Lustrabotas del Senado, ejemplo del omnipresente trabajo infantil en Paraguay
El trabajo infantil est¨¢ tan presente en Paraguay que hasta en los corredores del Senado y del Palacio de Justicia menores de 14 a?os limpian cada d¨ªa los zapatos a funcionarios e incluso a los parlamentarios, pese a las leyes que lo proh¨ªben.
Uno de cada cinco ni?os y adolescentes paraguayos trabajan en el campo, hoteles, servicios e incluso en tareas peligrosas, seg¨²n la ¨²ltima Encuesta Nacional de Actividades de Ni?os, realizada por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo.
Uno de ellos es Rub¨¦n, que con 13 a?os ya conoce cada recoveco del laber¨ªntico Congreso de Paraguay, donde desde hace cinco a?os acude cada d¨ªa atra¨ªdo por las enormes propinas que le dejan los diputados y senadores tras limpiarles los zapatos.
"Ac¨¢ se gana m¨¢s plata que en la calle", dijo a Efe Rub¨¦n, sentado en el pasillo de Comisiones del Senado, en un descanso mientras los parlamentarios ocupaban sus esca?os.
El ni?o tiene a varios congresistas como clientes habituales, algunos de los cuales, para no ser vistos, le piden que les acompa?e al despacho.
All¨ª se esfuerza por dejar brillantes sus caros zapatos, a la espera de un billete "grande", de 20.000 o incluso 50.000 guaran¨ªes (unos 4 ¨® 11 d¨®lares), como el que le dio recientemente el propio presidente de la C¨¢mara, el senador Julio Cesar Vel¨¢zquez, seg¨²n record¨® el menor.
Rub¨¦n gana cada d¨ªa de media unos 40.000 guaran¨ªes, algo menos de 9 d¨®lares, frente al salario m¨ªnimo diario que es de unos 55.300 guaran¨ªes, aproximadamente 12 d¨®lares.
El peque?o lustrabotas llega cada d¨ªa entre las 6 y las 7 de la ma?ana al Congreso, donde se reparte junto a otros compa?eros de su edad, o m¨¢s j¨®venes, los distintos niveles del edificio.
El pasado mi¨¦rcoles, los chicos manten¨ªan una conversaci¨®n sobre f¨²tbol y la ¨²ltima serie de dibujos animados hasta que la llegada de un cliente, un hombre trajeado con el logotipo de la Honorable C¨¢mara de Senadores (HSC) en la solapa de la chaqueta negra, les hizo ponerse serios y les devolvi¨® a su realidad.
"Hay ni?os que hemos visto crecer aqu¨ª dentro", asegur¨® a Efe Irene Ayala, funcionaria por oposici¨®n p¨²blica que lleva unos veinte a?os trabajando el Congreso y considera "un error" que en la casa donde se hacen las leyes estas no se cumplan.
La legislaci¨®n paraguaya dice claramente que est¨¢ prohibido que los menores de 14 a?os trabajen, recalc¨® a Efe la responsable de Protecci¨®n de los Derechos del Ni?o de Unicef en Paraguay, Andrea Cid.
"Es una pr¨¢ctica habitual lastimosamente, como muchas otras en trabajo infantil, la gente se acostumbra y deja de verlas como lo que son", denunci¨® Cid.
Seg¨²n la portavoz de Unicef, la agencia de la ONU dedicada a velar por los derechos de los menores de edad, el trabajo infantil "se ha oficializado en algunas instituciones p¨²blicas" de Paraguay, como el Congreso, el aeropuerto y el Palacio de Justicia.
"Podemos ver a los ni?os como lustrabotas y como ayudantes en los pasillos de pisos superiores del Palacio de Justicia", a?adi¨®.
Cid remarc¨® que los ni?os no deber¨ªan tener que pensar en ganar dinero para subsistir sino en jugar y educarse, y record¨® que los menores que trabajan faltan mucho m¨¢s a clase, lo que aumenta el fracaso escolar de los m¨¢s pobres.
Unicef recomend¨® que se cumplan los planes de pol¨ªticas b¨¢sicas de protecci¨®n social que ya existen en el pa¨ªs pero que no se ejecutan.
"Paraguay est¨¢ al d¨ªa con todos los tratados internacionales, est¨¢n ratificados y son ley en el pa¨ªs, pero no se aplican", abund¨® Cid.
Igual que en el Congreso, es casi imposible caminar por el centro de Asunci¨®n sin cruzarse con ni?os cargando con las cajitas de madera que usan para guardar el bet¨²n con el que limpian el calzado de los transe¨²ntes.
Un ni?o con dedos te?idos de negro por la mugre, arrodillado en el suelo limpiando los zapatos de alg¨²n hombre elegante en pleno horario escolar es una estampa t¨ªpica de la c¨¦ntrica y tur¨ªstica calle Palma.
Otros pasan el d¨ªa de un lado para otro con inmensas canastas de mimbre sobre la cabeza, usadas para transportar chipas, un tradicional pan de almid¨®n y queso que venden en los autobuses o a la puerta de las oficinas del centro.
En comparaci¨®n con ellos, los limpiabotas del Congreso son unos privilegiados.
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