Avenida Corrientes, silencio nocturno en la calle porte?a "que nunca duerme"
Si Nueva York tiene su Broadway y Madrid su Gran V¨ªa, el coraz¨®n cultural de Buenos Aires se llama Avenida Corrientes: una gran arteria de letreros luminosos, teatros, librer¨ªas y restaurantes que ya no se identifica con su sobrenombre de "la calle que nunca duerme" como lo hac¨ªa d¨¦cadas atr¨¢s.
El insomne sobrenombre se lo dio en los a?os 50 el presentador radiof¨®nico Roberto Gil, quien en su programa "Calle Corrientes" retrat¨® el micromundo cultural de esta avenida que atraviesa Buenos Aires de este a oeste, en una ¨¦poca en que todos los caf¨¦s permanec¨ªan abiertos hasta altas horas de la madrugada y los cines ofrec¨ªan pases durante toda la noche.
En Corrientes -bautizada as¨ª a principios del siglo XIX en honor a la provincia argentina del mismo nombre por su papel pionero en la Revoluci¨®n de Mayo-, el bullicio nocturno se ha apagado, pero a¨²n concentra en pocos metros una veintena de teatros y ser¨¢ para siempre la calle de todas las letras de tango.
"Si alguien viene a Argentina y no conoce la calle Corrientes, no conoce Argentina, porque tiene la historia, tiene el tango, tiene la vida...", dijo a Efe Eduardo Dosisto, presidente de la Asociaci¨®n Amigos de la Avenida Corrientes, Peatonal Lavalle y Obelisco, que lleva 55 a?os cuidando para mantener vivo el esp¨ªritu de la zona.
Aunque la gente sigue abarrotando sus aceras hasta el cierre de los teatros y el Obelisco sigue erguido en su intersecci¨®n con la 9 de Julio como m¨¢ximo s¨ªmbolo de "porte?idad", los restaurantes y caf¨¦s de anta?o han dado paso a McDonald's y Starbucks, y las librer¨ªas familiares son ahora en su mayor¨ªa sucursales de grandes cadenas comerciales o tiendas de saldos y libros usados.
"Corrientes fue tradicionalmente una calle de la cultura, muchas librer¨ªas, muchos restaurantes hist¨®ricos, teatros, cines...", explic¨® Dosisto, y para ¨¦l, aunque ahora sea casi todo comida r¨¢pida, la avenida "se mantiene viva con el espect¨¢culo y la cultura".
"Por supuesto se han perdido las noches de Buenos Aires, como se han perdido en otras ciudades del mundo", continu¨®, "aqu¨ª la noche nunca llegaba, en los cines hab¨ªa trasnoche. Hoy a las doce ya termina el espect¨¢culo. Hoy duerme".
"Antes hab¨ªa mucha m¨¢s gente", reconoci¨® a Efe Franco Cabrejos, quien cierra la Librer¨ªa Lucas de la Avenida Corrientes a las once de la noche pero recuerda que hace no tanto su jornada terminaba pasada la medianoche y durante los fines de semana se alargaba hasta las 3 o las 4 de la madrugada.
Daniel Ochoa, propietario de la peque?a librer¨ªa vecina Obel, que vende ejemplares nuevos y usados, es otro de los testigos del cambio: lleva 34 a?os como librero en la avenida y desde hace 17 regenta su propio negocio.
Ochoa logra mantener su tienda pero ahora tiene que competir en su mayor¨ªa con grandes cadenas de libros, "mientras el alquiler del local sube" y las ventas de libros bajan por "la subida de precios que trae la inflaci¨®n".
"Empec¨¦ de abajo, yo no hered¨¦ la librer¨ªa de mis viejos, la constru¨ª de abajo", recalc¨® el librero con orgullo.
Para sobrevivir, encajada entre un gran restaurante-parrilla, una tienda de bisuter¨ªa y un Farmacity, el truco de Ochoa es trabajar con su familia, alejarse del "best seller" y las rarezas que las tiendas grandes no venden.
"Hay toda una m¨ªstica acerca de la calle Corrientes y sus librer¨ªas", dijo a Efe Alejandro Denava -quien lleva tres a?os trabajando casi enfrente de Obel, como librero en una de las sucursales de la cadena C¨²spide- pero reconoci¨® que el verdadero encanto es el de los libreros que llevan toda la vida en la avenida con su propia tienda.
Los expertos en el patrimonio porte?o, como el profesor Juan Antonio L¨¢zara, lamentan el empobrecimiento del ambiente de la avenida, que extiende sus casi nueve kil¨®metros de longitud desde el l¨ªmite con el r¨ªo de la Plata hasta el barrio de Chacarita (oeste).
"En los ¨²ltimos a?os, digamos desde 2002, hubo un proceso de pauperizaci¨®n: cambi¨® el perfil de los locales, hay una especie de estandarizaci¨®n y de empobrecimiento del perfil cultural de los locales", declar¨® a Efe L¨¢zara.
Para el experto, la calle ha recogido el empobrecimiento de la propia sociedad argentina, aunque su importancia hist¨®rica y la relevancia de sus teatros y restaurantes seguir¨¢ garantizando su papel de punto de referencia de la cultura en Buenos Aires.
Nerea Gonz¨¢lez
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