El presidente ejecutivo de Orange, imputado por estafa en el ¡®caso Tapie¡¯
St¨¦phane Richard era jefe de gabinete de Lagarde cuando se decidi¨® el arbitraje que indemniz¨® con 403 millones al empresario
Tras dos d¨ªas de arresto e interrogatorio policial y una noche de hospital por una arritmia cardiaca, St¨¦phane Richard, el primer ejecutivo del gigante de telecomunicaciones franc¨¦s Orange, fue formalmente inculpado este mi¨¦rcoles por ¡°estafa en banda organizada¡± por los magistrados que instruyen el ¡®esc¨¢ndalo Tapie¡¯, inform¨® la fiscal¨ªa de Par¨ªs.
Richard, de 51a?os, era el jefe de gabinete de la exministra de Econom¨ªa Christine Lagarde, actual directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuando en 2007 el Gobierno de Nicolas Sarkozy decidi¨® encargar un arbitraje privado para zanjar el largo litigio judicial que manten¨ªan el empresario Bernard Tapie y el banco Cr¨¦dit Lyonnais (CL) por la reventa de Adidas.
El arbitraje acab¨® sentenciando en 2008 al banco malo estatal que gestionaba el pasivo de CL a indemnizar con 403 millones de euros a Tapie, exministro socialista y buen amigo de Sarkozy.
La imputaci¨®n del poderoso y millonario Richard por estafa en banda organizada supone un enorme salto cualitativo en uno de los esc¨¢ndalos franceses m¨¢s largos y turbios de las ¨²ltimas d¨¦cadas, ya que los jueces dan por sentada la existencia de una trama pol¨ªtico-delictiva en la c¨²pula del Gobierno conservador, que favoreci¨® a uno o m¨¢s sujetos a costa del erario p¨²blico sin que ning¨²n miembro del Ejecutivo hiciera nada por impedirlo.
Durante los cuatro a?os pasados como segundo de Lagarde, St¨¦phane Richard fue una especie de viceministro, y cuando su jefa abandon¨® el Ejecutivo para irse a Washington fue elegido por Sarkozy para presidir France Telecom ¨Choy Orange-, un imperio global con 170.000 empleados y 226 millones de clientes en el que el Estado mantiene una participaci¨®n del 27%.
Junto a Richard compareci¨® ante los jueces como sospechoso del mismo delito Jean-Fran?ois Rocchi, ex presidente del CDR, la estructura p¨²blica que tramitaba el pasivo de CL cuando el arbitraje privado zanj¨® el contencioso legal. Anoche no se conoc¨ªa la decisi¨®n sobre Rocchi, aunque todo hac¨ªa pensar que correr¨¢ la misma suerte que Richard.
Tras su inculpaci¨®n, el primer ejecutivo de Orange se declar¨® ¡°combativo y confiado¡±, seg¨²n se?al¨® su entorno. Un portavoz de la empresa dijo que ¡°la imputaci¨®n no concierne¡± al grupo, y a?adi¨® que Richard ¡°volver¨¢ a su despacho el jueves por la ma?ana¡±. Pero la imputaci¨®n por estafa complica seriamente su continuidad al frente de la compa?¨ªa.
El primer ministro, Jean-Marc Ayraut, replic¨® en un comunicado que ¡°en los pr¨®ximos d¨ªas¡±, un consejo de administraci¨®n de Orange evaluar¨¢ ¡°las consecuencias de la imputaci¨®n¡±, y a?adi¨® que ¡°como accionista, el Estado har¨¢ valer sus posiciones a trav¨¦s de sus consejeros¡±.
Dos antecedentes auguran la destituci¨®n de Richard. El lunes, el Gobierno socialista anunci¨® a trav¨¦s del titular de Econom¨ªa, Pierre Moscovici, que el Estado se personar¨¢ como parte civil en el caso. Y en marzo, Fran?ois Hollande, que hab¨ªa prometido una Rep¨²blica ejemplar, invit¨® al ministro de Hacienda J¨¦r?me Cahuzac a dimitir en cuanto fue imputado por blanqueo de dinero y fraude fiscal.
La investigaci¨®n del caso Tapie transcurre por dos v¨ªas paralelas y promete dar todav¨ªa mucho trabajo a los jueces. La v¨ªa ministerial afecta solo a Lagarde y depende de la Corte de Justicia de la Rep¨²blica (CJR), que hace un mes decidi¨® no imputar a la exministra por complicidad en falsedad y malversaci¨®n tras interrogarla durante 22 horas, y declar¨® a la directora del FMI ¡°testigo asistido¡±. Este estatuto penal no garantiza su absoluci¨®n y todav¨ªa puede suponer su inculpaci¨®n si aparecen nuevos indicios.
La decisi¨®n content¨® a Hollande, que hab¨ªa apoyado a Lagarde invocando un argumento de prestigio nacional: Francia no puede perder a otro alto funcionario internacional tras la ruidosa ca¨ªda del exministro socialista Dominique Strauss-Kahn, desalojado de la direcci¨®n del FMI hace dos a?os despu¨¦s de ser acusado de violaci¨®n.
La segunda investigaci¨®n la instruyen los tribunales ordinarios, amenaza a una docena de implicados y avanza cada vez m¨¢s deprisa. Antes de inculpar a Richard, los jueces imputaron a uno de los tres ¨¢rbitros privados, Pierre Estoup, por estafa en banda organizada. Ahora, la gran inc¨®gnita estriba en saber qu¨¦ suceder¨¢ con los sospechosos m¨¢s ilustres, Sarkozy, al que muchos analistas consideran el verdadero cerebro del ¡°rescate¡± a Tapie, y su fiel escudero Claude Gu¨¦ant, ex secretario general del El¨ªseo.
La posici¨®n de Lagarde sigue suscitando dudas. Seg¨²n los fiscales, es la responsable directa de un proceso ¡°plagado de irregularidades¡±, y este ha derivado hacia una estafa a la que la ministra puso firma. Su futuro depender¨¢ en buena parte de lo que haya declarado su antiguo hombre de confianza. Hasta ahora, Richard hab¨ªa afirmado lo mismo que la exministra: que el ministerio nunca recibi¨® ¨®rdenes de arriba y actu¨® por convicci¨®n propia.
Pero en los ¨²ltimos d¨ªas ¨Cdespu¨¦s de que el abogado de Lagarde dijera que, a la vista de algunos datos nuevos, su clienta quiz¨¢ no hubiera tomado la decisi¨®n que tom¨®-, Richard parece haber cambiado su versi¨®n. ¡®Le Canard encha?n¨¦¡¯ asegur¨® que el presidente de Orange iba a sostener ante los jueces que Gu¨¦ant le trasmiti¨® la instrucci¨®n de recurrir al arbitraje durante una reuni¨®n celebrada en el El¨ªseo.
Al fondo de la madeja, pero cubierto por Gu¨¦ant, Lagarde y la inmunidad presidencial, est¨¢ la sombra de Sarkozy. Es notorio que Tapie, exactorexministro socialista con Fran?ois Mitterrand y personaje tan pol¨¦mico como popular, pidi¨® el voto para ¨¦l en plena campa?a de 2007. Los jueces han comprobado que Sarkozy y el empresario se vieron varias veces antes y despu¨¦s de que aquel fuera elegido y de que el Gobierno lanzara el arbitraje privado.
El fallo oblig¨® al Estado a abonar a Tapie 285 millones de euros de indemnizaci¨®n por plusval¨ªas no cobradas de la reventa de Adidas, m¨¢s 45 millones en concepto de prejuicio moral. Sumando los intereses, la cifra final ascendi¨® a 403 millones. Pese al ruido que gener¨® la noticia, Lagarde decidi¨® no recurrir la sentencia en los tribunales.
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