Manuel Pel¨¢ez, pionero de la responsabilidad corporativa

El pasado 2013 la auditora KPMG sac¨® a la luz un peque?o volumen titulado Los que dejan huella. Veinte historias de ¨¦xito empresarial, todas ellas referidas a ciudadanos de nuestro pa¨ªs con una destacada trayectoria humana y profesional. De esta selecta n¨®mina formaba parte asimismo Manuel Pel¨¢ez Castillo, presidente del Grupo Ecisa, fallecido a principios de este mes. Fundador en 1968 de una empresa de car¨¢cter familiar perteneciente al sector alicantino de la construcci¨®n, hoy, tras casi medio siglo de gesti¨®n ininterrumpida, su modelo de negocio sigue presente en una decena de pa¨ªses y cuatro continentes.

La oraci¨®n f¨²nebre, laica o religiosa, pronunciada durante estos d¨ªas en los medios de comunicaci¨®n e instituciones de diversa ¨ªndole ilustra con particular claridad la ejemplar personalidad de Pel¨¢ez Castillo. Relevante fue su decidido empe?o por la formaci¨®n cont¨ªnua y la innovaci¨®n empresarial, as¨ª como el firme compromiso asumido con el movimiento de la empresa familiar y la cultura del protocolo. Buena parte de sus inquietudes tuvieron que ver con el asociacionismo empresarial, en cuya causa milit¨® desde la CEOE y Seopan, y con las nuevas corrientes de gobierno corporativo. Pese a ser la suya una empresa familiar no destinada a financiarse en los mercados de capitales, asumi¨® desde primera hora los principios y reglas de buen gobierno, introdujo a trav¨¦s de la autorregulaci¨®n la figura del consejero independiente y canaliz¨® por la v¨ªa de la comisi¨®n de auditor¨ªa y control de ECISA buena parte de las funciones a ella asignadas en el marco de las cotizadas. El respeto a los valores sociales y la estricta observancia de la legalidad fueron el quicio de su fecunda vida profesional. Tras superar las crisis empresariales de los ¨²ltimos cincuenta a?os segu¨ªa creyendo que el mayor patrimonio que pod¨ªa aportar era ¡°la estela del deber cumplido¡±.

A la hora de recordar al hombre bueno que conocimos cuantos tuvimos el privilegio de estar cerca de su quehacer humano y el esfuerzo generosamente vertido en las innumerables iniciativas filantr¨®picas o asistenciales por ¨¦l promovidas a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Pel¨¢ez, es forzoso insistir en el sentido ¨¦tico con que asumi¨® su condici¨®n de empresario. En tiempos convulsos como los actuales, en que la cr¨®nica pol¨ªtica y financiera de nuestro pa¨ªs muestra cada d¨ªa la cara m¨¢s sombr¨ªa del sistema econ¨®mico ¡ªun sistema en el que los criterios de enriquecimiento r¨¢pido y ¨¦xito a cualquier precio han terminado por sustituir las reglas de honestidad y juego limpio en el mercado¡ª emprendedores como Pel¨¢ez Castillo contribuyen a mantener la fe en los procesos de creaci¨®n de riqueza pero tambi¨¦n en la responsabilidad social y en los principios del Derecho. Su legado ¡ªhoy ¡°un duelo de labores y esperanzas¡±, como dec¨ªa Machado¡ª mantendr¨¢ vivo el recuerdo de su extraordinaria humanidad, sentido de la equidad y respeto profundo a los dem¨¢s. Una vida en suma densa en quehaceres, cargada de experiencias, escrita con la devoci¨®n de quien dotado de inteligencia y honestidad ha sabido vivir los valores del empresario como un servicio.

La deuda de gratitud contra¨ªda con su generosidad y compromiso social nos alcanza a todos, movi¨¦ndonos a utilizar cr¨ªtica y creadoramente su ejemplo, no para repetirle sino para continuarle.

Luis Fern¨¢ndez de la G¨¢ndara es catedr¨¢tico de Derecho Mercantil.