Un hogar para emprender en China

Basta caminar un rato por cualquier barrio de Shangh¨¢i para certificar que los rascacielos futuristas y los destellos de ne¨®n son solo una fachada de postal. Incluso en el centro de la megal¨®polis, hay edificios que se caen a pedazos. Algunos est¨¢n abandonados, y muchos pertenecen al Gobierno o a empresas estatales que han pasado a mejor vida. Pero all¨ª donde muchos ven decadencia, Anken vislumbra negocio. Y, a juzgar por su mete¨®rico ascenso, esta empresa fundada en 2006 por el arquitecto y emprendedor espa?ol David San Rom¨¢n no est¨¢ desencaminada.

Su modelo es aparentemente sencillo: ¡°Identificamos edificios p¨²blicos, estudiamos su viabilidad, negociamos con el Gobierno el alquiler para un m¨ªnimo de diez a?os, dise?amos y ejecutamos su rehabilitaci¨®n teniendo en cuenta principios ecol¨®gicos y de sostenibilidad, y creamos espacios que alquilamos a pymes del sector creativo y que gestionamos nosotros mismos¡±. Actualmente, Anken emplea a m¨¢s de 50 personas y ha invertido cinco millones de euros en media docena de edificios en los que ya se han instalado m¨¢s de 2.000 trabajadores.

La idea surgi¨® por las dificultades que muchas pymes ten¨ªan para implantarse en la capital econ¨®mica china, ¡°donde los costes de abrir una oficina eran excesivamente elevados¡±, dice el empresario. ¡°As¨ª que conseguimos que el Gobierno cambiase la ley para permitir que las empresas pudiesen registrarse como tales en incubadoras como las nuestras, y dise?amos espacios di¨¢fanos de coworking en los que se combinan mesas de trabajo y oficinas que se pueden alquilar por meses dependiendo de las necesidades de cada uno¡±. Instalarse en China resulta m¨¢s econ¨®mico de esta manera para aut¨®nomos y pymes. ¡°Y pueden crecer con nosotros¡±, a?ade Iker Candina, otro arquitecto espa?ol socio de Anken. ¡°Hay muchos que comienzan su andadura en China con una mesa de trabajo, pasan luego a una oficina peque?a, que despu¨¦s ampl¨ªan, y terminan march¨¢ndose cuando ya est¨¢n preparados para abrir su propia estructura. Qunar, una de las principales agencias de viajes online del pa¨ªs, es un buen ejemplo de ello¡±, indica.

¡°Para nosotros es importante conocer bien a los inquilinos, y el pr¨®ximo paso crear sinergias entre ellos¡±, apunta Candina. Algunas se dan de forma natural. ¡°Por ejemplo, un importador que tiene dudas legales las resuelve con el abogado de la oficina contigua, y prepara su estrategia de marketing con la agencia de publicidad situada tres m¨¢s all¨¢¡±. El de boca en boca funciona, y Anken se ha convertido ya en una s¨®lida instituci¨®n entre los emprendedores de Shangh¨¢i. ¡°Queremos demostrar que se puede ser peque?o y rentable, que se pueden acometer grandes proyectos sin ser una gran empresa, y que la palabra empresario no deber¨ªa tener connotaciones negativas¡±, dice San Rom¨¢n.

Anken Green, un imponente edificio modernista situado a orillas del r¨ªo Suzhou, es su buque insignia. Con 6.700 metros cuadrados en seis plantas, es un buen reflejo del esp¨ªritu de la empresa: tiene un amplio espacio dedicado a mesas de trabajo ocupadas por emprendedores que pueden usar las zonas comunes, oficinas que albergan empresas tan diversas como estudios de fotograf¨ªa o estudios de arquitectura, y un tejado coronado con una huerta urbana en la que se cultivan las verduras que se sirven en la cafeter¨ªa y con el que se logra reutilizar el agua de lluvia.

Su ¨²ltimo proyecto, Anken Fitness, a¨²n est¨¢ en construcci¨®n. Un antiguo almac¨¦n en ruinas va convirti¨¦ndose en un espacio puntero para erigirse en el principal centro de empresas deportivas y de fitness de la ciudad, y ya cuenta con el apoyo de la siete veces campeona mundial de boxeo, Michele Aboro, que ha establecido all¨ª su primer gimnasio. ¡°Ahora queremos seguir expandi¨¦ndonos, y mi idea es llevar este sistema a Estados Unidos, donde la ciudad de Detroit tiene un gran potencial¡±, avanza San Rom¨¢n. Para ello necesitan inversores a los que ofrecen ¡°participaciones de 25.000 euros con una rentabilidad del 10% a cinco a?os. No creemos en el pelotazo, sino en la rentabilidad a largo plazo¡±, dice Candina.