, m¨¢s del gusto de los polit¨®logos, a esa prioridad le fallan los fundamentos ¨¦ticos. Y la ¨¦tica es relevante para la econom¨ªa.
Nuestros gobernantes pretenden obviar esta objeci¨®n ¨¦tica refugi¨¢ndose en el argumento de eficacia. Si, vienen a decir, los recortes y la devaluaci¨®n interna son eficaces para lograr el objetivo prioritario, esa pol¨ªtica es ¨¦ticamente correcta. Pero el problema con este argumento es que no hay evidencia para sostener esta supuesta eficacia. Todo lo contrario.
Esa evidencia contraria se ha ampliado con nueva informaci¨®n. El cap¨ªtulo 3 del World Economic Outlook que acaba de publicar el FMI es demoledor para el argumento de eficacia. En ese cap¨ªtulo, titulado The good, the bad, and the ugly: 100 years of dealing with public debt overhangs, los autores examinan, con datos desde 1875, 26 casos en los que la deuda super¨® el cien por cien. El estudio analiza las pol¨ªticas que se emplearon y los resultados obtenidos. El caso del Reino Unido en el periodo de entreguerras es particularmente instructivo, dado que su pol¨ªtica de recortes radicales y su retorno al sistema patr¨®n oro tiene muchas similitudes con la actual austeridad y el funcionamiento del euro.
La conclusi¨®n m¨¢s relevante es que las pol¨ªticas de austeridad, cuando operan en un entorno de elevado endeudamiento, no logran reducir la deuda, sino que la elevan. Es decir, el tiro por la culata. Martin Wolf, jefe de Opini¨®n de Financial Times, ha se?alado que esto prueba que la interacci¨®n entre los intentos de devaluaci¨®n interna y la din¨¢mica de la deuda son potencialmente letales para los pa¨ªses que las practican (Lessons from history public debt, 9 de octubre, 2012).
No hay duda, por tanto, de que el argumento de eficacia de la austeridad no tiene fundamento econ¨®mico. La informaci¨®n y el conocimiento que tenemos est¨¢n contrastados y son relevantes. Nuestras autoridades no pueden dejar de tomarlos en consideraci¨®n.
Si falla el argumento de eficacia y tambi¨¦n el fundamento ¨¦tico, la pol¨ªtica que est¨¢n siguiendo nuestros Gobiernos no tiene ni pies ni cabeza. Las autoridades europeas y nuestros Gobiernos, tanto el estatal como los auton¨®micos, tienen que revisar esa cruzada a favor de la austeridad compulsiva. La lectura del estudio de FMI da pistas de c¨®mo hacerlo. No tenerlo en cuenta ser¨ªa arriesgarse a repetir una historia que fue dram¨¢tica para Europa y sus ciudadanos.
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