¡°Espa?a tendr¨¢ 10 a?os m¨¢s de crisis y una devaluaci¨®n interna del 30%¡±
El presidente del prestigioso instituto econ¨®mico alem¨¢n aconseja a Rajoy que siga el modelo alem¨¢n
No debe ser f¨¢cil ser Angela Merkel. La canciller alemana lleva a?os dictando la pol¨ªtica econ¨®mica europea y se enfrenta, por el flanco izquierdo, a un nutrido grupo de brillantes economistas ¡ªlos Stiglitz, Krugman, Blanchard y tantos otros¡ª que consideran que las ideas neoliberales est¨¢n incrustadas en las infraestructuras b¨¢sicas de Berl¨ªn y de Europa, y que advierten que la austeridad no va a generar ni el crecimiento ni la confianza que nos promet¨ªan Berl¨ªn y Bruselas. Justo al otro lado, hay un segundo grupo que acusa a Merkel de blandengue. Sostienen que Berl¨ªn deber¨ªa oponerse frontalmente a las pol¨ªticas europeas, desde los rescates a las medidas extraordinarias del BCE, porque son una especie de placebo: la terapia equivocada que no va a conseguir m¨¢s que retrasar el imprescindible y doloros¨ªsimo ajuste que est¨¢ por venir. Hans-Werner Sinn, presidente del influyente think tank alem¨¢n IFO, es quiz¨¢ el m¨¢ximo exponente de esa facci¨®n que reclama a Merkel que se oponga a casi todo, que sostiene que la oleada de austeridad no ha hecho m¨¢s que empezar.
Controvertido, dogm¨¢tico, con fama de riguroso y con ese aire peculiar que le dan la barba de Capit¨¢n Ahab y un poso ideol¨®gico que le convierte en una especie de Moby Dick de la econom¨ªa, Sinn es lo m¨¢s parecido a una estrella del pop entre los economistas alemanes. Sus libros ¡ªcon t¨ªtulos esperanzadores: ?Puede salvarse Alemania?¡ª se venden como rosquillas. Sus charlas llenan auditorios. Sus opiniones tienen una formidable tracci¨®n, hasta en la canciller¨ªa, a quien se enfrenta cuando considera que cede demasiado ante Europa. Agitador y propagandista de s¨ª mismo, en el arranque de la crisis deton¨® todas las alarmas con un vaticinio apocal¨ªptico: ¡°Dentro de unos a?os, nuestros hijos se ver¨¢n obligados a ir al Sur de Europa a recuperar nuestro dinero¡±. Ahora, proclama que el Sur tiene que acometer una sensacional devaluaci¨®n interna, y que ya no hay excusas: eso o el final del euro. Llegado desde M¨²nich, Sinn recibe a este diario en la sede del Centro de Estudios Pol¨ªticos Europeos (CEPS) en Bruselas. Pega duro. Pero curiosamente algunas de sus recetas coinciden con las de sus antagonistas m¨¢s zurdos y neokeynesianos. Cosas de esa lasa?a de complejidades en la que se ha convertido la econom¨ªa europea.
Pregunta. Considera que el Sur apenas ha iniciado la senda de ajustes. ?De qu¨¦ han servido entonces tres a?os de austeridad?
¡°Menos austeridad ahora supondr¨¢ m¨¢s dolor en el futuro¡±
Respuesta. El efecto tango que provoc¨® el euro durante a?os requiere ahora de un fuerte reequilibrio. No hay soluciones f¨¢ciles: va a ser doloroso. Hay tres alternativas. Una: devaluaci¨®n interna en el Sur. Dos: devaluaci¨®n interna en el Sur a trav¨¦s de una expansi¨®n en el Norte. Y tres: salida del euro de algunos pa¨ªses. Lo m¨¢s probable es una combinaci¨®n de esas opciones. Espa?a, Portugal y Grecia necesitan una devaluaci¨®n interna del 30%; Francia, del 20%; Italia, un recorte de precios del 10%. A la vez Alemania debe encarecerse un 20%. Es cierto que desde el arranque de la crisis hubo ajustes en la periferia, pero escasos en general.
¡°Grecia est¨¢ desesperada, no podr¨¢ prosperar con el euro¡±
P. ?Qu¨¦ le espera a Espa?a?
¡°Rajoy debe volver a bajar los salarios aunque no gane las elecciones¡±
R. La ventaja de Espa?a es su potencial para recuperar competitividad. Ha mostrado flexibilidad, y eso hace posible mejorar v¨ªa exportaciones. La desventaja es su deuda externa, de m¨¢s de un bill¨®n de euros. Pero lo m¨¢s importante es la competitividad, y ah¨ª soy medianamente optimista. A la vez, no tengo dudas de que les espera una d¨¦cada, incluso m¨¢s, de austeridad hasta llegar a esa devaluaci¨®n interna del 30%.
¡°La ¨²nica posibilidad es trasladar el modelo alem¨¢n a toda la UE¡±
P. ?Final del t¨²nel para... 2023?
R. S¨ª, algo as¨ª, porque las primeras medidas acaban de aprobarse. Cuando Alemania entr¨® en crisis, all¨¢ por 1995, no empez¨® a levantar cabeza hasta 2002, siete a?os despu¨¦s. Espa?a necesita un lapso de tiempo equivalente hasta que la sociedad y los pol¨ªticos entiendan la gravedad de la crisis, hasta generar el entorno que permita hacer reformas. Eso est¨¢ llegando. A partir de ah¨ª hay que esperar otra d¨¦cada m¨¢s para que los esfuerzos den resultado.
P. ?Alemania no deber¨ªa cambiar de pol¨ªtica para hacer m¨¢s suave esa traves¨ªa del desierto?
R. Alemania puede expandirse; otros pa¨ªses con super¨¢vit pueden hacer lo mismo. Lo preferible es que el ahorro alem¨¢n no se vaya a otros pa¨ªses, sino que cree una burbuja en casa. Las fuerzas del mercado van a favorecer ese movimiento, aunque con Alemania no es sencillo. Ya hay un incipiente boom de la construcci¨®n, y los precios y salarios van hacia arriba junto a la econom¨ªa. La competitividad de la exportaci¨®n va a bajar gradualmente.
P. ?As¨ª de f¨¢cil?
R. Quiz¨¢ no. Alemania no va a expandirse tan r¨¢pido como lo hizo el Sur cuando nosotros lo necesit¨¢bamos: los alemanes tenemos una relaci¨®n paranoica con la inflaci¨®n. Pero hay cosas que pueden ayudar: una devaluaci¨®n fiscal en la periferia (reducir las cotizaciones sociales y subir el IVA) facilitar¨ªa las cosas. Adem¨¢s, debe haber quitas significativas en el Sur: algunos pa¨ªses no pueden satisfacer sus deudas, y eso es mejor que los rescates.
P. ?Y mutualizar deuda?
R. Es la receta adecuada para resucitar conflictos. Lo demuestra la historia de EE UU.
P. El FMI, que no es precisamente heterodoxo, defiende la mutualizaci¨®n. Y mantiene que el exceso de austeridad europeo es contraproducente.
R. En la zona euro la austeridad es inevitable. Es un proceso extremadamente dif¨ªcil, pero no hay alternativa. Algunos querr¨ªan menos ajustes. Lo entiendo. Pero menos austeridad supondr¨ªa menos sufrimiento ahora a cambio de m¨¢s dolor en el futuro y de aumentar el riesgo de ruptura del euro. No hay que hacerse ilusiones con el dolor que viene. Ser¨¢ duro. Las devaluaciones internas pueden ser crueles. Pero si alg¨²n pa¨ªs cree que va a ser demasiado, se puede salir del euro.
P. Es el caso de Grecia, seg¨²n su tesis. ?Y Espa?a?
R. No creo que Espa?a tenga que salir. Grecia s¨ª: est¨¢ en una situaci¨®n tan desesperada, no podr¨¢ prosperar en el euro. Las actuales exigencias europeas sacrifican a una generaci¨®n a un desempleo masivo. Portugal est¨¢ en una situaci¨®n similar.
P. ?Qu¨¦ papel juega el BCE?
R. El BCE ha empleado una l¨®gica convincente a fin de no permitir el colapso. Pero imprimir dinero infravalorando los riesgos no es una soluci¨®n a largo plazo. Se ha aliviado el dolor, pero con ello solo se posponen los ajustes necesarios. El BCE, la Comisi¨®n y el FMI diagnosticaron mal la crisis, como si fuera un problema puramente fiscal y financiero, sin caer en la p¨¦rdida de competitividad del Sur. Por eso hemos acudido a apa?os en lugar de buscar soluciones reales. Existen serios riesgos de desestabilizaci¨®n de seguir con esa pol¨ªtica de rescates.
P. En Espa?a existe la sensaci¨®n de que el Gobierno alem¨¢n agrava la crisis con declaraciones y decisiones malintencionadas...
R. Depende... La crisis se gener¨® por el excesivo flujo de capitales de Alemania hacia el Sur; eso sobrecalent¨® las econom¨ªas de la periferia y las hizo dependientes del cr¨¦dito externo. Los mercados han entendido ese error; lo est¨¢n corrigiendo. Pero no te puedes lavar la cara sin mojarte.
P. ?Un consejo para Rajoy?
R. Rajoy debe aprobar otra reforma laboral que flexibilice los salarios a la baja. Eso hizo Schr?der en 2003. Elimin¨® el salario m¨ªnimo y lamin¨® el Estado del Bienestar privando a millones de personas de sus ayudas sociales: eso caus¨® disturbios y protestas. Le cost¨® el cargo. Sin embargo, se trataba de la pol¨ªtica adecuada. Puede que con eso Rajoy no consiga gobernar mucho tiempo, pero eso es lo que Espa?a necesita.
P. Aconseja germanizar Espa?a: trasladar el modelo alem¨¢n a toda Europa.
R. Esa es la ¨²nica posibilidad.
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