El nuevo paquete de recortes en Grecia tiene un apoyo m¨ªnimo en el Gobierno
Solo uno de los tres socios que forman el Ejecutivo defiende el plan de austeridad
¡°En este pa¨ªs todo es una farsa¡±, dice un personaje del novelista Petros M¨¢rkaris en El accionista mayoritario. Ese pa¨ªs es Grecia: el Ministerio de Finanzas griego anunci¨® la semana pasada un acuerdo ¡ªque nunca se confirm¨®¡ª para desbloquear un nuevo tramo de la ayuda europea. Atenas est¨¢ con el agua al cuello. En apenas dos semanas se acaba el dinero para los pagos corrientes a funcionarios, pensionistas y dem¨¢s. En un segundo intento casi a la desesperada, este martes fue el primer ministro, Antonis Samar¨¢s, quien subi¨® la apuesta y anunci¨® un pacto con los acreedores internacionales sobre los ajustes presupuestarios para activar la ayuda. En casa, sin embargo, Samar¨¢s est¨¢ pr¨¢cticamente solo.
Samar¨¢s solo ha convencido a su partido para aprobar un plan de 13.500 millones que incluye una controvertida reforma laboral
Uno de los tres socios de la coalici¨®n gobernante, el partido de centroizquierda Dimar, votar¨¢ en contra de esas medidas; el socialista Pasok tampoco aclar¨® si apoyar¨¢ al primer ministro. La crisis pol¨ªtica acecha y se une a la galopante crisis econ¨®mica. Una vez m¨¢s, la troika (Comisi¨®n Europea, BCE y FMI) guarda silencio.
Y el tiempo apremia. Samar¨¢s solo ha logrado convencer a su propio partido (el conservador Nueva Democracia) de la imperiosa necesidad de aprobar el en¨¦simo plan de austeridad, por importe de 13.500 millones, que incluye una controvertida reforma laboral.
El FMI insiste en que el nivel de deuda de Grecia, a pesar de los rescates, es cada vez m¨¢s elevado
La coalici¨®n de Gobierno no acaba de ponerse de acuerdo sobre los ajustes ante la fatiga de una ciudadan¨ªa, que desde 2010 ha visto recortes y m¨¢s recortes sin que se atisbe la recuperaci¨®n. Atenas quiere que el Parlamento d¨¦ luz verde a esas medidas a lo largo de la semana pr¨®xima para que las ayudas europeas, de 31.500 millones, lleguen a tiempo.
Los socios de la zona euro tienen previsto reunirse este mi¨¦rcoles por videoconferencia, pero hay varias inc¨®gnitas en el alero: la negativa de Dimar y posiblemente del Pasok (cuyo l¨ªder, Evangelos Venizelos, calific¨® el anuncio de Samar¨¢s de ¡°prematuro¡± y ¡°desafortunado¡±) anticipa una crisis de Gobierno. Ni siquiera est¨¢ claro que el paquete de ajustes satisfaga a la troika. E incluso hay diferencias entre el FMI, por un lado, y la Comisi¨®n y el BCE, por otro, sobre la posibilidad de que Atenas reestructure su deuda p¨²blica ante la constataci¨®n de que no hay otra forma de salir del hoyo.
La instituci¨®n que dirige la francesa Christine Lagarde insiste en que el nivel de deuda de Grecia, a pesar de los rescates, es cada vez m¨¢s elevado: sin una reestructuraci¨®n ¡ªa la que se opone el BCE¡ª, la econom¨ªa griega est¨¢ abocada al fracaso. Atenas paga ya el 7% de su PIB anual en intereses de la deuda: si esa cifra se redujera, permitir¨ªa atemperar el recorte de gasto y sacar a la econom¨ªa de la recesi¨®n. Eso reducir¨ªa la fuga de capitales y con ella la restricci¨®n de cr¨¦dito. Pero tampoco en ese aspecto hay consenso.
Tras una visita reciente a la capital griega de la canciller Angela Merkel parec¨ªa que Grecia tendr¨ªa con toda seguridad dos a?os m¨¢s para cumplir el d¨¦ficit a cambio de las medidas de austeridad. Pero el pacto no acaba de cerrarse.
La precipitaci¨®n del primer ministro Samar¨¢s refleja tanto la presi¨®n externa como el precario equilibrio interno que le llev¨® a anunciar ayer un pacto que, una vez m¨¢s, no est¨¢ confirmado y que remite a aquella ¡°farsa¡± del novelista M¨¢rkaris. ¡°El problema no es esta medida u otra, sino lo que podr¨ªa ocurrir en caso de que no haya acuerdo: el caos¡±, avis¨® el primer ministro.
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