Alemania y las instituciones europeas, ?se debilita el ¡®diktat¡¯ de Berl¨ªn?
En las ¨²ltimas semanas se han producido varias noticias y anuncios en Europa que parecen sugerir que la hegemon¨ªa monol¨ªtica germana en la econom¨ªa pol¨ªtica del euro est¨¢ perdiendo peso, o al menos que, frente al diktat de Berl¨ªn, otras voces alternativas comienzan a ser escuchadas con fuerza en Bruselas y Fr¨¢ncfort.
En primer lugar, a principios de mes, el Banco Central Europeo (BCE) public¨® un informe apoyando la propuesta de la Comisi¨®n Europea, frente al Gobierno alem¨¢n, favorable a un mecanismo centralizado de resoluci¨®n bancaria respaldado por un fondo europeo tambi¨¦n centralizado y que cubra todos los bancos de la eurozona. Las disputas sobre el dise?o y poderes de la uni¨®n bancaria ¡ªespecialmente el mecanismo de resoluci¨®n y los fondos de liquidaci¨®n¡ª llevan casi dos a?os enfrentando a Alemania con Bruselas y el resto de Estados miembros, y empantanando su puesta en marcha. Ahora parece claro tambi¨¦n que el BCE no se alinea con Alemania en el punto clave de la incorporaci¨®n de sus peque?os bancos regionales a la uni¨®n bancaria, que Berl¨ªn quiere excluir. Conviene recordar que la crisis financiera no ha sido principalmente provocada por los grandes bancos sist¨¦micos europeos. Al contrario, fueron entidades m¨¢s peque?as, como las cajas espa?olas, el Anglo-Irish Bank irland¨¦s o Laiki, en Chipre, las que han hecho temblar el sistema, sin olvidar las enormes ayudas encubiertas que han recibido los propios bancos regionales alemanes.
La postura del BCE aline¨¢ndose con Bruselas deja a Berl¨ªn m¨¢s aislado que nunca en relaci¨®n con la uni¨®n bancaria. Todo ello a solo escasas semanas del Consejo Europeo de diciembre en el que se debe llegar a un acuerdo definitivo sobre el tema, que evitar¨ªa un retraso de al menos un a?o en su puesta en marcha, debido a las elecciones al Parlamento Europeo en 2014.
En segundo lugar, el 7 de noviembre, el BCE anunci¨® su comentada bajada de los tipos de inter¨¦s al 0,25%, con el voto en contra de los representantes alemanes y sus pa¨ªses sat¨¦lite. La mayor¨ªa de los analistas coinciden en la necesidad de la medida, en vista de la ca¨ªda de la inflaci¨®n trimestral del 1,1% al 0,7%. Es decir, con el IPC de la eurozona por debajo de la mitad del objetivo del BCE del 2% no existe actualmente riesgo inflacionario, m¨¢s bien se acerca peligrosamente a una deflaci¨®n al estilo japon¨¦s. Aunque el escenario m¨¢s probable es un largo periodo de d¨¦bil inflaci¨®n por debajo del 2% y muy bajo crecimiento. En este contexto no es f¨¢cil entender las razones de los representantes alemanes en el Consejo del BCE contra esta bajada que tendr¨¢ efectos moderados al estar los tipos ya tan cerca del l¨ªmite inferior del 0%, pero que provocar¨¢ una devaluaci¨®n del euro, positiva para las exportaciones.
La UE y sus instituciones tampoco son meras marionetas al servicio de los intereses de Berl¨ªn
El temor alem¨¢n no yace en un repunte de la inflaci¨®n, sino en que con esta decisi¨®n el BCE pr¨¢cticamente agota los instrumentos tradicionales de pol¨ªtica monetaria. Se acerca as¨ª la posibilidad de que adopte medidas m¨¢s agresivas y menos convencionales, como las de relajaci¨®n cuantitativa (quantitative easing) o compras masivas de deuda p¨²blica llevadas a cabo por la Reserva Federal o el Banco de Jap¨®n. Este ¨²ltimo escenario representa un aut¨¦ntico anatema para la ortodoxia econ¨®mica alemana.
Finalmente, quiz¨¢ el anuncio pol¨ªticamente m¨¢s doloroso, aunque menos relevante para el Gobierno de Angela Merkel, ha sido la advertencia formal de Bruselas a Alemania por no hacer lo suficiente para equilibrar su excesivo super¨¢vit comercial, con medidas de est¨ªmulo a la demanda que hagan crecer las importaciones procedentes de los pa¨ªses de la periferia. Se impulsar¨ªa as¨ª una salida m¨¢s r¨¢pida y menos traum¨¢tica de la crisis que las actuales devaluaciones internas. Esta cr¨ªtica ya fue adelantada en septiembre por el Tesoro americano, que acus¨® a Berl¨ªn de hacer peligrar el crecimiento global.
Es bien sabido que los desequilibrios en las balanzas exteriores entre Alemania y los pa¨ªses perif¨¦ricos est¨¦n entre las causas estructurales que provocaron las burbujas financieras y altos endeudamientos en estos ¨²ltimos. De ah¨ª que corregirlas sea esencial para prevenir crisis futuras. El super¨¢vit comercial de Alemania con sus socios europeos se ha reducido notablemente desde 2009 hasta quedar cercano al equilibrio, pero se ha producido fundamentalmente por la ca¨ªda de las importaciones procedentes de la zona euro. Como bien se?ala el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su ¨²ltimo informe de Perspectivas econ¨®micas mundiales, son b¨¢sicamente factores estacionales los que explican la correcci¨®n del super¨¢vit comercial germano, por lo que este podr¨ªa volver a aumentar de forma importante en el futuro si la periferia muestra signos de recuperaci¨®n.
La reversi¨®n de los desequilibrios comerciales dentro de la zona euro se facilitar¨ªa enormemente si Alemania estimulara su demanda interna ¡ªcon medidas como un salario m¨ªnimo o una pol¨ªtica fiscal algo m¨¢s expansiva¡ª y empujara ligeramente la inflaci¨®n dom¨¦stica. Una inflaci¨®n tan baja dificulta enormemente a los pa¨ªses de la periferia reducir sus niveles de endeudamiento y ganar competitividad en la eurozona, que debe hacerse a costa de mayores devaluaciones salariales. Si, por el contrario, Berl¨ªn aceptara un IPC interno cercano al 3%, la periferia podr¨ªa mejorar su competitividad simplemente manteni¨¦ndola algo m¨¢s baja, que es la v¨ªa como Alemania lo hizo en los a?os 2000.
Las cr¨ªticas contra el Gobierno alem¨¢n por su pol¨ªtica europea no son nuevas, pero la diferencia esta vez es que provienen de las mismas poderosas instituciones europeas que marcan la pol¨ªtica econ¨®mica en la eurozona, siguiendo hasta ahora en buena medida los dictados germanos. En el caso del BCE se ha notado la llegada de Mario Draghi, mucho menos inmovilista que su antecesor. Esto se comprob¨® con el anuncio de hace un a?o de hacer lo que fuera necesario para salvar al euro que provoc¨® ya fisuras (y una demanda) con influyentes economistas germanos. En Bruselas no hay caras nuevas, por lo que el cambio de actitud responde posiblemente al fracaso de la actual estrategia de ajuste asim¨¦trico, que ahoga al m¨¢ximo a la periferia, mientras Alemania no mueve un dedo por sus vecinos.
El euro no representa solamente una uni¨®n monetaria, sino un gran proyecto pol¨ªtico compartido, que requiere responsabilidad y cuentas p¨²blicas saneadas de unos, pero tambi¨¦n solidaridad y arrimar el hombro de otros. Hace tiempo que es sabido que en Europa no se pueden tomar decisiones contra la opini¨®n de Alemania. Pero, por suerte, este ¨²ltimo mes nos ha dejado algunas se?ales de que la UE y sus instituciones tampoco son meras marionetas al servicio de los intereses de Berl¨ªn.
Manuel de la Rocha V¨¢zquez, economista de la Fundaci¨®n Alternativas y miembro de Economistas Frente a la Crisis.
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