Aguas revueltas en la renta fija
La amenaza de retirar los est¨ªmulos trae mucha volatilidad al mercado de bonos
En los ¨²ltimos meses, desde mediados de mayo, la renta fija ha hecho perder bastante dinero a muchos inversores. As¨ª de claro y as¨ª de dif¨ªcil de entender por una buena parte de ellos. Renta fija: ?no equivale a hablar de seguridad, ausencia de riesgo, conservadurismo, rendimientos garantizados¡? Simplemente, no. Al menos, en la mayor parte de los casos.
Un Estado soberano, una empresa o una entidad financiera emite bonos o cualquier otro activo de deuda. Pide dinero prestado y se compromete en el plazo estipulado: 12 meses, 18 meses, 1 a?o, 3 a?os, 10 a?os¡ a pagar unos rendimientos: el 2%, el 3%, el 5%... (mayores o menores en funci¨®n de la solvencia o la garant¨ªa de cobro que ofrezcan a sus inversores y de la divisa en la que est¨¦ denominado) y a devolver, pasado el tiempo establecido, el principal del capital. Si directamente los inversores particulares adquieren ese bono, efectivamente, si todo funciona correctamente (no hay impagos, ni quitas), cobrar¨¢n durante uno, tres, cinco a?os¡ los cupones correspondientes y recuperar¨¢n, pasado ese tiempo, su dinero inicial de forma ¨ªntegra. Salvo por el efecto que sobre su capital y sus rendimientos puedan tener las comisiones, la inflaci¨®n y los impuestos pertinentes (que en ocasiones son muy elevados) no habr¨¢n perdido patrimonio.
Si ese mismo bono lo adquiere un fondo de inversi¨®n ¡ªla v¨ªa utilizada mayoritariamente por los inversores para adquirir activos financieros¡ª, la situaci¨®n cambia radicalmente. Los fondos de inversi¨®n deben diariamente valorar los activos que hayan adquirido a precios de mercado. Y la cotizaci¨®n cambia cada d¨ªa.
El anuncio de
Si en el mercado se generan expectativas de subida de tipos de inter¨¦s ¡ªse empiezan a exigir rendimientos no del 2% sino, por ejemplo, del 2,7% (algo parecido a lo que le ha sucedido al bono americano en estas semanas)¡ª, el capital solo se dirigir¨¢ hacia esos bonos ya emitidos si, al comprarlos, paga por ellos una menor cantidad de dinero que le compense la diferencia de rentabilidad que podr¨ªa obtener si colocara su dinero en otros bonos futuros con tipos de inter¨¦s m¨¢s altos. ?Resultado? Los fondos deber¨¢n valorar ese bono, lo vendan o no, no ya por su precio original sino por ese otro significativamente m¨¢s bajo. Aparecen as¨ª las p¨¦rdidas para los part¨ªcipes que, de hecho, en estas semanas, han oscilado entre un 3% y hasta un 10% en funci¨®n de las duraciones de los bonos y de la divisa en que estaban emitidos.
El terremoto en el mercado de renta fija (y tambi¨¦n en el de renta variable) comenz¨® el pasado 22 de mayo. La Reserva Federal Americana (Fed) abri¨® entonces (y despu¨¦s confirm¨®) la posibilidad de ir retirando progresivamente su tercer programa de compra de bonos, equivalente a unos 85.000 millones de d¨®lares mensuales. Se anunciaba as¨ª un tapering, cerrar el grifo de la liquidez, aunque sujeto a ciertas condiciones: crecimiento econ¨®mico (en Estados Unidos), una tasa de paro del 6,5% y una inflaci¨®n al 2%. Este cambio de tono en la pol¨ªtica de la Fed cay¨® como un ¡°jarro de agua fr¨ªa¡± en un mercado como el de renta fija que se hab¨ªa beneficiado y mucho de esa liquidez.
El anuncio se interpret¨® de forma agresiva y m¨¢s como una mala noticia que no como una buena, que planteaba un nuevo escenario de crecimiento econ¨®mico con tipos de inter¨¦s m¨¢s elevados. Reaparecieron los fantasmas de 1994, ¨²ltimo a?o de una recesi¨®n y principio de un mercado burs¨¢til alcista, en el que una subida imprevista de tipos de inter¨¦s por parte de la Fed cruji¨® a la renta fija. La rentabilidad del bono americano a 10 a?os repunt¨® bruscamente desde el 2% al 2,6% y as¨ª cayeron los precios en este y en pr¨¢cticamente todos los activos de renta fija (y con ello las valoraciones de los fondos de inversi¨®n): desde el bono alem¨¢n, pasando por los bonos corporativos hasta llegar al segmento high yield (bonos de alta rentabilidad o basura) sin olvidar la renta fija emergente.
Algunos expertos ven oportunidades tras las recientes ca¨ªdas de los bonos
Desde entonces, el escenario para la renta fija es confuso, mucho m¨¢s vol¨¢til, y el riesgo que incorpora ha subido significativamente. Si se deshacen ahora posiciones, se asumir¨¢n p¨¦rdidas. Para algunos expertos (Gesconsult, Santander, la gestora americana Pimco¡), el castigo ha sido excesivo y hay cierto margen de recuperaci¨®n en los precios de estos fondos. Su apuesta fundamental es que sigue habiendo cierto valor en la renta fija (en algunos casos, m¨¢s por lo que ha ca¨ªdo que por otras razones), y solo que hay que buscarlo. Entre las opciones que aconsejan los expertos estar¨ªa el bono espa?ol, mejor posicionado que el alem¨¢n o el americano (aunque se apuesta m¨¢s por el d¨®lar como divisa de referencia). De los fondos globales, con fuerte exposici¨®n a la deuda emergente, en general los analistas aconsejan huir salvo si el patrimonio se canaliza (Carmignac Gesti¨®n, Fidelity¡) hacia la deuda corporativa de alta calidad crediticia (m¨¢s en divisa nacional). Los bonos de alto rendimiento seguir¨¢n siendo, en su opini¨®n, muy vol¨¢tiles aunque queda el consuelo del carry, es decir, de las rentabilidades intr¨ªnsecas que ofrecen, que pueden situarse entre el 6% y el 8%.
Frente a este grupo de expertos, hay otros miembros del mercado (Goldman Sachs, Natixis Global Asset Management¡), que creen que los tipos de inter¨¦s se colocar¨¢n al cierre del a?o en torno al 3%, lo que aconseja deshacer las posiciones en renta fija y redirigirse hacia la renta variable, cuyas perspectivas son mejores al apostar por la recuperaci¨®n econ¨®mica sostenible.
Si no se desea asumir riesgo (al menos, te¨®ricamente), las alternativas son muy escasas: fondep¨®sitos espa?oles, monetarios¡ cuyas rentabilidades finales anuales dif¨ªcilmente superar¨¢n el medio punto porcentual. En este terreno, como en el de la deuda p¨²blica directa, es importante recordar que el riesgo de solvencia sobre entidades y el propio Estado no ha desaparecido, que los ejemplos de Grecia y Chipre no son tan lejanos y que el bail-in (son los propios bancos, los pa¨ªses soberanos, los acreedores, los accionistas, los bonistas o los depositantes los que asumen las p¨¦rdidas) se impone.
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