Orde?ar los vi?edos
Miles de hect¨¢reas han pasado de una producci¨®n de 5.000 a 25.000 kilos de uva
Espa?a se convirti¨® en 2013 en el primer productor de vino de la Uni¨®n Europea (UE), con m¨¢s de 50,6 millones de hectolitros, frente a los 47,4 millones de Italia y los 42,3 millones de Francia. No es la primera vez que la producci¨®n nacional de vino supera los 50 millones de hectolitros. La anterior se produjo en 2004. Sin embargo, desde entonces las cosas han cambiado mucho, y lo que hace una d¨¦cada respond¨ªa a unas condiciones climatol¨®gicas excepcionales (cosechas medias de entre 35 y 40 millones de hectolitros), hoy se ha convertido casi en una realidad cotidiana, ya que los procesos de cambio abordados en el sector han llevado la producci¨®n por encima de los 50 millones de hectolitros.
El control del potencial de la producci¨®n de vino para ajustarlo a las necesidades de la demanda ha sido uno de los principales objetivos de las dos ¨²ltimas reformas de la Organizaci¨®n Com¨²n de Mercado (OCM), en 2001 y 2008, v¨ªa pol¨ªticas de reestructuraci¨®n y reconversi¨®n, con la contenci¨®n de las plantaciones y las ayudas al arranque de las cepas. La misma filosof¨ªa mantenida en la ¨²ltima reforma de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n, en la que se eliminaron los derechos de plantaci¨®n de los viticultores para sustituirlos por autorizaciones de plantaciones de hasta el 1% sobre las superficies de cultivo en cada Estado miembro.
La superficie baj¨®
El vi?edo ha sido el sector agr¨ªcola que ha protagonizado uno de los mayores procesos de cambio tanto en el recorte de las superficies de cultivo como en las condiciones de producci¨®n en los ¨²ltimos a?os. Las razones para abandonar las tierras han llegado desde el propio sector por los bajos precios pagados por la uva en la ¨²ltima d¨¦cada, la baja rentabilidad del trabajo y la falta de incentivos para un relevo generacional. Pero destaca especialmente la estrategia acordada por la Uni¨®n Europea en las dos ¨²ltimas reformas de la OCM, impulsando los procesos de reestructuraci¨®n y reconversi¨®n de los vi?edos con pol¨ªticas de ayudas dirigidas al arranque de 175.000 hect¨¢reas en toda la UE en las campa?as realizadas entre 2008 y 2011.
La aplicaci¨®n de la reforma de 2001 para la reconversi¨®n y la reestructuraci¨®n del vi?edo en Espa?a supuso hasta 2008 la actuaci¨®n sobre un total de 203.233 hect¨¢reas, que recibieron 1.308 millones de euros de ayudas (con una media de 6.435 euros por hect¨¢rea). En el periodo comprendido entre 2008 y 2012, las actuaciones afectaron a otras 71.397 hect¨¢reas, cuyas ayudas fueron de 358,3 millones de euros. En total, el sector ha recibido 1.662 millones de euros para mejorar 274.631 hect¨¢reas, de las que el 47% correspondieron a Castilla-La Mancha.
Poner o no puertas al campo
Con una demanda interna de entre 22 y 23 millones de hectolitros anuales (de los que 10 corresponden al consumo directo, m¨¢s de 5 a mostos, otros 5 para alcohol y 2,3 a otros usos) y m¨¢s de 20 millones a la exportaci¨®n, el fuerte incremento de las cosechas ha pasado a convertirse en uno de los debates de mayor calado en el sector. El centro de ese debate es la conveniencia o no de ajustar las cosechas a la demanda.
Fernando Villena, de la Asaja, no entiende que no exista una limitaci¨®n en la producci¨®n por hect¨¢rea para evitar el derrumbe de los precios. Una limitaci¨®n que, de hacerse, los responsables de las cooperativas quieren que sea igual para todos, aunque limitar rendimientos ser¨ªa ir contra la competitividad de las explotaciones en un mercado globalizado.
Alejandro Garc¨ªa, de la COAG, entiende que no se puede premiar el exceso de producci¨®n y ve el problema en los vinos de mala calidad. Jos¨¦ Manuel Delgado, de la UPA, advierte sobre el peligro de las limitaciones, que deber¨ªan responder a una autorregulaci¨®n del sector en vez de ser impuestas. Delgado cree que la salida es la vendimia en verde cuando sea necesaria y una mayor apuesta por aumentar el consumo interior.
Desde la industria, el problema no estar¨ªa en las producciones elevadas, sino en que se rebajara su calidad. Para el director del Observatorio Espa?ol de los Mercados del Vino, Rafael del Rey, no se puede hablar fr¨ªamente de que las producciones son muy elevadas. El debate deber¨ªa ser si esa producci¨®n se ajusta o no a las necesidades de las demandas (ya que no hay una ¨²nica), si es mejor la oferta para la exportaci¨®n o para la elaboraci¨®n de mostos o alcohol, opina Del Rey.
Las actuaciones m¨¢s importantes por las que optaron los viticultores espa?oles se dirigieron al desarrollo de nuevas plantaciones, cambio de vi?edos con cepas de vaso por copas en espaldera, la sustituci¨®n de superficies de secano por riegos (que ya suponen el 35% de todos los vi?edos, y dentro de ellos, los riegos localizados), a mejoras en la gesti¨®n de las superficies y el cambio de variedades, en unos casos, en funci¨®n de la demanda y los precios de los mercados, y en otros, simplemente en busca de una producci¨®n mayor para la obtenci¨®n de vino o mostos.
Los datos oficiales marcan un aumento de las superficies de cultivo de variedades para vinos tintos. Destacan la tempranillo, con el 22% del total; seguida de otras como garnacha, bobal, monastrell, syrah o cabernet sauvignon. Los vinos blancos pierden posiciones, con la variedad air¨¦n como estrella, pues concentra el 23% de toda la superficie de vi?edo del pa¨ªs.
En otras palabras, el sector ha pasado a producir m¨¢s y, a veces, mejor. De producciones medias de entre 6.000 y 7.000 kilos de uva por hect¨¢rea, en muchas zonas fuera de denominaciones de origen, se ha pasado a cosechas superiores a los 25.000 kilos.
En la direcci¨®n opuesta, de acuerdo con la pol¨ªtica comunitaria para incentivar los abandonos, los viticultores espa?oles arrancaron 94.000 hect¨¢reas de forma subvencionada entre 2008 y 2011, de las que 68.000 estaban en Castilla-La Mancha, y 242, en Ribera del Duero. Ni La Rioja ni Galicia arrancaron ni una sola cepa. A esa cantidad hay que sumar las 70.000 hect¨¢reas retiradas del cultivo entre 2001 y 2008.
Y as¨ª es como se llega a las actuales 953.000 hect¨¢reas de vi?edos de que dispone Espa?a actualmente, que la sit¨²an en la primera posici¨®n del ranking de cultivo europeo pese al arranque llevado a cabo en los ¨²ltimos a?os. A Espa?a le sigue Francia, con un total de 897.500 hect¨¢reas (tras una reducci¨®n de 74.300 en el mismo periodo), e Italia, con 655.000 hect¨¢reas, tras un recorte de 114.570.
Hasta finales de la d¨¦cada de los ochenta, las producciones medias en Espa?a se situaron entre 25 y 35 millones de hectolitros, con unas superficies de vi?edo de 1,5 millones de hect¨¢reas. Estas cosechas, con los altibajos excepcionales derivados de las condiciones climatol¨®gicas, se mantuvieron pr¨¢cticamente en los a?os noventa, aunque las superficies se hab¨ªan reducido a 1,2 millones de hect¨¢reas. Pero en la ¨²ltima d¨¦cada, con las superficies de cultivo en ca¨ªda hasta las actuales 953.000 hect¨¢reas, las producciones medias han superado los 40 millones de hectolitros, hasta la cifra r¨¦cord de este a?o de 50,6 millones.
Los datos han desmentido aquellos temores y cr¨ªticas a la Administraci¨®n por haber ¡°vendido¡± al sector que recorr¨ªan los pueblos de algunas grandes zonas vitivin¨ªcolas nacionales. A quienes auguraban el fin del vi?edo en beneficio de los vecinos del norte de los Pirineos. La realidad ha puesto de manifiesto que los viticultores espa?oles de vocaci¨®n no solo no han muerto, sino que, a poco que funcionen los mercados, est¨¢n a la cabeza de las producciones comunitarias.
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