Error hispano-espa?ol
Los plantes en solitario en la UE, sin aliados ni f¨®rmulas compensadoras, van derechos al fracaso
Los espa?oles est¨¢n infrarrepresentados en la Uni¨®n Europea ?c¨®mo se les re-representar¨¢?...
Para arreglar el trabalenguas, hay que saber si el agravio espa?ol est¨¢ bien fundado: lo est¨¢, solo nos queda Joaqu¨ªn Almunia en una gran trinchera. Hay que ver si el rev¨¦s tiene enmienda: la tiene, pues peor lo tuvimos cuando est¨¢bamos fuera. Y hay que identificar los motivos del fiasco y dise?ar un plan para diluirlos.
Las causas de la menguante presencia espa?ola parecen claras. La principal es que, como pa¨ªs rescatado, sus credenciales para figurar entre los estrategas y los influyentes son leves. Pero ese handicap de cuasi apestado puede combatirse, lo hacen otros pa¨ªses tambi¨¦n vulnerados o vulnerables: hay un portugu¨¦s (V¨ªtor Const¨¢ncio) en la vicepresidencia del BCE y un italiano (Mario Draghi) en su presidencia.
Tambi¨¦n destaca, en el pasivo, la escasa pasi¨®n del actual presidente del Gobierno, y de su predecesor, por los asuntos europeos. Les presta atenci¨®n, incluso inter¨¦s y aplicaci¨®n, sobre todo si Espa?a est¨¢ directamente afectada, si se otea dividendo a cobrar o temporal a evitar. Pero no pasi¨®n. Al menos, de momento. Y sin pasi¨®n poca complicidad se levanta. Hoy los verdaderos ministros de Exteriores ¡ªy casi-casi los de Econom¨ªa y Hacienda¡ª son sus jefes, los primeros ministros. Y estos deben desempe?arse, si quieren existir, antes como miembros del Consejo Europeo que como virreyes de sus comarcas-naci¨®n.
El tercer elemento clave de la debilidad espa?ola reside en que la pol¨ªtica europea (tambi¨¦n la pol¨ªtica exterior) no es otra cosa que la vertiente hacia afuera de la pol¨ªtica interna. Dif¨ªcilmente un pa¨ªs con escasa propensi¨®n al consenso dom¨¦stico exhibir¨¢ el doctorado en tolerancia necesario para actuar como eficaz fontanero de retos y acuerdos en la UE, al estilo de lo que tantas veces han realizado los peque?os pa¨ªses-r¨®tula (Benelux), pero no solo ellos. Tampoco es imaginable que de un pa¨ªs atravesado por excesivas tensiones territoriales, alguien espere varitas m¨¢gicas para encauzar las numerosas fricciones de ese tipo que atraviesan la Uni¨®n.
Y la cuarta causa es que el paisaje ha cambiado y nosotros, casi sin enterarnos. Desde que los pecos, o pa¨ªses de la Europa central y oriental, se acercaron a la Uni¨®n y luego la engordaron hasta 27 socios, Espa?a apenas ha trazado una fuerte estrategia de alianzas econ¨®micas y empresariales con ellos. Salvo epis¨®dicamente, cuando el malhadado episodio de la guerra de Irak y por influencia delegada. Al cabo, los espa?oles, quiz¨¢ por vez primera con esta intensidad, apenas tenemos amigos.
Hace a?os, funcionarios, diplom¨¢ticos y ministros espa?oles manejaban un librito eficaz, Manual del negociador en la Comunidad Europea, de Enrique Gonz¨¢lez (OID, Madrid, 1992) que ense?aba c¨®mo entender a los socios y los vericuetos del poder, y a explicarse de forma inteligible, pues como ense?¨® Rafael de Campalans, ¡°pol¨ªtica vol dir \[significa\] pedagogia¡±.
Hay que rescatarlo del desv¨¢n. Y actualizarlo. Entre tanto, aqu¨ª van siete orientaciones elementales para triunfar en Bruselas. 1. Haz favores y no mires a qui¨¦n; 2. Presenta nombres inatacables si quieres ocupar una vacante; y buenas ideas en las encrucijadas; 3. Preoc¨²pate de todos tanto como de t¨ª, porque si no ser¨¢s siempre sospechoso de ego¨ªsmo hispano-espa?ol; 4. No vocees las cr¨ªticas al socio ni tus propios logros, y apoya a quienes atraviesen un momento d¨¦bil; 5. No te plantes m¨¢s de una vez al a?o; 6. Nunca te plantes en solitario salvo en situaciones extremas y con ciertas garant¨ªas de lograr una compensaci¨®n; y 7. Negocia tu second best con anticipaci¨®n, para evitar el aislamiento.
No son una nuevas obras de misericordia, sino normas de conducta que aplican los socios m¨¢s respetados.
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