Ib¨¦rico, una batalla en r¨ªo revuelto
Agricultura ultima una normativa que clarifique el sector del cerdo Regular¨¢ desde la producci¨®n al consumo Los consumidores muchas veces no tiene claro qu¨¦ jam¨®n compran
Todos contra todos y una legislaci¨®n enrevesada. Eso es la industria del ib¨¦rico. Ganaderos de las zonas tradicionalmente ligadas a la dehesa enfrentados a ganaderos de cr¨ªa en granja en cualquier parte. Grandes industrias frente elaboradores artesanales. Comunidades aut¨®nomas con base en la dehesa frente a regiones que nunca vieron un cerdo en el campo. Y todo el sector en pie de guerra ante la decisi¨®n del Ministerio de Agricultura de aprobar una nueva normativa que aclare la situaci¨®n en el sector. Quiere revisar desde los procesos de producci¨®n a la comercializaci¨®n, con un objetivo b¨¢sico: evitar el fraude y la confusi¨®n para los consumidores, que muchas veces no saben lo que compran. Hasta hoy, y tras meses de conversaciones, el acuerdo sigue atascado.
La filosof¨ªa base es limitar las categor¨ªas a tres: ib¨¦rico de bellota, extensivo y cebo de granja
Con Arias Ca?ete en Agricultura, hubo una primera regulaci¨®n en 2001 para los productos porcinos. Se definieron tres tipos de categor¨ªas: bellota para el animal que finaliza su engorde en la dehesa; recebo, cuando el engorde final se hace con pienso y bellota; y de cebo cuando el animal solo se cr¨ªa en granja cerrada. Cada una de esas categor¨ªas se pod¨ªa aplicar para un cerdo ib¨¦rico puro o ib¨¦rico a secas (cruzado). En 2007, Rosa Aguilar, por si hab¨ªa pocas, estableci¨® otra categor¨ªa, el cebo de campo, criado con pienso en una superficie de 15 animales por hect¨¢rea.
Desde ese momento, el consumidor puede encontrar jam¨®n ib¨¦rico de bellota, de recebo, de cebo y de cebo de campo, tanto ib¨¦rico puro como ib¨¦rico. Estas disposiciones dieron lugar un aut¨¦ntico boom que supuso pasar de un censo de un mill¨®n de animales ligados a la dehesa, a m¨¢s de cuatro millones de cerdos en los a?os 2004 y 2005. Del total, 2,1 millones eran de cebo en granja; 475.000 de bellota; 33.000 de campo y 16.000 de recebo. A la sombra de la rentabilidad de lo ib¨¦rico, al sector llegaron inversores e industriales del cerdo blanco para producir ib¨¦rico de cebo en todo el pa¨ªs.
?El resultado? Una oferta de ocho millones de piezas (que no pudo absorber el mercado) y el hundimiento de los precios. Adem¨¢s de los problemas econ¨®micos, el sector soporta un enorme fracaso de los mecanismos de control, tanto en la producci¨®n como en la comercializaci¨®n. No han funcionado las entidades certificadoras, pagadas por el sector, para controlar los procesos de crianza, alimentaci¨®n, peso, periodos de maduraci¨®n o el etiquetado y, en algunos casos. Tampoco lo han hecho los consejos reguladores.
La etiqueta de ib¨¦rico se ha convertido en un reclamo casi de marketing: hay ofertas de la gran distribuci¨®n con etiquetados enga?osos, logotipos con? una bellota o un paisajes de dehesa que enr ealidad son de jam¨®n de cebo, calificaciones ilegales como "cebo de pata negra"... Confusi¨®n total para el consumidor, sin que las comunidades aut¨®nomas, competentes en materia de consumo, hayan actuado para atajar el fraude.
Frente a esta situaci¨®n, el Ministerio de Agricultura asegura que trabaja en la elaboraci¨®n de una nueva normativa para proteger la pureza de la raza ib¨¦rica, vigilar el manejo y la alimentaci¨®n del ganado, lograr una clarificaci¨®n en el etiquetado y evitar la actual confusi¨®n a los consumidores. Este departamento quiere que esos objetivos se logren seg¨²n una norma que simplifique las actuales denominaciones, apostando por mayores controles y asumiendo tambi¨¦n la realidad del sector, dominio del ib¨¦rico de cebo, sin dejar a nadie fuera. Para lograr ese objetivo la filosof¨ªa base es limitar las categor¨ªas a tres: ib¨¦rico de bellota, extensivo y cebo de granja.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.