La Reserva Federal, en una ¨¦poca de ¡®palomas¡¯
Vivimos una extra?a ¨¦poca en la que necesitamos un funcionario poco ortodoxo que luche contra las expectativas deflacionarias
La batalla para reemplazar al actual presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, ha comenzado. Podr¨ªa esperarse que la presidencia de la Fed ¡ªposiblemente el segundo cargo con m¨¢s poder en Estados Unidos y ciertamente el puesto financiero m¨¢s poderoso del mundo¡ª se determinara en un c¨®nclave de funcionarios de bancos centrales. El hecho es que la elecci¨®n est¨¢ en gran medida en manos del presidente de EE UU. Consideremos entonces a dos de los candidatos principales, Lawrence Summers, un exsecretario del Tesoro estadounidense, y la actual vicepresidenta de la Fed, Janet Yellen.
Tanto Summers como Yellen son brillantes estudiosos con amplia experiencia como funcionarios. Si bien la prensa convencional parece resuelta a explorar sus candidaturas como un concurso de personalidades contrastantes, la verdad es que ambos candidatos est¨¢n extremadamente bien cualificados. Se sabe adem¨¢s que ambos creen que la Fed no debe sobrevalorar la estabilidad de precios con relaci¨®n al desempleo. Normalmente, este sesgo de paloma ser¨ªa un problema; hoy, sin embargo, constituye una ventaja.
La importancia de la competencia t¨¦cnica en pol¨ªtica monetaria se ha comprobado repetidamente en los bancos centrales de todo el mundo. Seg¨²n una investigaci¨®n publicada en 2003 por los economistas Christina Romer y David Romer, la calidad de la pol¨ªtica monetaria depende fundamentalmente de la comprensi¨®n clara y compleja del desarrollo de pol¨ªticas y de la inflaci¨®n. Las d¨¦cadas de 1920, 1930 y 1970 est¨¢n repletas de ejemplos de funcionarios de bancos centrales que no entend¨ªan los conceptos b¨¢sicos y cuyas econom¨ªas pagaron por ello.
Esto no significa que simplemente deben ser competentes para fijar los tipos de inter¨¦s, sino tambi¨¦n respecto de las pol¨ªticas regulatorias. Algunos critican la ferviente b¨²squeda de desregulaci¨®n financiera durante la d¨¦cada de 1990 por parte de Summers, cuando dirigi¨® el Tesoro estadounidense bajo la presidencia de Bill Clinton. Pero esos cr¨ªticos no consideran su papel en la lucha contra las crisis de deuda soberana en esa d¨¦cada y su insistencia en que EE UU comenzara a emitir bonos indexados a la inflaci¨®n.
Necesitamos un funcionario poco ortodoxo que luche contra las expectativas deflacionarias
En un entorno complejo y continuamente cambiante es casi imposible tomar decisiones correctas en todos los casos; lo importante es aprender de los propios errores. Fue famoso el arrepentimiento de Winston Churchill por haber gestionado el catastr¨®fico regreso de Reino Unido al patr¨®n oro en 1925 durante su mandato como ministro del Tesoro. Su desempe?o, huelga decirlo, mejor¨® m¨¢s adelante.
En cuanto a Yellen, es cierto que fue presidenta de la Reserva Federal de San Francisco durante los ¨²ltimos a?os de la masiva burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, especialmente intensa en su distrito. Pero los discursos de Yellen sobre los riesgos financieros mostraron m¨¢s previsi¨®n que los de la mayor¨ªa de sus pares.
T¨ªpicamente se busca en la direcci¨®n del Banco Central un baluarte contra la presi¨®n pol¨ªtica en favor de reducir las tasas de inter¨¦s y aumentar la inflaci¨®n. Mi propia investigaci¨®n en 1985 sobre la inflaci¨®n y la independencia de los bancos centrales mostr¨® que en ¨¦pocas normales generalmente se prefiere para los bancos centrales a funcionarios que enfaticen m¨¢s que un ciudadano informado com¨²n la estabilidad de precios respecto del desempleo. Nombrar a un funcionario conservador ayuda a controlar las expectativas inflacionarias y, de esa manera, a mantener en niveles bajos las tasas de inter¨¦s de largo plazo y mitigar la presi¨®n ascendente sobre los salarios y los precios.
Durante los ¨²ltimos 25 a?os, el mantra de las ¡°metas inflacionarias¡± (presentado en un trabajo m¨ªo de 1985) ha funcionado como un mecanismo para contener las expectativas inflacionarias asegurando al p¨²blico las intenciones del Banco Central. Pero el ¨¦nfasis excesivo en metas inflacionarias bajas puede resultar contraproducente despu¨¦s de la peor crisis financiera en 75 a?os.
El ¨¦nfasis excesivo en metas inflacionarias bajas puede resultar contraproducente
En vez de preocuparse por la inflaci¨®n, los funcionarios del Banco Central deber¨ªan centrarse en reflacionar la econom¨ªa. El verdadero problema es que han convencido tan bien al p¨²blico de que la inflaci¨®n es el enemigo n¨²mero uno que ahora les resulta dif¨ªcil demostrar que est¨¢n comprometidos con la reflaci¨®n. Por eso, nombrar a una paloma no ser¨ªa malo en absoluto.
Yellen ya tiene reputaci¨®n de paloma en la Fed: sus discursos constantemente muestran una fuerte preocupaci¨®n sobre el elevado desempleo actual. Y si bien muchos desde la izquierda ven a Summers como sospechosamente conservador, dif¨ªcilmente sea el caso en t¨¦rminos de inflaci¨®n. Su trabajo de 1991 sobre pol¨ªtica monetaria es ampliamente citado como uno de los primeros en contra de metas inflacionarias excesivamente bajas, en parte para dar a los bancos centrales m¨¢s margen para reducir las tasas de inter¨¦s. En ese entonces, Summers claramente se ve¨ªa a s¨ª mismo como una paloma en t¨¦rminos de pol¨ªtica monetaria. ¡°Apoyar¨ªa que quien est¨¦ a cargo de la pol¨ªtica monetaria muestre una mayor aversi¨®n a la inflaci¨®n que yo¡±.
Pero la condici¨®n de paloma de Summers no es un problema. Frente a una rigidez nominal a la baja de los salarios, una mayor inflaci¨®n facilitar¨ªa los ajustes sectoriales y lograr¨ªa un peque?o pero ¨²til impacto para reducir la carga de la deuda.
Si los tiempos normales requieren un director del Banco Central conservador que ayude a fijar las expectativas inflacionarias, esta es una extra?a ¨¦poca en la que necesitamos un funcionario poco ortodoxo que luche contra las expectativas deflacionarias. Una versi¨®n para el banco central del c¨®nclave papal del Vaticano se hubiera visto en problemas para decidir si la fumata blanca indicar¨ªa el nombramiento de Yellen o Summers, o tal vez de alguien m¨¢s (otro exvicepresidente de la Fed, Donald Kohn, aparece como posible candidato adicional) con inclinaciones similares.
Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªtica P¨²blica en la Universidad de Harvard.
? Project Syndicate, 2013.
Traducci¨®n de Leopoldo Gurman.
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