El pez grande se sali¨® de la pecera
Manuel Fern¨¢ndez de Sousa hered¨® Pescanova de su padre hace m¨¢s de 30 a?os El empresario ha dirigido el grupo con un estilo personalista y autoritario
Los que le han visto en los ¨²ltimos d¨ªas describen a un hombre al l¨ªmite, con los nervios destrozados, pero que se resiste a dejar el tim¨®n. No ser¨¢ f¨¢cil descabalgar a Manuel Fern¨¢ndez de Sousa-Faro (M¨¦rida, 1951) del puesto de mando de Pescanova. Durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, ha estado acostumbrado a la obediencia ciega de un equipo de directivos a los que hasta le temblaba la voz en su presencia. Su poder iba mucho m¨¢s all¨¢ de la empresa. Ante ¨¦l se derret¨ªan jefes de Estado de ?frica y Am¨¦rica, y pol¨ªticos gallegos de todos los colores. Una llamada suya movilizaba a gobernantes y banqueros, que complac¨ªan sus peticiones y acallaban cualquier cr¨ªtica. Don Manuel era el rey de Pescanova, compa?¨ªa s¨ªmbolo de Galicia, una de las primeras multinacionales espa?olas que hered¨® como un patrimonio personal de su padre, Pepe Fern¨¢ndez, un emprendedor de leyenda. Todo eso se ha venido abajo en pocas semanas, pero Fern¨¢ndez de Sousa siente la empresa como parte de su sangre. Y ah¨ª est¨¢ aferrado a su trono, contra los accionistas, contra la autoridad burs¨¢til y contra una opini¨®n p¨²blica que asiste al relato diario de las tropel¨ªas enmascaradas durante tanto tiempo.
Fern¨¢ndez de Sousa goz¨® de gran respeto, entre otras cosas, por el prestigio de su padre y la odisea empresarial que protagoniz¨®. Pepe Fern¨¢ndez fue un lucense que hizo fortuna en la posguerra espa?ola transportando carne en camiones frigor¨ªficos. Un d¨ªa, viendo a los pesqueros atracar en el puerto de Vigo, tuvo una idea: ?por qu¨¦ no trasladar los frigor¨ªficos a un barco? Se asoci¨® entonces a Valent¨ªn Paz Andrade, un abogado de empresas vigu¨¦s, con gran renombre intelectual ¡ªera tambi¨¦n escritor¡ª y que hab¨ªa pertenecido antes de la Guerra Civil a los c¨ªrculos del galleguismo republicano. Juntos fundaron Pescanova e inventaron un nuevo artefacto, el buque congelador, con el que se lanzaron a la conquista de los caladeros del suroeste africano.
Pepe Fern¨¢ndez se hab¨ªa casado con una portuguesa ¡ªde apellidos Sousa-Faro¡ª y extendido sus negocios a Extremadura, donde naci¨® Manuel. Su imperio se fue ampliando a otros sectores como el qu¨ªmico, creado en torno al grupo Zeltia. Los hijos ya pudieron ir a la universidad y tuvieron una educaci¨®n burguesa. Tras la desaparici¨®n del padre, uno de los descendientes, Jos¨¦ Mar¨ªa, con vocaci¨®n cient¨ªfica, se qued¨® al frente de Zeltia, y Manuel asumi¨® en 1980, a los 29 a?os, la presidencia de Pescanova, compartiendo el poder con Alfonso Paz-Andrade, hijo del otro fundador. Durante alg¨²n tiempo, Zeltia y la pesquera tuvieron acciones cruzadas. Pero las relaciones entre los hermanos se fueron haciendo tan tirantes que se rompi¨® el v¨ªnculo empresarial y no volvieron a dirigirse la palabra nunca m¨¢s.
A sus directivos incluso les temblaba la voz en su presencia
Con Manuel al frente, Pescanova no dej¨® de crecer. En 1985 la sac¨® a Bolsa ¡ªaunque reserv¨¢ndose el control accionarial¡ª al tiempo que extend¨ªa sus redes por todos los mares del mundo. Se convirti¨® en uno de los gigantes internacionales en el mercado de productos ultracongelados. Era la ¨¦poca en que los gallegos presum¨ªan de tener una multinacional propia, puntera en la innovaci¨®n tecnol¨®gica para la explotaci¨®n del mar. Al mando de Manuel Fern¨¢ndez, Pescanova lograba concesiones de Gobiernos de lo m¨¢s variopinto, desde la Sud¨¢frica del apartheid a los reg¨ªmenes africanistas de Mozambique y Angola o la Nicaragua sandinista.
Con su ambici¨®n y su autoritarismo, Fern¨¢ndez de Sousa se hizo con el poder omn¨ªmodo en la compa?¨ªa hasta arrinconar a Paz-Andrade. En Galicia, estrech¨® alianzas muy provechosas. Dos de sus grandes amigos han sido Jos¨¦ Luis M¨¦ndez, amo y se?or de Caixa Galicia, que lleg¨® a tener un 25% de Pescanova y le dio cr¨¦dito ilimitado para financiar todas sus aventuras, y Santiago Rey, editor de La Voz de Galicia, uno de los ¨²ltimos en abandonarle. Fern¨¢ndez se sent¨ªa tan poderoso, agazapado bajo el lustre de su marca empresarial, que hasta se permiti¨® construir en Vigo un puerto deportivo repleto de ilegalidades ante la pasividad de autoridades locales de todas las tendencias pol¨ªticas.
A mediados de los a?os noventa, Pescanova sufri¨® la primera crisis. Ante la amenaza de ser absorbida por la compa?¨ªa anglo-holandesa Uniliver, Fern¨¢ndez de Sousa recurri¨® a sus influencias pol¨ªticas. Y logr¨® que la Xunta de Manuel Fraga le diese una ayuda de 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros) y le financiase los intereses de un pr¨¦stamo de 8.000 millones de pesetas (48 millones de euros).
Us¨® sus influencias pol¨ªticas para que Fraga le salvase de perder la compa?¨ªa
Con el cambio de siglo, Pescanova se hab¨ªa lanzado al negocio de las piscifactor¨ªas, muy jugoso por las fuertes subvenciones que conced¨ªa la Uni¨®n Europea. Fraga apadrin¨® su proyecto para construir la mayor planta de cr¨ªa de rodaballo del mundo en cabo Touri?¨¢n, un magn¨ªfico paraje virgen de la Costa da Morte. Cuando llegaron los socialistas a la Xunta, lo pararon alegando el impacto paisaj¨ªstico y le ofrecieron ubicaciones alternativas. Sousa amenaz¨® en p¨²blico y en privado al entonces presidente, Emilio P¨¦rez Touri?o, hasta llevarse la planta a Portugal, donde hoy est¨¢ semiparalizada por la muerte masiva de peces. Mariano Rajoy y Alberto N¨²?ez Feij¨®o se erigieron en sus grandes defensores. Aunque tambi¨¦n tuvieron que sufrir sus iras. Hace dos a?os, Sousa se jact¨® de que una llamada suya a Feij¨®o bast¨® para que desistiese de instalar una batea de regeneraci¨®n de marisco t¨®xico en las cercan¨ªas de una piscifactor¨ªa suya. En medio de tanto alarde de poder, la deuda de la compa?¨ªa no cesaba de medrar y hasta los directivos desconfiaban ya de sus cuentas. El hundimiento de Caixa Galicia marc¨® el principio del fin. Y ahora Sousa lucha para no acabar como su amigo M¨¦ndez, que en apenas unos meses ha pasado de la reverencia generalizada al escarnio p¨²blico.
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