Rajoy evita que le marquen el ritmo
La Comisi¨®n Europea, harta de retrasos, fija plazos estrictos al Gobierno espa?ol
Hace poco m¨¢s de un a?o, el Gobierno espa?ol pareci¨® sacar bandera blanca. En la primavera, Bruselas apenas disimulaba su enfado con el retraso de los Presupuestos de 2012, su insatisfacci¨®n por el ritmo de saneamiento de la banca espa?ola. Los mercados apretaron y Mariano Rajoy cedi¨®: en julio, subi¨® el IVA, pidi¨® el rescate para la banca, pact¨® presentar una docena de reformas. En agosto, el Banco Central Europeo cumpli¨® con su parte y se comprometi¨® a apoyar a los pa¨ªses con problemas. Pero lleg¨® el primer examen de la Comisi¨®n, en septiembre, y Rajoy hizo bueno aquello de que un ¨¢rbol pasa inadvertido en el bosque: envolvi¨® la falta de avances en un programa de reformas m¨¢s ambicioso a¨²n.
Adem¨¢s de multiplicar las reformas, Rajoy se autoimpuso un calendario muy exigente, mucho m¨¢s all¨¢ de las capacidades de tramitaci¨®n legislativa del Gobierno y de las C¨¢maras. Bruselas mostr¨® su satisfacci¨®n ante la envergadura de la apuesta e hizo la vista gorda sobre la falta de avances.
Buena parte de la docena de reformas que Bruselas reclam¨® en julio pasado, tras otorgar un a?o m¨¢s al Gobierno espa?ol para reducir el d¨¦ficit, est¨¢n todav¨ªa a medio camino, cuando no a medio hacer. El caso m¨¢s llamativo es el de la autoridad fiscal independiente, del que Bruselas esperaba noticias en septiembre pasado. El proyecto de ley, apenas 15 p¨¢ginas, tard¨® otros seis meses en ver la luz, y a¨²n no se ha debatido en el Congreso. La nueva regulaci¨®n del sector el¨¦ctrico o de los colegios profesionales ni tan siquiera han llegado al Consejo de Ministros. ¡°Las reformas de las pol¨ªtica activas de empleo se han retrasado¡±, constata el informe del Consejo de la UE, la semana pasada. De las medidas contra la pobreza y la desigualdad ¡°no se ha informado ni del contenido ni de los plazos¡±.
Espa?a, junto a Eslovenia, es el pa¨ªs con un mayor grado de incumplimiento en los indicadores establecidos por Bruselas para medir los desequilibrios econ¨®micos. Los funcionarios de la Comisi¨®n han reaccionado y ahora son ellos los que han puesto plazos estrictos a las reformas. Su credibilidad est¨¢ en juego, asumen que la austeridad tiene que ser m¨¢s lenta (han dado dos a?os m¨¢s a Espa?a), pero exigen que los cambios legales anunciados se lleven a cabo de una vez.
La respuesta del Gobierno, parapetado en su condici¨®n de alumno aplicado en los ajustes presupuestarios, es un paso adelante y otro atr¨¢s: acelera la reforma de las pensiones, niega que vaya a hacer los cambios impositivos que aconseja la Comisi¨®n. La m¨²sica suena otra vez, y Rajoy se resiste a dejarse marcar el paso.
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