EE UU vive una nueva fiebre del ferrocarril
El ¡®boom¡¯ energ¨¦tico y la sequ¨ªa dan vida al tren de mercanc¨ªas
El inter¨¦s econ¨®mico del pa¨ªs requiere del continuo y eficiente funcionamiento del ferrocarril. La frase la dijo Franklin D. Roosevelt en un discurso de campa?a en 1932, cuando EE UU lidiaba con la Gran Depresi¨®n y los camiones se hac¨ªan con el negocio del tr¨¢fico de mercanc¨ªas. Pero bien podr¨ªa aplicarse ahora, cuando la mayor potencia econ¨®mica del mundo trata de salir del agujero de su recesi¨®n m¨¢s reciente.
En ¨¦poca de Roosevelt, el ferrocarril ten¨ªa un serio problema de planificaci¨®n frente a la creciente competencia del asfalto. Ahora tiene la gran oportunidad para volver a crecer, como ocurre en Brasil, China o M¨¦xico. Hay dos factores que est¨¢n detr¨¢s del renacer de esas potentes locomotoras de gas¨®leo capaces de tirar de m¨¢s de un centenar de vagones de mercanc¨ªas. El primero, el boom energ¨¦tico que se vive en EE UU para explotar sus recursos propios y reducir as¨ª su dependencia exterior. El segundo, la dureza de la ¨²ltima sequ¨ªa, que el pasado verano dej¨® literalmente secas las grandes autopistas fluviales, como la del imponente r¨ªo Misisipi. Cientos de barcazas que transportaban cereal y otras materias primas quedaron estancadas en las orillas por la falta de agua suficiente para circular desde el centro del pa¨ªs hacia el golfo de M¨¦xico. El monumental atasco de mercanc¨ªas se dej¨® sentir en el crecimiento econ¨®mico del segundo y tercer trimestre.
Ese auge a¨²n incipiente del ferrocarril lo ven los estadounidenses todos los d¨ªas en la televisi¨®n en un anuncio protagonizado por KITT, el Pontiac Trans Am negro de la popular serie Knight rider (El coche fant¨¢stico), que habla con una imponente locomotora de General Electric. Es el reflejo en la vida real de lo que se mueve un sector que vertebra el continente desde el Atl¨¢ntico hasta el Pac¨ªfico y desde Canad¨¢ hasta el golfo de M¨¦xico.
Objetivo: llevar grano y petr¨®leo a los puertos del golfo de M¨¦xico
Cargill, uno de los grandes productores de ma¨ªz y de soja de la industria agroalimentaria estadounidense, no quiere mirar m¨¢s al cielo esperando las lluvias y est¨¢ invirtiendo en nuevas infraestructuras que permitan a los trenes kilom¨¦tricos operados por la ferroviaria CSX mover el grano desde las granjas hacia los centros de procesamiento en el centro del pa¨ªs y despu¨¦s a los puertos de Luisiana para su exportaci¨®n al resto del mundo.
Pero lo que realmente est¨¢ detr¨¢s de este resurgir del ferrocarril en EE UU es la producci¨®n de energ¨ªa. El tren va a ayudar a liberar los cuellos de botella que sufren los oleoductos. Un dato para darle dimensi¨®n: el pedido de tanques para el transporte de petr¨®leo con fecha de entrega para finales de 2014 equivale a distribuir dos millones de barriles de crudo al d¨ªa. Es dos veces la capacidad del controvertido oleoducto Keystone XL, proyectado para conectar los yacimientos de la provincia canadiense de Alberta con puertos del golfo de M¨¦xico.
La Asociaci¨®n Estadounidense del Ferrocarril calcula que en 2012 se movieron m¨¢s de 200.000 tanques de petr¨®leo, comparados con los 66.000 del a?o anterior. El lobby ferroviario afirma que es un medio cada vez m¨¢s eficiente. Cada uno de estos tanques tiene capacidad para 762 barriles de crudo. Burlington Northem Santa Fe (BNSF), la compa?¨ªa controlada por Warren Buffett, espera aumentar en un 40% el transporte de crudo este a?o. BNSF contempla gastar unos 200 millones este a?o para mejorar el acceso a las refiner¨ªas desde Dakota del Norte. Berkshire Hathaway, el brazo financiero de Buffett, compr¨® la compa?¨ªa hace tres a?os por 26.500 millones. No es el ¨²nico inversor que apuesta por el futuro del ferrocarril. Carl Icahn tambi¨¦n ve una buena oportunidad, aunque en su caso lo que le interesa son los fabricantes de vagones de carga.
American Railcar, controlada en un 56% por Icahn, acaba de lanzar una nueva oferta de por Greenbrier, otra de las grandes del sector. Con esa operaci¨®n superar¨¢ a Trinity Industries, actual l¨ªder. Buffett tambi¨¦n controla una parte del capital de Union Tank Car. Fue de los pocos que vieron este fil¨®n, que se hab¨ªa dado pr¨¢cticamente por extinguido cuando la crisis econ¨®mica comenz¨® a ense?ar sus garras hace cinco a?os.
Inversores como Warren Buffett o Carl Ichan apuestan por el negocio
Como se?alan desde la firma Rail Theory Forecasts, es la dificultad que tienen las petroleras para abrir nuevos oleoductos lo que permite crecer al ferrocarril. El 40% de los pedidos de nuevos tanques, por ejemplo, son de compa?¨ªas canadienses, ansiosas por vender su petr¨®leo a refiner¨ªas ubicadas en el golfo de M¨¦xico y en la costa Este estadounidense. En Filadelfia, por ejemplo, se est¨¢ construyendo una nueva terminal.
Por eso tampoco es casualidad que el fondo Carlyle comprara el pasado julio una refiner¨ªa de Sunoco en Filadelfia. Lo que est¨¢ por ver es qu¨¦ suceder¨¢ si entra en operaci¨®n el oleoducto Keystone XL, que vet¨® en su primer mandado el presidente Barack Obama por su impacto medioambiental. En el segundo, sin la presi¨®n ya de las urnas, podr¨ªa darle v¨ªa libre bajo condiciones.
Mientras llega el aprobado de Washington, Valero Energy est¨¢ considerando utilizar m¨¢s el ferrocarril para transportar el crudo desde Canad¨¢ hasta sus refiner¨ªas en Tejas. El oleoducto, explican, es la opci¨®n m¨¢s barata y eficiente. Pero al mismo tiempo tienen m¨¢s dif¨ªcil llegar a las grandes ¨¢reas metropolitanas. Por eso los analistas opinan que no queda otra opci¨®n que convivan en la cadena de suministro; que no hay que verlo como una soluci¨®n temporal.
V¨ªa a la autosuficiencia energ¨¦tica
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