Otra prueba para General Motors
El fabricante afronta varias investigaciones federales por un defecto de fabricaci¨®n El gigante de Detroit intenta aprender de la reacci¨®n de Toyota
La admisi¨®n es rotunda. ¡°Algo fue realmente mal¡±, se escucha decir a Mary Barra en un v¨ªdeo dirigido a los empleados de General Motors (GM), anunciando cambios en la manera en que hasta ahora se gestion¨® la llamada a revisi¨®n para resolver defectos de fabricaci¨®n de los veh¨ªculos. A la consejera delegada del gigante de Detroit le toca lidiar con una crisis a los dos meses de convertirse en la primera mujer en dirigir una de las m¨¢s grandes compa?¨ªas de la industria y para ello ha decidido tomar el manual de instrucciones que sigui¨® Toyota.
Barra conoce bien las cocinas de GM. Hace solo cinco a?os que la compa?¨ªa se declar¨® en suspensi¨®n de pagos para reestructurarse, un episodio que da?¨® profundamente su imagen dentro y fuera de EE UU. Se recorri¨® mucho camino desde entonces y por eso pide ahora a la plantilla que funcione como una familia, en pi?a. En el origen de esta reacci¨®n est¨¢ un fallo en el sistema de encendido de varios modelos, que provoc¨® una docena de muertes.
GM tard¨® m¨¢s de una d¨¦cada en actuar. Barra sabe que si sus clientes no conducen tranquilos, no comprar¨¢n sus coches. Por eso, en el tiempo que lleva al volante, emiti¨® dos llamadas masivas a revisi¨®n que afectan a 3,1 millones de veh¨ªculos por cuatro problemas diferentes. De ese total, 1,6 millones de coches corren el riesgo de que se les apague el motor en marcha.
Detroit ya advirti¨® hace tres a?os a los due?os del Chevy Cobalt y del Pontiac G5 de que hab¨ªa algo que no funcionaba con las llaves. Cuando pesan mucho, porque van en un llavero, puede cambiar el sistema a la posici¨®n de parado y desactivar los airbags. Las quejas se remontan a 2001, pero no se emiti¨® una orden para que esos coches pasaran por el taller hasta hace tres semanas.
"Algo ha ido realmente mal", dice Mary Barra, consejera delegada de GM, en un v¨ªdeo
A esta llamada se le sum¨® otra el lunes que afect¨® a 1,5 millones de veh¨ªculos, por defectos relacionados con los airbags, los frenos y el tablero de mando. Esta se deriva de una investigaci¨®n interna de los procedimientos de seguridad, que a¨²n llevar¨¢ meses completar. Para limitar da?os y generar confianza, se nombra al ingeniero Jeff Boyer para unificar la supervisi¨®n de la seguridad.
Hasta ahora era un comit¨¦ el que se encargaba de determinar qu¨¦ problemas llegaban hasta el extremo de cursar una llamada a revisi¨®n. Boyer reportar¨¢ directamente a Barra. Busca, de esta manera, lograr una mayor integraci¨®n del proceso. La reacci¨®n recuerda a la de Toyota, a ra¨ªz del caso de la aceleraci¨®n involuntaria. Acab¨® llamando a 10 millones de coches a revisi¨®n en 2009 y 2010.
Boyer tiene cuatro d¨¦cadas de experiencia en GM. Como Barra, empez¨® haciendo pr¨¢cticas mientras estudiaba. Toyota cre¨® el puesto de responsable de calidad para Norte Am¨¦rica. Y al igual que hizo el fabricante japon¨¦s, monta un equipo t¨¦cnico especial para atender las llamadas de los afectados. La disculpa, como se?ala la ejecutiva, ¡°es solo un primer paso¡± al afrontar la crisis.
¡°No puede sacrificarse precisi¨®n por rapidez en la ejecuci¨®n¡±, insiste Barra. Es dif¨ªcil anticipar c¨®mo esta crisis puede afectar a la imagen de la nueva GM y sus resultados, porque se trata de modelos vendidos hace a?os y porque el cliente no suele asociar la marca de sus coches con el nombre la matriz. Toyota, sin embargo, sufri¨® porque eran modelos actuales.
Adem¨¢s del examen interno, hay cuatro investigaciones federales en curso. Barra testificar¨¢ el 1 de abril ante el Congreso. El Departamento de Justicia podr¨ªa incluso exigir responsabilidades penales si concluye que se actu¨® de forma negligente. Pero no est¨¢ claro hasta d¨®nde puede llegar su acci¨®n, por los propios t¨¦rminos del rescate p¨²blico de GM en 2009.
El Departamento de Justicia podr¨ªa pedir al grupo responsabilidades penales
Si se determina que fue negligente por un problema del que ten¨ªa conocimiento al declarar la suspensi¨®n de pagos, entonces quedar¨ªa en cuesti¨®n la protecci¨®n legal de la nueva GM de que no ser¨ªa responsable de accidentes previos a la bancarrota. Eso puede desencadenar en una serie de demandas muy costosas. Ya hay una entregada en Michigan, que reclama cinco millones.
Estos errores son, en cualquier caso, el recordatorio de c¨®mo se gestionaba la vieja GM antes de suspender pagos. Mary Barra est¨¢ convencida de que esta crisis le ayudar¨¢ a salir m¨¢s reforzada, si aprovecha la oportunidad para hacer los cambios correctos y demostrar que sus coches son de calidad. De momento, le va a costar a la compa?¨ªa 300 millones de d¨®lares (unos 217 millones de euros).
Pero la cifra puede ser mucho mayor. Toyota acab¨® pagando 10 veces m¨¢s. Esta semana pact¨® un desembolso de 1.200 millones para zanjar la investigaci¨®n por la manera en la que gestion¨® la crisis. Como dijo el fiscal general, Eric Holder, este caso servir¨¢ ahora de ¡°modelo¡± y pretende mandar un claro mensaje para que ¡°otros fabricantes no repitan sus errores¡±.
GM, sin embargo, no es la sola responsable. El regulador de la seguridad vial tampoco realiz¨® bien su trabajo de supervisi¨®n. David Friedman, administrador de la agencia, tambi¨¦n tiene previsto testificar ese d¨ªa. Ser¨¢ una cita cr¨ªtica, por tanto, para entender qu¨¦ sab¨ªa la compa?¨ªa y el supervisor sobre los problemas de seguridad, cu¨¢ndo se supo y qu¨¦ se hizo realmente para solucionarlo.
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