El vino viene con resaca

El sector del vino no encuentra el equilibrio y la estabilidad. Hace un a?o, los viticultores afrontaban una vendimia corta, de algo m¨¢s de 34 millones de hectolitros, en un clima de euforia, con una fuerte subida de los precios de la uva en las mayores zonas de producci¨®n, como Castilla-La Mancha. Frente a unas cotizaciones de ruina, pr¨¢cticamente congeladas en los a?os precedentes ¡ª0,12 euros por el kilo de uva de una graduaci¨®n media entre 11? y 12?, que estaban expulsando a los viticultores de esas zonas¡ª, en 2012 percibieron precios por encima de los 0,30 euros kilo. Esta evoluci¨®n de la materia prima se tradujo autom¨¢ticamente en una escalada de los precios de los vinos, que pasaron de una media de 3,70 euros por hectogrado a una media de 5,60 euros. La subida de precios fue especialmente elevada en el conjunto de los graneles en las grandes zonas productoras, mientras que se mantuvieron las cotizaciones en los vinos envasados y en el segmento alto de calidad.

Un a?o m¨¢s tarde, en la presente campa?a, los viticultores han pagado los platos rotos de aquellos cambios bruscos en los mercados. Con una cosecha a la vista de unos 44 millones de hectolitros, en las grandes zonas productoras los precios volvieron a caer a una media de 0,23 euros kilo.

Y no quedan ah¨ª todos los males de los viticultores. Algunas de las bodegas m¨¢s importantes han hecho recaer los efectos de la crisis sobre la producci¨®n. Seg¨²n denuncia la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la falta de liquidez ha provocado que la mayor parte de las grandes bodegas no cumplan con las exigencias legales para el pago de la uva a los 30 d¨ªas, a los 60 d¨ªas para el vino, y que incluso el grupo United Wineries (Berberana, Lagunilla, Marqu¨¦s de Gri?¨®n o Marqu¨¦s de Monistrol) haya advertido que la uva adquirida esta cosecha no se pagar¨¢ hasta 2014.

El primer efecto de esta fuerte subida de los precios se refleja en la evoluci¨®n de las exportaciones. Se ha quebrado dr¨¢sticamente la subida casi ininterrumpida que registraban las ventas al exterior desde 2000 y que tocaron techo en la campa?a 2011/2012 con 22,4 millones de hectolitros. A partir de ah¨ª se produjo una ca¨ªda hasta los 18,6 millones, pero con una clara diferenciaci¨®n de mercados por segmentos de oferta. Subieron las ventas de vinos envasados con denominaci¨®n de origen en volumen y ligeramente en precios, pero cayeron un 20% las ventas de los vinos envasados con indicaci¨®n geogr¨¢fica protegida. Sobre todo, se hundieron los graneles, con una ca¨ªda de casi un 31%, al pasar de 12,2 millones de hectolitros a solamente 8,4 millones.

La ¨²nica raz¨®n de este descenso fueron unos precios que se incrementaron casi un 50%, lo que hizo imposible mantener una posici¨®n de competitividad en todos los mercados. En campa?as normales, los graneles espa?oles han tenido como principales destinatarios pa¨ªses como Francia e Italia, generalmente para complementar a?os de malas cosechas. Pero tambi¨¦n se comercializaron en campa?as con cosechas normales para cubrir su demanda de vinos baratos envasados. Fuera de la UE, la venta de graneles cay¨® en pa¨ªses como Rusia y Asia, donde se trataban de abrir nuevos mercados. El espacio de los m¨¢s de tres millones de hectolitros de graneles que dejaron de vender las bodegas espa?olas lo ocuparon algunos de los principales productores del mundo, como Chile, Argentina, Australia o Sud¨¢frica.

Cae la exportaci¨®n y sube la importaci¨®n; Los ¡®stocks¡¯ crecen sin que aumente la demanda interna

Los precios medios de las exportaciones de vino, seg¨²n los datos del Observatorio Espa?ol de los Mercados del Vino, pasaron en la ¨²ltima campa?a de una media de 1,21 euros litro a 1,38. Este incremento se debi¨® casi exclusivamente a la subida de los precios de los graneles baratos, que pasaron de 0,39 euros litro a 0,58.

Los altos precios de la uva y de los graneles, tradicionalmente muy baratos, tambi¨¦n afectaron directamente a las importaciones. Las bodegas espa?olas debieron recurrir a las compras para atender sus compromisos en el mercado interior y exterior. En una campa?a normal, las importaciones de vinos en Espa?a se limitaban a menos de medio mill¨®n de hectolitros. Esta campa?a, hasta el mes de julio, ya se elevaba a 1,7 millones de hectolitros, procedentes en su mayor parte de pa¨ªses sudamericanos, especialmente de Chile.

Las subidas registradas en los precios de la uva y del vino durante la campa?a anterior supusieron un duro golpe para el ya maltrecho mercado nacional del vino. Aunque hay cifras dispares sobre ese consumo ¡ªseg¨²n se utilicen las manejadas por el panel del ministerio o los balances oficiales¡ª, la demanda se halla en un abanico entre los 7,5 y los casi 10 millones de hectolitros, frente a los m¨¢s de 18 millones de hectolitros de hace 25 a?os. Siguen cayendo de forma imparable las ventas en la hosteler¨ªa, hasta menos de los 3 millones de hectolitros, mientras en los hogares la demanda se mantiene estabilizada en 4,12 millones de hectolitros, principalmente gracias a las ventas de envasados de calidad media o baja,

Tras una campa?a a la baja, cab¨ªa esperar una fuerte ca¨ªda de las disponibilidades. Sin embargo, por ese c¨²mulo de circunstancias, los stocks finales de campa?a se incrementaron un 3,4%, hasta los 31,9 millones de hectolitros, seg¨²n los datos del Observatorio del Vino. Hay m¨¢s vino del que se esperaba en las bodegas, especialmente en las cooperativas, que en muchos casos se han quedado con contratos firmados en la mano y con el vino en las cubas ante la renuncia de muchos operadores a retirar las partidas que hab¨ªan contratado a precios elevados ante la imposibilidad de colocarlo en los mercados.

Todo ello ha provocado una resaca que se ha cebado esta vendimia en los precios de la uva en las zonas m¨¢s productoras, una circunstancia que, para el responsable del Observatorio del Vino, Rafael del Rey, obliga a una reflexi¨®n. En su opini¨®n, el sector no puede dar tantos tumbos y necesita una estabilidad. Considera importante producir con eficiencia, pero a la vez tener un mayor conocimiento de los mercados y responder a las demandas de los consumidores, potenciar la capacidad de las empresas para operar en los mercados y mejorar la imagen de calidad de todos los vinos.