Domecq se lamenta de que el consumo de vino haya ca¨ªdo enormemente en Espa?a
Qu¨ªmico, en¨®logo y, sobre todo, continuador de una gran saga bodeguera, Beltr¨¢n Domecq, presidente del Consejo Regulador del Jerez, cree que es "trist¨ªsimo" que el consumo de vino haya ca¨ªdo en Espa?a en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas desde los 60 a los 20 litros por persona y a?o.
Pero casi m¨¢s que esta "enorme" ca¨ªda del consumo que no se ha registrado en pa¨ªses como Francia e Italia, a Beltr¨¢n Domecq (Jerez, 1946) le duele la falta de conocimiento que hay en Espa?a sobre este "producto natural", a pesar de que es el pa¨ªs "n¨²mero 1 en superficie de vi?a, con un mill¨®n de hect¨¢reas".
Un desconocimiento que afecta especialmente a los vinos del Marco de Jerez, unos caldos con siglos a sus espaldas, a los que ya Shakespeare dedic¨® "grandes frases" y que siguen siendo tan desconocidos dentro de Espa?a como venerados fuera.
Por eso, promocionarlos se ha convertido en el reto del Consejo Regulador de la Denominaci¨®n de Origen (D.O.) Jerez-X¨¦r¨¦s-Sherry en este a?o en el que, adem¨¢s, Jerez de la Frontera es la "Ciudad Europea del Vino 2014".
Fino, Manzanilla, Oloroso, Amontillado, Pedro Xim¨¦nez (el segundo vino m¨¢s dulce del mundo) o Cream... el marco de Jerez produce once variedades distintas de caldos, que seg¨²n Domecq, poseen "una versatilidad ¨²nica en el mundo" y son capaces de acompa?ar los platos m¨¢s dif¨ªciles de maridar, como esp¨¢rragos, alcachofas o vinagretas, y cualquier momento o situaci¨®n del d¨ªa.
"En un Consejo de Ministros yo servir¨ªa un Palo Cortado", dice, mientras asegura que hay vinos de Jerez perfectos para acompa?ar carnes, quesos y hasta el sushi.
El Marco de Jerez ha cerrado un a?o en el que sus ventas, de unos 45 millones de litros al a?o, han bajado un cuatro por ciento.
Las ventas en Espa?a, que se disparan en las ferias andaluzas, han descendido un dos por ciento, pero a¨²n as¨ª se mantienen en un treinta por ciento del total, al nivel de las de Inglaterra, un pa¨ªs al que se exportaban ya en el siglo XIV y que hasta hace unos a?os fue su primer mercado.
Holanda y Alemania ocupan el tercer y cuarto puesto entre los clientes del Jerez, seguidos de EE.UU., donde el a?o pasado las ventas de estos vinos crecieron un once por ciento, mientras que en Jap¨®n, donde ya hay competiciones de venenciadores, el incremento ha llegado al 17 por ciento.
Los vinos del Marco de Jerez llegan a los consumidores con una media de cuatro a?os de envejecimiento, aunque se venden incluso con certificaci¨®n de m¨¢s de treinta a?os.
Estos se pueden encontrar por unos 60 euros. "A m¨ª me parecen demasiado baratos, teniendo en cuenta que son algo ¨²nico", dice Domecq, que se queja de que en general los precios se mantienen como hace veinte a?os y destaca que peri¨®dicos y revistas de prestigio internacional han afirmado que son los que tienen la mejor relaci¨®n calidad-precio.
Le irrita que en muchos bares no traten al Jerez "como a un vino" y lo sirvan en "la copa m¨¢s peque?a que tengan" y tambi¨¦n escuchar que "es muy cabez¨®n", cuando tiene una graduaci¨®n de unos 15 grados "como muchos vinos de mesa nacionales y extranjeros", aunque los envejecidos pueden llegar a los 20.
Lo que s¨ª asegura es que los vinos de Jerez, que, solo con sus procesos naturales, aglutinan "entre 700 y mil componentes qu¨ªmicos" hay que beberlos "con la intenci¨®n de saborear" y, como todos, "con moderaci¨®n".
Y defiende que son "san¨ªsimos", hasta el punto de que puede "certificar" que su padre lleg¨® a los 82 a?os y beb¨ªa tres botellas de vino de Jerez al d¨ªa. "Estaba inc¨®lume, com¨ªa, los repart¨ªa muy bien a lo largo del d¨ªa, ten¨ªa el h¨ªgado de un ni?o de tres a?os", cuenta.
Domecq sabore¨® a los "ocho o diez" a?os sus primeros vinos de la mano de su abuelo, que le ense?¨® "qu¨¦ es y c¨®mo y cu¨¢nto se debe beber", una oportunidad que cree que no han tenido los miles de j¨®venes que acuden a botellones y toman "bebidas de origen cuestionable".
"En casa es donde est¨¢ la educaci¨®n de un hijo, para que aprenda a beber hay que ense?arles, igual hasta ech¨¢ndole un poquito de agua, a que hay una cosa que se llama vino cuyo beneficio es el sabor, no perder el sentido".
El sabor y, de paso, los "misterios" que rodean la elaboraci¨®n de los vinos de Jerez, de los que forman parte palabras tan sugerentes como "velo de flor" y que Beltr¨¢n Domecq ha recogido recientemente en un libro porque "conocerlos es amarlos".
Isabel Laguna
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