Brasil se blinda con el recrudecimiento de la inseguridad
![Militares de las Fuerzas Armadas brasile?as toman el control del complejo de favelas de Mar¨¦, el ¨²ltimo gran basti¨®n del narcotr¨¢fico en R¨ªo de Janeiro. EFE/Archivo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QIPF7PIRUXHU4SDL3GVCQVZ4UE.jpg?auth=ad79a1f2aed35b87a90c6491cb5eeecdf68e5017f15a2a199a8bf0bce2b980a2&width=414)
Con rejas en la puerta de cada edificio residencial de los barrios adinerados de R¨ªo de Janeiro o Sao Paulo y un ej¨¦rcito de vigilantes privados que quintuplica los efectivos policiales en las calles, Brasil acelera el gasto en la seguridad privada con el deterioro de los ¨ªndices de violencia.
La facturaci¨®n del sector ha crecido en los ¨²ltimos a?os a tasas que superan el 10 % anual, sobre todo apoyada en la expansi¨®n de segmentos como el blindaje de veh¨ªculos, los sistemas electr¨®nicos y los vigilantes jurados, lo que, seg¨²n expertos, conduce a una "privatizaci¨®n" de la seguridad.
Seg¨²n datos del sector, la inversi¨®n privada supera el gasto p¨²blico acumulado por los tres niveles de gobierno que, juntos, desembolsaron 61.104 millones de reales (unos 27.775 millones de d¨®lares) en 2012.
Esta cifra, seg¨²n la ONG Foro Brasile?o de Seguridad P¨²blica, es enga?osa puesto que el 37 % de esa suma se dedic¨® a pensiones y seguridad social de los polic¨ªas y no a pol¨ªticas "efectivas" de seguridad.
Las regiones donde se registra una m¨¢s r¨¢pida expansi¨®n de la seguridad privada son los estados del noreste y la Amazon¨ªa, ¨¢reas con crecientes tasas de violencia y donde m¨¢s escasean las inversiones p¨²blicas, seg¨²n las patronales del sector.
No en vano, Macei¨®, Fortaleza y Jo?o Pessoa, tres capitales del noreste brasile?o, son la quinta, s¨¦ptima y novena ciudades con las tasas de homicidios m¨¢s altas del mundo, seg¨²n un informe de la ONU divulgado la semana pasada.
"La sensaci¨®n de inseguridad ha alcanzado a los brasile?os de todas las regiones del pa¨ªs. El blindaje (de veh¨ªculos) ha dejado de ser una necesidad exclusiva de Sao Paulo y R¨ªo de Janeiro", afirm¨® a Efe el presidente de la Asociaci¨®n Brasile?a de Blindaje (Abrablin), Laudenir Bracciali, en un comunicado.
El blindaje de veh¨ªculos registr¨® una expansi¨®n del 11,55 % en el primer semestre de 2013, seg¨²n los datos m¨¢s recientes de la Abrablin, que calcula que esa tasa de ventas sigui¨® fuerte durante todo el a?o.
El blindaje m¨¢s habitual, considerado el "m¨¢s adecuado a la actual realidad" de las grandes ciudades brasile?as, es el nivel III-A, que soporta tiros de subametralladoras, de pistolas 9 mil¨ªmetros y rev¨®lveres Magnum de calibre .44.
El coste medio para blindar un veh¨ªculo con este nivel asciende a 47.300 reales (unos 21.500 d¨®lares), seg¨²n cifras de la patronal, que registra ocho a?os de expansi¨®n continuada.
Aunque esos precios son asequibles para pocos bolsillos en Brasil, la inversi¨®n en seguridad privada no se restringe a las clases pudientes, seg¨²n explic¨® a Efe el soci¨®logo espa?ol Ignacio Cano, del Laboratorio del An¨¢lisis de la Violencia de la Universidad del Estado de R¨ªo de Janeiro.
"La clase baja s¨ª invierte en seguridad: en rejas, en perros; la clase alta, en (coches) blindados, sistemas electr¨®nicos y vigilantes", relat¨® Cano.
La cifra de vigilantes privados se ha elevado considerablemente en los ¨²ltimos a?os, en parte con el impulso del Mundial de f¨²tbol de 2014 y tambi¨¦n por la expansi¨®n de hoteles, centros comerciales y bancos.
Seg¨²n datos remitidos por la Polic¨ªa Federal a Efe, Brasil tiene actualmente 2,3 millones de vigilantes privados registrados, cifra que no incluye cientos de miles que trabajan de forma clandestina, entre ellos polic¨ªas que hacen horas extras en tiendas o bares debido a los bajos salarios pagados por la corporaci¨®n.
El n¨²mero de vigilantes contrasta con los 400.000 polic¨ªas que integran los 27 cuerpos estatales de Polic¨ªa Militarizada, a los que compete patrullar las calles y garantizar la seguridad ciudadana.
El gran n¨²mero de guardias privados y la habitual concentraci¨®n de los polic¨ªas en los barrios ricos genera, en opini¨®n de Cano, "una privatizaci¨®n doble de la seguridad".
"Las clases medias aqu¨ª contratan seguridad privada y exigen, con ¨¦xito, que la polic¨ªa tambi¨¦n vigile en las mismas ¨¢reas", coment¨® Cano, que subraya que en los barrios perif¨¦ricos la tasa de polic¨ªas por habitante "es muy baja".
El empleo de polic¨ªas como vigilantes privados clandestinos supone una vuelta de tuerca m¨¢s en este proceso de privatizaci¨®n.
"Lo que hace el Estado es que financia la seguridad privada", resumi¨® Cano, e indic¨® que estos polic¨ªas han sido entrenados y usan armas pagadas con dinero p¨²blico.
"Nosotros defendemos que, ya que no se puede eliminar esta pr¨¢ctica, por lo menos que se regularice", agreg¨® el soci¨®logo del Laboratorio de la Violencia.
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