Declararse en la Espa?a m¨¢s rom¨¢ntica

?Qu¨¦ tienen en com¨²n San Juan de Gaztelugatxe, la ovetense plaza Daoiz y Velarde, la orilla del r¨ªo Xunco o la isla de El Hierro? S¨ª, todos est¨¢n en Espa?a, pero su conexi¨®n no es geogr¨¢fica sino emocional: son lugares perfectos para gritar a los cuatro vientos que se est¨¢ enamorado.
La antigua villa de Briones (Logro?o), en La Rioja, es una excelente atalaya desde la que contemplar en pareja parte del espectacular recorrido del r¨ªo Ebro, acariciado por los vi?edos, con la Sierra de la Demanda al sur y Pe?acerrada al norte.
A tan s¨®lo una hora de viaje, en el Pa¨ªs Vasco, como surgido del mar por arte de magia, se encuentra San Juan de Gaztelugatxe, un peque?o pe?¨®n unido a tierra por un estrecho puente de piedra, al final del cual se halla una ermita del siglo X dominando el horizonte.
Para llegar a ella hay que subir 237 escalones, y los enamorados deben tocar su campana tres veces y pedir un deseo.
Tres horas en coche separan este lugar de la ciudad asturiana de Oviedo, donde ha sobrevivido al paso del tiempo la plaza Daoiz y Velarde, en la que Ana Ozores viv¨ªa su pasi¨®n amorosa, la protagonista de "La Regenta", la obra maestra de Leopoldo Alas "Clar¨ªn".
Siguiendo el recorrido por el norte de Espa?a y tras un peque?o viaje de una hora, en el municipio de Cervo, en la costa de Lugo, encontramos el Paseo dos Namorados, que transcurre por la orilla del r¨ªo Xunco, por el que deambulan las parejas, desde las antiguas fabricas de loza fundadas por el marqu¨¦s de Sargadelos en el siglo XVIII hasta una peque?a cascada.
Y, por tierras de Extremadura, el emeritense Parque de los Enamorados o L¨®pez de Ayala, un lugar ideal para los enamorados, entre setos que preservan de miradas indiscretas.

En Castilla-La Mancha, la hist¨®rica y monumental Toledo, que durante este 2014 conmemora el cuarto centenario de la muerte del Greco, ofrece rom¨¢nticos paseos por las calles que vieron nacer versos de B¨¦cquer, Garcilaso de la Vega, Lope de Vega o Rilke.
Desde aqu¨ª, en menos de una hora en coche, los enamorados pueden llegar a Madrid, donde visitar el famoso Madrid de los Austrias y descubrir sus secretas leyendas. En esta excursi¨®n, conviene recorrer la calle de la Pasa, en la que, seg¨²n la tradici¨®n, quien no pase por all¨ª jam¨¢s contraer¨¢ matrimonio.
Gracias al tren, tan s¨®lo 60 minutos separan las ciudades de Madrid y Valencia, y en esta muchas parejas eligen L'Albufera para recrearse con una puesta de sol desde sus embarcaderos, sumergirse en el silencio de los arrozales, aprovechar la complicidad de su suave vegetaci¨®n o subirse a una barca de pescadores para mecerse en el rumor de sus interminables canales.
Cerca de L'Albufera, en el noroeste de la regi¨®n de Murcia, en el l¨ªmite de los t¨¦rminos municipales de Ceheg¨ªn y de Calasparra, se halla el pueblo de Valent¨ªn, de tan s¨®lo 600 habitantes, que como el resto de pueblos de la zona comparte sus fiestas en honor de su patr¨®n con suelta de vaquillas y encierros.
Desde el aeropuerto de Valencia, un avi¨®n permite estar en menos de cuatro horas en el maravilloso archipi¨¦lago de las Canarias, en donde la m¨¢s peque?a y quiz¨¢ olvidada isla, la de El Hierro, ofrece m¨²ltiples rincones para disfrutar pausadamente de unos d¨ªas de descanso en pareja.
Aqu¨ª, en este paisaje volc¨¢nico de la ¨²ltima tierra conocida para los navegantes a Am¨¦rica, tambi¨¦n son c¨¦lebres sus atardeceres y el car¨¢cter de sus gentes, tan abiertas que en muchas casas herre?as se mantiene la costumbre de no cerrar con llave.
Y, fuera del circuito de los grandes complejos tur¨ªsticos, ofrece lugares con tanto encanto como un parador nacional aislado del mundo, rodeado solo por mar y lava, o como el hotel m¨¢s peque?o del mundo, de solo cuatro habitaciones y con m¨²ltiples reconocimientos por el cuidado con que trata a sus clientes y por la historia que atesora.
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