Prosigue la devaluaci¨®n de los salarios
Es dif¨ªcil que la gente acepte que los sueldos, como cualquier otro precio, pueden bajar
La informaci¨®n m¨¢s relevante de la semana se ha situado en el ¨¢mbito de la inflaci¨®n: el IPC de mayo, la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL) del primer trimestre de este a?o y el ¨ªndice de precios de vivienda (IPV), tambi¨¦n del primer trimestre. La conclusi¨®n m¨¢s importante que podemos extraer de toda ella es que contin¨²a a buen ritmo el proceso de devaluaci¨®n (p¨¦rdida de valor en relaci¨®n con la inflaci¨®n general) de los salarios y, m¨¢s a¨²n, de los precios de la vivienda.
En cuanto a estos ¨²ltimos, todo el mundo entiende las razones. Estos precios se hab¨ªan alejado notablemente de sus valores de equilibrio (en lenguaje vulgar, hab¨ªan generado una burbuja), y en econom¨ªa, sea de mercado o de planificaci¨®n centralizada, el concepto de equilibrio es fundamental: todo lo que se aleja de ¨¦l vuelve a ¨¦l, tarde o temprano. El problema es que estos valores de equilibrio no son observables directamente, y los economistas utilizamos modelos que nos dan unos resultados sometidos a veces a un elevado margen de error. Esto, la resistencia de los agentes econ¨®micos a aceptar que sus activos est¨¢n sobrevalorados y la preponderancia de la doctrina que cree a pies juntillas que siempre los precios que establece el mercado son los de equilibrio, y por tanto, sostenibles, hace que sea muy dif¨ªcil diagnosticar y tomar medidas prudenciales para impedir las burbujas, aunque el caso de los precios de la vivienda ha sido tan evidente que uno no se explica por qu¨¦ se permiti¨® que las cosas fueran tan lejos.
Los precios de la vivienda van acerc¨¢ndose r¨¢pidamente a sus valores de equilibrio
En cuanto a los salarios, es muy dif¨ªcil que la gente vea que est¨¢n por encima de su valor de equilibrio, y todav¨ªa lo es m¨¢s aceptar que, como cualquier otro precio, pueden no solo subir, sino bajar. En Espa?a se dan al menos dos factores que tiran de los salarios para abajo. En primer lugar, durante los a?os locos de la ¨²ltima expansi¨®n, y sin tener en cuenta que desde 1999 hab¨ªamos fijado para siempre nuestro tipo de cambio al de los socios de la UEM y ya no pod¨ªamos devaluar para corregir desviaciones relativas de precios y costes, los costes laborales por unidad producida se desviaron al alza en torno a un 20% respecto a la media de la zona. Grave error, que hay que corregir, bien bajando los salarios respecto a nuestros socios, bien aumentando la productividad m¨¢s que ellos (lo que en una coyuntura de ca¨ªda de la producci¨®n solo puede hacerse ajustando las plantillas) o bien mediante una combinaci¨®n de ambos procedimientos. Es lo que nos est¨¢ pasando. Solo una observaci¨®n: la devaluaci¨®n deber¨ªa afectar tambi¨¦n a los m¨¢rgenes empresariales, y eso no se ve en las estad¨ªsticas oficiales. El segundo factor a considerar es que la crisis ha provocado una brecha insoportable entre oferta y demanda de trabajo, es decir, una enorme bolsa de paro. Si, como nos ense?an a los economistas en el primer curso de nuestra carrera, los precios son el instrumento fundamental en una econom¨ªa de mercado para igualar demanda y oferta, la conclusi¨®n es clara: o se retiran del mercado los seis millones de parados o los costes laborales tender¨¢n a bajar, y los salarios percibidos por los trabajadores son la parte fundamental, aunque no la ¨²nica, de dichos costes.
Volviendo a los datos publicados esta semana, la inflaci¨®n anual aument¨® en mayo algo m¨¢s de lo previsto, hasta el 1,7%, debido sobre todo a las subidas de los precios de los vegetales frescos que probablemente se expliquen por las adversas condiciones meteorol¨®gicas de esta primavera. Ello no cambia el perfil de las previsiones para los pr¨®ximos meses: en junio a¨²n seguir¨¢ aumentando la inflaci¨®n hasta el 2%, pero a partir de julio descender¨¢ con fuerza, acabando el a?o en torno al 1%.
Los costes laborales por hora trabajada, corregidos de calendario laboral, descendieron en el primer trimestre un 0,4% respecto al mismo periodo del a?o anterior (-0,8% los salarios brutos percibidos por los trabajadores, y +0,8% los otros costes). Esta ca¨ªda es notablemente inferior a la que se produjo en el cuarto trimestre del pasado a?o, en el que se elimin¨® la paga extra de los empleados p¨²blicos. Como se ve en el gr¨¢fico inferior izquierdo, desde el tercer trimestre de 2010, los salarios por hora vienen creciendo por debajo de la inflaci¨®n de los precios de consumo, habiendo acumulado desde entonces una p¨¦rdida de poder adquisitivo del 5,5%.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
Precios de la vivienda
Durante los tres primeros trimestres de 2012, los precios de la vivienda, seg¨²n el ¨ªndice que elabora el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), estuvieron bajando a una tasa anual del orden del 4%. Sin embargo, en el cuarto trimestre del mismo a?o, dicha tasa se redujo hasta el 1,4%. Tras la publicaci¨®n de los datos del primer trimestre de este a?o se ve que esta moderaci¨®n no se debi¨® a que el proceso de ajuste de dichos precios estuviera cercano a su fin, sino al repunte transitorio de la demanda para adelantarse a los cambios fiscales (IRPF e IVA) que entrar¨ªan en vigor a principios de este a?o. Una vez que la demanda ha vuelto a caer, y para compensar las peores condiciones fiscales, los vendedores han vuelto a intensificar la tendencia a la baja de los precios, de forma que la tasa anual se ha situado en -6,6%. Tomando como referencia los precios medios del a?o 2007, la ca¨ªda acumulada desde entonces alcanza un 35,3%. Si adem¨¢s descontamos la inflaci¨®n desde ese a?o, esta ca¨ªda aumenta hasta el 42,5%.
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