Su¨¢rez y su marcha por la dignidad
Mientras se extingu¨ªa poco a poco Adolfo Su¨¢rez, el primer presidente de la democracia, centenares de miles de personas se manifestaban en Madrid reivindicando su dignidad y contra la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, incapaz de dar una salida, en el corto y en el medio plazo al menos (a largo plazo todos muertos, dec¨ªa Keynes) a los problemas de la gente: paro, empobrecimiento, reducci¨®n de la protecci¨®n social, mortandad de empresas, y que potencia brutalmente la dualidad tradicional de la sociedad espa?ola.
Los datos los ha proporcionado la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), una organizaci¨®n multilateral poco sospechosa de sensibilidad social:
-1) entre 2007 y 2013 el paro se ha incrementado a un ritmo de m¨¢s de 13.000 desempleados por semana, y de los 5,8 millones de desempleados, el 45% son de larga duraci¨®n. Uno de cada seis adultos en edad de trabajar ¨Cel doble que antes de la crisis- vive en un hogar donde nadie trabaja.
-2) Globalmente, el 10% m¨¢s pobre ha visto disminuir sus ingresos en un 14% anual; as¨ª, entre 2007 y 2010 este sector de poblaci¨®n ha perdido pr¨¢cticamente un tercio de su renta disponible. Qu¨¦ no habr¨¢ sucedido entre 2010 y la actualidad, periodo en el que la devaluaci¨®n salarial (motivada por la acentuaci¨®n de las dificultades y por una reforma laboral muy regresiva para los intereses de los m¨¢s d¨¦biles) se ha acentuado. ?sta es, con mucho, la mayor ca¨ªda en la OCDE: la p¨¦rdida de ingresos medios entre los hogares de bajos ingresos en la OCDE fue s¨®lo del 2%.
Pactos de la Moncloa: ninguna ideolog¨ªa tiene fuerza para superar una econom¨ªa tan enferma
Con estos y otros muchos datos m¨¢s, el organismo determina que ¡°resulta altamente improbable que una recuperaci¨®n econ¨®mica, a¨²n s¨®lida, pueda por s¨ª sola poner fin a la crisis del mercado de trabajo y a la crisis social que el pa¨ªs atraviesa actualmente¡±. A esto es a lo que se denomina planes de choque.
En 1977, la ¨¦poca de mayor gloria y poder de Adolfo Su¨¢rez, el principal factor de estrangulamiento de la econom¨ªa espa?ola era la inflaci¨®n (que en los meses centrales de ese a?o lleg¨® a una tasa interanual del 40%), no el paro. Cuando en junio de ese a?o gana las elecciones, Su¨¢rez y sus dos principales colaboradores, Fernando Abril Martorell y Enrique Fuentes Quintana, trazan dos direcciones: primera, un marat¨®n de negociaciones con Europa, que durar¨¢ todav¨ªa ocho a?os antes de la plena integraci¨®n espa?ola: ¡°Europa son las tres instituciones, econ¨®mica, defensiva y pol¨ªtica: el Mercado Com¨²n, la OTAN y el Consejo de Europa¡±.
La segunda direcci¨®n era obtener un consenso, pese a haber ganado las elecciones con mucha holgura, para elaborar y aplicar una pol¨ªtica econ¨®mica que sacase al pa¨ªs de su catastr¨®fica situaci¨®n. Ese acuerdo, que en principio no exist¨ªa ni en el seno del Consejo de Ministros (?por qu¨¦ pactar si hemos ganado en las urnas?), fueron los Pactos de la Moncloa, elaborados bajo dos principios: exigir de cada grupo social la asunci¨®n de sus responsabilidades frente a la crisis; y ninguna ideolog¨ªa cuenta con respuestas y fuerzas suficientes para imponerlas al resto de la sociedad y superar las dificultades econ¨®micas. Los pactos trajeron medidas de estabilizaci¨®n y reformas estructurales. Se acordaron los sacrificios con equidad y se gan¨® tiempo para que poco despu¨¦s se firmase la Constituci¨®n.
Desde 2007 hay en Espa?a 13.000 parados m¨¢s cada semana
Carles Powell, que ha escrito el mejor ensayo sobre esos tiempos (Espa?a en democracia 1975-2000) sostiene que los Pactos de la Moncloa representaron una contribuci¨®n crucial al ¨¦xito del proceso de transici¨®n. Ante todo pusieron de manifiesto la existencia de un amplio consenso b¨¢sico en torno a la econom¨ªa social de mercado como futuro sistema socioecon¨®mico. Tambi¨¦n sirvieron para demostrar que, a diferencia de sus predecesores, un gobierno democr¨¢tico ten¨ªa la legitimidad suficiente para exigir medidas de austeridad, inevitablemente impopulares. Por ¨²ltimo, los acuerdos contribuyeron a la socializaci¨®n democr¨¢tica de las nueva ¨¦lite pol¨ªtica surgida de las elecciones y a la reconciliaci¨®n entre antiguos antagonistas, que hizo posible el proceso democratizador.
Que cada lector, en una especie de balance de dos columnas, establezca su lista de analog¨ªas y diferencias con la situaci¨®n actual, mientras dedica un recuerdo agradecido a Adolfo Su¨¢rez. Por lo que hizo y por lo que nos dej¨® hacer.
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