Un rat¨®n no es un elefante
Ni el paro toca suelo ni el presupuesto es el de ¡°la recuperaci¨®n¡±, aunque unos datos mejoren
Un gran truco de la magia es la ¡°misdirection¡±: procurar que el p¨²blico fije su mirada en un punto ciego, desviando su atenci¨®n del lugar donde el artista produce la manipulaci¨®n. En eso estamos.
Todo el verano, acaso para contrarrestar enojosos reveses pol¨ªtico-judiciales, el Gobierno y sus heraldos han propagado si no el fin de la crisis, s¨ª el de la recesi¨®n ¡ªcercano, pero a¨²n no verificado¡ª, y la ¡°recuperaci¨®n¡±. Se han dirigido a una ciudadan¨ªa que ni por asomo lo vive as¨ª.
El ¨²ltimo en apuntarse a la campa?a fue el ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos. ¡°Hemos tocado suelo¡± en cuanto a la destrucci¨®n de empleo, aseguraba hoy hace un mes, para enaltecer una escu¨¢lida mejora en agosto, 31 parados menos. Y ahora, ?acaso es que el suelo se hundi¨® m¨¢s?
El problema del ¨¦nfasis excesivo es que desvirt¨²a el car¨¢cter claramente positivo de muchos datos micro, e incrementa as¨ª la desconfianza del respetable. Pues no es igual un menor empeoramiento que una mejora sustantiva; una inferior celeridad de la crisis que su fin; una cercan¨ªa al crecimiento cero, que el relanzamiento; acercarse a tocar fondo, que rebotar hacia arriba. Si un rat¨®n es un rat¨®n, conviene no venderlo como si fuera un elefante.
Mariano Rajoy proclama desde Tokio que de lo que hoy se habla es de ¡°cu¨¢n grande va a ser la recuperaci¨®n¡±. Esto es a¨²n m¨¢s chocante que lo de los brotes verdes. Porque nadie habla de eso, se discute solo del probable retorno al crecimiento, siempre en dosis fr¨¢giles y escasas, un 0,7% para 2014, seg¨²n el Gobierno. Ya es algo, pero no es la recuperaci¨®n.
La recuperaci¨®n implica restablecer las constantes vitales previas al desastre: entre el primer semestre de 2007 y el de 2013, Espa?a ha perdido un 5,3% acumulado de su PIB, cuatro veces peor que la eurozona. Las inversiones cayeron un 38%, justo el doble que la media de los socios. Y el paro, que en 2007 era del 8,6% en Espa?a y del 7,6% en la eurozona, alcanza ahora aqu¨ª el 26,2% y el 12,1% entre los Dieciocho, incluida Espa?a.
S¨®lo a partir de que igualemos los niveles de 2007, que implican reducir el paro a menos de un tercio del actual, podr¨¢ afirmarse que estaremos en la recuperaci¨®n. Y a partir de entonces podr¨¢ otearse el relanzamiento. Pero no antes.
El problema no es ya que se venda como elefante un rat¨®n. Es que el presupuesto (eso s¨ª es sagrado) de 2014 se acaba de presentar como ¡°el presupuesto de la recuperaci¨®n¡±. Y si bien no contiene dislates como el de 2013 (la reducci¨®n prevista del PIB con que se elabor¨® fue del 0,5 y llegar¨¢ casi a triplicarla), para afianzar la consigna recuperatoria se introducen tres efectos distorsionadores.
Primero, el ¡°efecto fantas¨ªa¡±, al insistir Crist¨®bal Montoro en que ¡°no habr¨¢ subidas de impuestos¡±, cuando las hay porque se mantienen los aumentos en IRPF, Sociedades, IBI y otros que se hab¨ªan implantado solo para dos ejercicios, 2012 y 2013, y sin embargo se prorrogan para 2014. Y ser¨¢ fant¨¢stico que los ingresos aumenten un 2,1% (sobre recaudaci¨®n prevista) o el 2,6% (sobre presupuesto 2013) con un crecimiento de la econom¨ªa de s¨®lo el 0,7%.
Segundo, el efecto ¡°falso alivio¡±. El Gobierno conf¨ªa cuadrar la cuenta gracias al cambio de ciclo, ese crecimiento del 0,7%: inferior a las previsiones de otros organismos, que profetizan un 1% largo. Si estos acaban teniendo raz¨®n, la sensaci¨®n de mejora aumentar¨¢. Si no, el Gobierno habr¨¢ acertado. Siempre gana.
Tercero, el ¡°efecto escaparate¡±: se aparenta que las pensiones suben (?un 0,25%?) cuando de hecho bajar¨¢ la capacidad adquisitiva de los pensionistas, porque la inflaci¨®n ser¨¢, al menos, del 1%. Parece que suben las becas, pero en parte a costa de la ca¨ªda de las ayudas a libros, y en realidad ah¨ª tampoco hay recuperaci¨®n, pues descienden un 30% respecto de 2010. Se afirma que sube la partida para I+D, pero si se destripa, eso sucede porque sube la militar y baja ¡ªjusto el doble¡ª la civil. O sea. El rat¨®n es un rat¨®n.
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