Jan Koum, de inmigrante sin recursos a multimillonario gracias a WhatsApp
Jan Koum naci¨® en Kiev, de ni?o nunca tuvo agua caliente en su casa, sobrevivi¨® con cupones de comida cuando emigr¨® a EE.UU. con 17 a?os y acaba de convertirse en millonario de Silicon Valley. La empresa que cre¨® hace 5 a?os, WhatsApp, ser¨¢ el mayor desembolso de la historia de Facebook.
Orgulloso de su espectacular progreso y en un gesto cargado de simbolismo, Koum ha escogido para firmar el acuerdo de 19.000 millones de d¨®lares anunciado el mi¨¦rcoles el centro social donde acud¨ªa con su madre a recoger los vales de ayuda alimenticia en sus primeros a?os en Estados Unidos, adonde llegaron huyendo de las tensiones pol¨ªticas de la Ucrania sovi¨¦tica y buscando mejores perspectivas de futuro.
Hijo de un maestro de obras y una ama de casa ya fallecidos, el perfil y la actitud de Koum son la ant¨ªtesis de lo que a priori se espera de un nuevo multimillonario de esa meca de la tecnolog¨ªa que es Silicon Valley, en California.
El emprendedor de 38 a?os es un hombre modesto, celoso de su vida privada y conocido por tener principios muy s¨®lidos, unas ideas de las que ha dejado claro que no va a alejarse ni un ¨¢pice a pesar de que su empresa de 55 empleados pasar¨¢ a manos del gigante Facebook, la red social m¨¢s popular del mundo y cuya filosof¨ªa es antag¨®nica en muchos aspectos al esp¨ªritu con el que Koum cre¨® su popular servicio de mensajer¨ªa instant¨¢nea.
"No anuncios, no juegos, no artilugios", puede leerse en una nota colgada en la pared de su oficina. Koum y su socio, el estadounidense Brian Acton, concibieron WhatsApp precisamente como una plataforma libre de todas aquellas cosas que detestan del mundo de la tecnolog¨ªa y que les llevaron a abandonar Yahoo, la empresa donde se conocieron, para crear su propio negocio.
Para los padres del servicio de mensajes gratuitos de m¨®vil m¨¢s universal hay dos l¨ªneas rojas que no traspasaran de ning¨²n modo, ni siquiera por la multimillonaria cantidad que Facebook ha pagado por su empresa, una cifra que los expertos consideran desorbitada.
La primera de ellas es la privacidad. Koum, marcado por su infancia y juventud en un pa¨ªs donde se interven¨ªan las comunicaciones de los ciudadanos, se ha asegurado desde los inicios de WhatsApp hace cinco a?os de que la aplicaci¨®n recoja la menor cantidad posible de datos de los usuarios, que solo necesitan su n¨²mero de m¨®vil para identificarse y tener acceso al servicio.
Este aspecto no podr¨ªa chocar m¨¢s con la filosof¨ªa de Facebook, su comprador, que por su naturaleza de "libro abierto" de las vidas de sus usuarios solicita todo tipo de informaci¨®n, unos datos con los que ha logrado ingentes beneficios a trav¨¦s de los anunciantes, para quien la red social efect¨²a una segmentaci¨®n de mercado que no tiene precio.
De hecho Koum nunca ha nombrado a Facebook cuando se le ha preguntado en entrevistas por sus aplicaciones favoritas, entre las que s¨ª ha mencionado a otras tambi¨¦n muy populares pero menos exhibicionistas de la vida privada, como Twitter.
Su infancia en un peque?o pueblo rural a las afueras de Kiev, donde durante m¨¢s de una d¨¦cada tuvo el mismo reducido grupo de amigos, le hace recelar a¨²n de las relaciones sociales que muchas veces se establecen en Estados Unidos, y de las que plataformas como Facebook son el mejor exponente: tener muchos conocidos pero mantener con ellos amistades vol¨¢tiles y poco profundas.
Librar a los usuarios de la habitual avalancha de anuncios publicitarios con los que los acribillan otras plataformas, como el propio Facebook, es otra de las m¨¢ximas de este emprendedor autodidacta, que siempre fue un estudiante rebelde y dej¨® la universidad antes de acabar sus estudios para incorporarse a Yahoo.
En virtud de esta filosof¨ªa, ¨¦l y Acton optaron por no "mercantilizar" el servicio de comunicaci¨®n que ofrecen. Un deseo que el consejero delegado y fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, ya ha dicho que respetar¨¢, al menos al principio, puesto que el objetivo primordial no es incorporar anunciantes a toda prisa sino captar nuevos usuarios.
Koum considera que los anuncios, empleados por la mayor¨ªa de sus competidores para obtener beneficios, son una intromisi¨®n en la comunicaci¨®n personal y adem¨¢s convierten a los usuarios en productos.
"La publicidad nos hace querer comprar coches y ropa, trabajar en empleos que odiamos para poder comprar lo que no necesitamos", tuite¨® en 2011, citando esta conocida frase de la pel¨ªcula "El club de la lucha".
El emprendedor est¨¢ convencido de poder mantener estos principios ahora que su empresa pasar¨¢ a ser propiedad de Facebook, la red social que en su d¨¦cimo aniversario conf¨ªa en WhatsApp para seguir siendo atractiva para el p¨²blico m¨¢s joven y apuntalar adem¨¢s su salto al m¨®vil.
Cristina Garc¨ªa Casado
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