Pr¨®ximos retos del ¨¢rea euro
El primer reto del ¨¢rea euro es que ha decrecido el -1,2%; -0,6% y -0,4%, en t¨¦rminos interanuales, en los tres primeros trimestres de 2013, mientras que Estados Unidos ha crecido un 1,3%; 1,6% y 2%, respectivamente. Para 2014, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima un crecimiento del 0,9% para el ¨¢rea euro y del 2,7% para EE UU, tres veces superior, mientras que la Comisi¨®n Europea estima un 1,1% para el ¨¢rea euro, 2,5 veces inferior al de Estados Unidos.
Estas diferencias pueden explicarse b¨¢sicamente por dos razones:
La primera es que Estados Unidos es un Estado federal con 237 a?os de existencia y el ¨¢rea euro no lo es, ni tiene probabilidad de serlo como m¨ªnimo en los pr¨®ximos 15 o 20 a?os.
La segunda es que las poblaciones del ¨¢rea euro y de la UE envejecen y disminuyen a mayor ritmo que las de Estados Unidos, que aumentar¨¢n un 16% entre 2010 y 2050, mientras que la de la UE caer¨¢ un 10%. En dicho periodo, la poblaci¨®n de Estados Unidos pasar¨¢ de ser el 5% de la poblaci¨®n mundial al 4,4% y la de la UE caer¨¢ del 10,7% al 7%, y en porcentaje del PIB mundial entre 2010 y 2050, la UE pasar¨¢ del 29% al 15% y Estados Unidos, del 26% a solo el 18%.
La UE y el ¨¢rea euro perder¨¢n peso relativo frente a Estados Unidos y frente al resto del mundo en poblaci¨®n y PIB y, especialmente, frente a los pa¨ªses emergentes y en desarrollo.
El segundo reto es que la pol¨ªtica fiscal en Estados Unidos es federal, mientras que la del ¨¢rea euro es solo nacional. Esto hace que la pol¨ªtica monetaria del Banco Central Europeo (BCE) est¨¦ coja ya que, aunque el euro es la moneda com¨²n, ning¨²n Estado miembro es capaz de controlarla al no tener el respaldo de un Tesoro ¨²nico o incluso com¨²n.
En el ¨¢rea euro est¨¢ ocurriendo ahora algo parecido al llamado ¡°pecado original¡± que sufrieron los pa¨ªses iberoamericanos cuando se ve¨ªan obligados a emitir deuda en d¨®lares con lo que, cuando su propia moneda se depreciaba, su deuda en d¨®lares aumentaba cada vez m¨¢s de valor en su propia moneda y no pod¨ªan pagarla.
Ahora, en el ¨¢rea euro, los Estados miembros del sur, con una deuda media conjunta del 120% del PIB en 2012 (siendo la espa?ola del 86%), est¨¢n haciendo una fuerte ¡°devaluaci¨®n interna¡±, ajustando sus salarios y otros costes y aumentando su productividad para restaurar su competitividad perdida, pero de haber conseguido una devaluaci¨®n real cercana del 20%, el valor real medio de su deuda aumentar¨ªa un 24%, salvo que consigan que dicha devaluaci¨®n haga que su PIB crezca m¨¢s r¨¢pido a trav¨¦s de mayores exportaciones. Pero, para lograrlo, necesitan asimismo que los Estados miembros del norte, que est¨¢n menos endeudados, aumenten su demanda interna, a lo que algunos se niegan poniendo el peso de la correcci¨®n en los del sur.
La ¡°hoja de ruta¡± de la Comisi¨®n Europea estima que un Tesoro com¨²n podr¨ªa llegar a aprobarse dentro de 10 a?os, introduciendo cambios profundos en los Tratados. Pero llevar¨¢ luego varios a?os ratificarlos, al exigirse mayor¨ªas elevadas en algunos Estados miembros y refer¨¦ndums nacionales en otros. El Tratado de Lisboa tard¨® cinco a?os en ratificarse una vez aprobado.
Buscar m¨¢s capital en los mercados podr¨ªa costarles caro a algunos, provocando una todav¨ªa mayor reducci¨®n de sus cr¨¦ditos al sector privado, ahondando as¨ª la fragmentaci¨®n y produciendo efectos recesivos parecidos a los de la austeridad fiscal
El tercer reto es que la ausencia de una pol¨ªtica fiscal com¨²n en el ¨¢rea euro es muy grave ya que esta es la ¨²nica pol¨ªtica macroecon¨®mica que puede hacer frente a los ¡°choques asim¨¦tricos¡±, es decir, a aquellos que afectan solo a alg¨²n o algunos de sus Estados miembros.
Por esa raz¨®n, el Tesoro de Estados Unidos ha sido capaz, en tres a?os, de ayudar a California, que representa el 16% de su PIB total, a superar la suspensi¨®n de pagos, mientras que el ¨¢rea euro ha sido incapaz todav¨ªa de conseguir que Grecia, que solo representa el 2% del PIB total del ¨¢rea, supere su elevada posici¨®n deudora.
El cuarto reto es que la pol¨ªtica monetaria ¨²nica del BCE solo puede ayudar a superar los choques ¡°sim¨¦tricos¡± subiendo o bajando tipos o aplicando algunas medidas no convencionales. Adem¨¢s y para colmo, el ¨¢rea euro no es todav¨ªa un ¨¢rea monetaria ¨®ptima (AMO) ya que, tras 55 a?os de ser un Mercado Com¨²n, todav¨ªa no circulan libremente entre sus Estados miembros ni las personas, por sus diferencias de lengua y costumbres, ni los capitales y las empresas, por proteccionismos nacionales, especialmente en los servicios.
Por estas dos razones, el BCE se ve forzado a inventarse una pol¨ªtica monetaria ¡°asim¨¦trica¡± para, as¨ª, poder restaurar la transmisi¨®n de su pol¨ªtica monetaria, que ha dejado de funcionar en el sur, y, adem¨¢s, superar la enorme fragmentaci¨®n monetaria y financiera que existe entre el norte y el sur. Asimismo, al intentarlo, tiene que soportar duras cr¨ªticas de algunos Estados del norte, que, incomprensiblemente, dan m¨¢s importancia al ¡°riesgo moral¡± que a que el ¨¢rea euro pueda llegar a desintegrarse y desaparecer.
Sin embargo y felizmente, el BCE no est¨¢ dispuesto a que esto ¨²ltimo ocurra y, por esa raz¨®n, es la instituci¨®n europea en la que m¨¢s conf¨ªa la mayor¨ªa de sus ciudadanos y de sus inversores.
El quinto reto es creer que, como alternativa, la uni¨®n bancaria va a resolver, al menos temporalmente, estos problemas, pero tal como va solo lo lograr¨¢ parcialmente.
El acuerdo alcanzado sobre el mecanismo ¨²nico de resoluci¨®n (MUR) demuestra que, de momento: primero, no es un Mecanismo sino solo un Consejo; segundo, no es ¨²nico sino nacional: tercero, no habr¨¢ un cortafuego o freno fiscal com¨²n que pueda ayudarle en ¨²ltima instancia, y cuarto, el mecanismo europeo de estabilidad no podr¨ªa prestarle en situaciones dif¨ªciles (como ocurre con la agencia federal de aseguramiento de dep¨®sitos de EE UU) y adem¨¢s, solo dispondr¨ªa de 60.000 millones de euros para recapitalizar bancos.
Alemania no parece querer que los contribuyentes alemanes paguen para resolver ning¨²n banco europeo, ni tampoco que una instituci¨®n europea resuelva una instituci¨®n de cr¨¦dito alemana, de las 1.916 que posee de un total de 6.000.
Ning¨²n Estado miembro del sur protesta por este tratamiento asim¨¦trico, ya que el coste de financiaci¨®n de su deuda sigue cayendo. Sin embargo, cae tanto porque est¨¢n haciendo bien sus deberes como por decisiones del BCE, como las subastas de liquidez, que fueron duramente criticadas por algunos Estados miembros del norte.
Podr¨ªa terminar replic¨¢ndose la historia del Pacto Fiscal que, reforzado por un Tratado intergubernamental, impuso austeridad para todos con consecuencias negativas sobre el crecimiento. Esta Uni¨®n Bancaria podr¨ªa terminar desencadenando una mayor contracci¨®n del cr¨¦dito, especialmente en aquellos Estados miembros que m¨¢s lo necesitan.
La revisi¨®n por el BCE de la calidad de los balances bancarios y las pruebas de esfuerzo de la Autoridad Bancaria Europea podr¨ªan volver a imponer, a los bancos de los Estados del sur, que valoren sus tenencias de deuda p¨²blica a los precios de mercado determinados por sus seguros contra impagos (CDS).
Esto ser¨ªa muy injusto, por seguir siendo la deuda p¨²blica un ¡°activo libre de riesgo¡± en Basilea III, aunque no afectar¨ªa a la banca espa?ola e italiana salvo que las pruebas de resistencia fueran excesivamente duras. Asimismo, el incierto acuerdo final sobre el MUR podr¨ªa hacer que pidieran m¨¢s capital a los bancos del sur que a los del norte.
Buscar m¨¢s capital en los mercados podr¨ªa costarles caro a algunos, provocando una todav¨ªa mayor reducci¨®n de sus cr¨¦ditos al sector privado, ahondando as¨ª la fragmentaci¨®n y produciendo efectos recesivos parecidos a los de la austeridad fiscal. Finalmente, los bancos del norte podr¨ªan aprovechar para comprar bancos del sur, renacionalizando la banca en su favor.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research, CEPR
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