La ¨²ltima frontera del turismo
Los parques nacionales encuentran obst¨¢culos en el refuerzo de sus actividades para atraer visitantes
Cada a?o, 10 millones de personas visitan los 14 parques nacionales de Espa?a. Solo algo m¨¢s de cuatro millones de la Pen¨ªnsula. Lo abrumador es que estas cifras esconden un hecho: que los ingresos de este turismo son escasos. Ello se debe, afirman los expertos, a la poca fidelizaci¨®n de los parques sobre los visitantes, algo que, adem¨¢s, junto con la crisis, ha provocado un descenso de las visitas. Al contrario de lo que ocurre en los parques nacionales de Estados Unidos, donde los turistas se pasan d¨ªas en su interior, en Espa?a la mayor¨ªa ni siquiera pernocta en sus pueblos aleda?os. ¡°Llegan, echan un vistazo, y se van¡±, dice Ignacio Alonso, presidente de ANETA, la asociaci¨®n de las empresas de turismo activo, ¡°porque no encuentran una oferta activa para quedarse. Al final, recibes muchas visitas y pocos ingresos¡±.
Esta situaci¨®n preocupa a los responsables tur¨ªsticos de algunas de las autonom¨ªas que tienen parques nacionales, a los empresarios locales y a los Ayuntamientos situados en la orla de estas reservas. Mientras Picos de Europa recibe un mill¨®n y medio de visitantes y Ordesa o Sierra Nevada m¨¢s de 600.000, otros como Do?ana o Monfrag¨¹e no llegan a los 300.000.
Hay, pues, cierta ansiedad por aumentar la afluencia y buscar medios de retenerla m¨¢s tiempo para que deje m¨¢s dinero en la zona. Esto porque, si nadie discute que el objetivo primero de la creaci¨®n de estas reservas es asegurar su conservaci¨®n, lo que obliga a ser cuidadosos con su uso, se considera tambi¨¦n que los parques deben ayudar a la fijaci¨®n de las poblaciones rurales y al fomento del turismo interior. ¡°Pensamos que en el entorno de los parques¡±, dice Basilio Rada, director general de OAPC (Organismo Aut¨®nomo de Parques Nacionales), ¡°es interesante el turismo rural. De hecho, el objetivo de la ley de parques nacionales de 1906, adem¨¢s de conservar la fauna y la flora, fijaba que era construir v¨ªas de acceso para que la gente los pudiera visitar¡±.
Y esto es bueno para todos. ¡°Los parques, como focos de turismo sostenible, generan desarrollo. En Cazorla, en Ordesa, hay hoteles, restaurantes, tiendas. El pueblo pasa de 3.000 vecinos en invierno a 8.000 en verano¡±, prosigue. Para Esperanza Perea, directora general de Espacios Naturales de la Junta de Andaluc¨ªa, ¡°estos parques asientan la poblaci¨®n y originan decenas de peque?as empresas¡±. Por no hablar de que la tributaci¨®n de esas actividades tur¨ªsticas ayudar¨ªa a mantener los parques, que salen caros.
Los 14 parques naturales espa?oles reciben 10 millones de visitantes al a?o
¡°Entre personal de administraci¨®n, monitores, personal de limpieza o retenes forestales, la plantilla en Monfrag¨¹e es de 179 personas¡±, explica Enrique Juli¨¢n, director general de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura. A lo que hay que a?adir las inversiones. ¡°Desde 2007 se han invertido unos 17,5 millones de euros en apoyo socioecon¨®mico, instalaciones o soterramiento de tendidos el¨¦ctricos¡±, dice.
De ah¨ª que algunas autonom¨ªas, en l¨ªnea con el proyecto de Parques Nacionales del Gobierno, quieran mejorar el atractivo de sus parques. Andaluc¨ªa, con dos (Sierra Nevada y Do?ana), quiere recibir m¨¢s visitantes y crear una marca para su promoci¨®n: ¡°Parques de Andaluc¨ªa¡±. El prop¨®sito es idear propuestas para que los visitantes pasen, no unas horas, sino varios d¨ªas. Lo que hay no es suficiente. En los pueblos circundantes hay cierta infraestructura, aunque, en general, es escasa y de calidad mediana. Se est¨¢ buscando tambi¨¦n el modo de ofrecer m¨¢s opciones en el interior de los parques.
El problema es que tienen muchas limitaciones. En la mayor¨ªa se puede hacer poco m¨¢s que caminar a pie o integrarse en un grupo al mando de un gu¨ªa. Actividades como el rafting, el ca?oning, el pirag¨¹ismo o las escaladas est¨¢n en general restringidas a las ¨¢reas adyacentes. ¡°A¨²n se pueden hacer muchas cosas, pero la idea es que se desarrollen alrededor, incluidos los deportes de naturaleza¡±, dice Perea. Juli¨¢n afirma que ¡°se est¨¢n estudiando iniciativas para que la gente alargue la estancia en Monfrag¨¹e, en turismo gastron¨®mico, artesan¨ªa o habilitaci¨®n de rutas¡±. Tambi¨¦n hay un proyecto para poner un microb¨²s el¨¦ctrico y se estudia la posibilidad de navegar en una peque?a parte del Tajo dentro del parque, limitada al 5% del cauce del r¨ªo. ¡°Hacerlo en el resto pondr¨ªa en riesgo la fauna¡±, dice.
Pese a ello, apenas generan ingresos tur¨ªsticos por las cortas estancias
Estas limitaciones no gustan a los profesionales del turismo activo. ¡°Los parques est¨¢n totalmente infrautilizados. Hemos creado empresas para actuar ah¨ª, con total respeto, pero no hacemos ni el 10% de lo que quisi¨¦ramos¡±, se queja Alonso, de ANETA. ?l mont¨® su empresa en un pueblo cercano a un parque andaluz y al final tuvo que desistir. Otro proyecto suyo, una tirolina gigante, con m¨¢s de dos kil¨®metros, est¨¢ tambi¨¦n paralizado. Dados estos condicionantes no parece que vaya a haber una ¡°revoluci¨®n¡± en el modelo de negocio de los parques, tal como se ha interpretado tras la aprobaci¨®n de la Ley de Parques Nacionales. ¡°Pero es que la ley no fue dise?ada con esa intenci¨®n, sino con la de implementar un modelo coordinado y en red¡±, asegura Rada.
¡°La ley permite las actividades econ¨®micas posibles¡±, asegura Perea, preocupada, eso s¨ª, de que el texto abra la v¨ªa a la caza comercial, ¡°por presi¨®n de algunos propietarios¡±, dice. Pero, algo debe de tener para que suscite reacciones encontradas entre los responsables auton¨®micos. Canarias ha rechazado un mayor uso tur¨ªstico en sus cuatro parques, que reciben ya 5,5 millones de visitantes. La pol¨¦mica salt¨® tambi¨¦n entre los Gobiernos de Asturias y Castilla y Le¨®n, que comparten con Cantabria el parque de Picos de Europa. Mientras que en Asturias se insiste en que la prioridad es la preservaci¨®n ambiental, en Castilla y Le¨®n se prefiere favorecer el turismo y el desarrollo de los pueblos.
Pero, la discusi¨®n se ha iniciado y la veda est¨¢ abierta. Habr¨¢, al menos se intentar¨¢, m¨¢s visitantes y quiz¨¢ una mayor tolerancia con actividades ahora desaconsejadas. ?Significa esto que los pragm¨¢ticos le ganar¨¢n la partida a los ecologistas? ¡°No creo que nadie vaya a ganar sino que todos trataremos de que siga habiendo un equilibrio entre ambos. Nosotros no nos oponemos a que haya m¨¢s actividad econ¨®mica, siempre que no afecte los objetivos de conservaci¨®n. De otro modo, matar¨ªamos la gallina de los huevos de oro¡±, reflexiona Esperanza Pereda.
EE UU: ?naturales o tem¨¢ticos?
La situaci¨®n de los parques en Espa?a contrasta con la de Estados Unidos, donde estos ofrecen multitud de actividades deportivas y de ocio en su interior, adem¨¢s de hoteles, restaurantes y tiendas. Pablo Munilla, director general del Medio Natural de Arag¨®n, explica que ¡°eso se debe a que all¨ª son mucho m¨¢s grandes que los nuestros¡±. Cierto, las superficies se miden en kil¨®metros y en Espa?a es en hect¨¢reas.
Pero, nuestros parques tampoco desmerecen en tama?o. EE UU tiene el de Yellowstone, con 9.000 kil¨®metros cuadrados, pero el de Yosemite tiene solo 3.000. Entre los nacionales, el m¨¢s grande es el de Cazorla (parque natural) y tiene 2.100 kil¨®metros. Los de Sierra Nevada y Picos de Europa tienen 862 y 646 kil¨®metros, respectivamente.
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