La crisis golpea de nuevo a los j¨®venes
Se acaban de publicar los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2012, tenemos 5,97 millones de desempleados. Hemos rozado los seis millones y la situaci¨®n es grav¨ªsima. Desde el punto de vista econ¨®mico tiene m¨¢s sentido analizar la evoluci¨®n del empleo, pues el des¨¢nimo y la emigraci¨®n hace caer la poblaci¨®n activa, y la destrucci¨®n de empleo es m¨¢s intensa que la subida del paro. As¨ª, en este trimestre se han destruido 363 mil empleos y los desempleados han aumentado en 187 mil.
Durante esta crisis, que ya dura 21 trimestres, se han destruido 3,55 millones de puestos de trabajo (un 17,3% del empleo) y la tasa de desempleo se ha multiplicado por m¨¢s de 3, situ¨¢ndose en el 26%. Por tanto, estamos ante la peor crisis del empleo que hemos vivido, peor que la de 1976 que dur¨® 35 trimestres y destruy¨® el 14,3% del empleo y que la de 1991 que dur¨® 10 trimestres y destruy¨® el 8% del empleo.
De nuevo, la destrucci¨®n de empleo afecta principalmente a los j¨®venes. Tanto en esta crisis como en la del 1991, casi el 75% de la destrucci¨®n de empleo ha afectado a trabajadores menores de 30 a?os, cuya tasa de desempleo ha llegado a alcanzar el 40%. La tasa de desempleo en los menores de 25 a?os que acaba de publicar el INE es aun m¨¢s alarmante, con un 55%. La existencia de un mercado de trabajo dual, donde la flexibilidad que necesitan las empresas para competir recae en los contratos temporales, ocupados en su mayor¨ªa por los j¨®venes, es la principal causa de este drama. Aunque a d¨ªa de hoy la tasa de temporalidad es del 23%, un porcentaje hist¨®ricamente bajo, si no cambiamos el marco contractual aumentar¨¢ tan pronto como aumente el empleo. Esta situaci¨®n, no solo es injusta con nuestros j¨®venes, sino que adem¨¢s desincentiva la acumulaci¨®n de capital humano y hace m¨¢s atractivas las actividades productivas de bajo valor a?adido. Sinceramente, a estas alturas no entiendo por qu¨¦ no nos dejamos de experimentos y apostamos decididamente por el contrato ¨²nico.
El 75% de la destrucci¨®n de empleo sufrida durante la crisis afecta a menores de 30 a?os
?Que otras diferencias encontramos entre esta crisis y la anterior? En la crisis de 1991, el 41% de la destrucci¨®n de empleo se produjo en la industria mientras que en esta crisis, hasta hoy, el 46% de la misma se ha registrado en el sector de la construcci¨®n. Esto ha generado que seg¨²n los datos reci¨¦n publicados tengamos 1,16 millones de trabajadores desempleados menores de 30 a?os que no han terminado la formaci¨®n obligatoria, debido a que abandonaron los estudios prematuramente ante las oportunidades laborales que ofrec¨ªa la construcci¨®n.
En segundo lugar, esta es la primera crisis en la cual, a la destrucci¨®n de empleo en el sector privado, se une con mucha intensidad la del sector p¨²blico. En la crisis de 1991 tan solo se destruy¨® el 3,7% del empleo p¨²blico. Mientras que en lo que llevamos de crisis se ha destruido el 9,4% del empleo p¨²blico y, dado que el ajuste fiscal de los pr¨®ximos a?os ser¨¢ en gasto corriente (sanidad, educaci¨®n, empresas p¨²blicas, las administraciones, etc.), podemos aventurar que la mayor parte del empleo que se destruya en los pr¨®ximos trimestres ser¨¢ en el sector p¨²blico.
No saldremos de esta hasta que el pa¨ªs sea atractivo para la inversi¨®n extranjera
?Cu¨¢ndo y c¨®mo vamos a salir de esta situaci¨®n? Creo que, al menos en el sector privado, estamos m¨¢s cerca de tocar suelo, no as¨ª en el sector p¨²blico que a¨²n queda recorrido. Pero realmente no saldremos de esta crisis hasta que Espa?a se convierta en un pa¨ªs atractivo para la entrada de capitales que inviertan en actividades productivas y que permitan emplear a una gran parte de los seis millones de parados, la mayor¨ªa j¨®venes. Para ello, es crucial un plan coherente de consolidaci¨®n fiscal que despeje todas las incertidumbres impositivas, as¨ª como un plan de reformas estructurales enfocado al crecimiento. Por desgracia, ambos planes faltan en nuestro pa¨ªs desde el inicio de la crisis. Adem¨¢s, es urgente mejorar y redefinir las pol¨ªticas activas, priorizando el gasto publico en medidas para reciclar y formar profesionalmente a todos estos j¨®venes sin formaci¨®n provenientes de la construcci¨®n. Y por ¨²ltimo, nada de ello ser¨¢ eficaz sin un marco institucional del mercado de trabajo mejorado. Dada nuestra incapacidad para avanzar en este frente, s¨®lo cabe esperar que sea una iniciativa europea, adoptando un contrato de trabajo europeo similar al contrato ¨²nico e incentivado con fondos europeos que permita emplear a nuestros j¨®venes, la que nos ponga en el camino.
* Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz es subdirector de Fedea y profesor de la Universidad Complutense.
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