Intermediarios no, gracias
La venta directa de productor a consumidor gana peso en el sector alimentario
Mercados de proximidad, tiendas de venta directa, ventas en las propias explotaciones, env¨ªos a domicilio, ventas online, plataformas, paginas web... Los canales cortos en su conjunto constituyen hoy la principal respuesta del sector agrario y de las industrias alimentarias, generalmente de car¨¢cter local y con producciones artesanales, para acercar su oferta a los consumidores.
Dados los mecanismos utilizados para su comercializaci¨®n, al margen de las estad¨ªsticas oficiales sobre producciones o facturas de venta, no hay cifras sobre el volumen que suponen los mismos. El panel de consumo de los productos alimentarios en 2013, basado en 12.000 encuestas, presentado recientemente por el ministro de Agricultura, Miguel Arias Ca?ete, se?ala que las ventas en Internet supon¨ªan ya en 2013 el 10% sobre el total de los gastos alimentarios frente al 4% de hace una d¨¦cada. De lo que se comercializa por los dem¨¢s sistemas no hay datos, ni tampoco se atreven a hacer una estimaci¨®n oficialmente.
Al margen de los problemas a?adidos que se hayan podido derivar de la crisis econ¨®mica general, las ventas por la v¨ªa de los canales cortos son hoy un fen¨®meno en una clara l¨ªnea de expansi¨®n ante el claro inter¨¦s que tienen ambas partes en el funcionamiento de los mismos. Los productores, interesados en romper los tradicionales canales marcados por el peso de los intermediarios. Los consumidores, interesados tambi¨¦n, a su vez, en pagar un precio justo por la cesta de la compra.
Tiendas propias y mercadillos son una alternativa para los productos locales
Los canales cortos, por no tener no tienen ni una definici¨®n ¨²nica. Un estudio del Observatorio de Precios del Ministerio de Agricultura y de la empresa Tragsatec los define como el sistema de comercializaci¨®n donde el n¨²mero de intermediarios es igual o menor a uno. Un reciente informe de la Comisi¨®n Europea los describe como aquellos donde las ventas de los agricultores a los consumidores se realizan con un reducido n¨²mero de intermediarios.
De acuerdo con estas definiciones existe una amplia gama de posibilidades para trasladar los productos agrarios y alimentarios desde el punto de origen de producci¨®n hasta el consumidor.
Una normativa que no acaba de llegar
El desarrollo de la agricultura local y la potenciaci¨®n de los canales cortos o las ventas directas de los productos agrarios son una pol¨ªtica clave en el marco comunitario para la defensa de las rentas de agricultores y ganaderos y para el sostenimiento del medio rural. Para su regulaci¨®n, Bruselas ha elaborado en los ¨²ltimos a?os diferentes directivas y reglamentos sobre aspectos b¨¢sicos como la protecci¨®n de los consumidores, los sistemas de informaci¨®n y, sobre todo, las exigencias sobre higiene y seguridad de los alimentos. En la actualidad, a¨²n quedan pendientes de regulaci¨®n otros aspectos como los sistemas de etiquetado.
Tomando como base esa legislaci¨®n comunitaria, cada pa¨ªs tiene la posibilidad y la obligaci¨®n de proceder a una adaptaci¨®n de sus disposiciones a las mismas, algo que ya han llevado a cabo otros pa¨ªses como Italia, Francia, Portugal, Reino Unido, Alemania, B¨¦lgica, Austria, Polonia o Eslovenia.
En el caso de Espa?a, seg¨²n el estudio del Observatorio de Precios de los Alimentos, del Ministerio de Agricultura, la legislaci¨®n no contempla a¨²n ninguna normativa espec¨ªfica referida a los canales cortos de comercializaci¨®n de los productos agroalimentarios m¨¢s all¨¢ de lo dispuesto en la normativa comunitaria. En el ¡°paquete higiene¡±, cada pa¨ªs tiene la posibilidad de hacer su propia adaptaci¨®n a la normativa comunitaria, pero la misma tampoco se ha hecho en Espa?a, algo en lo que est¨¢n trabajando Sanidad y Agricultura. El desarrollo de esta normativa s¨ª se ha hecho en Andaluc¨ªa, Catalu?a y Navarra; hay proyectos en otras como Arag¨®n, La Rioja y Extremadura, mientras que en Murcia se han editado gu¨ªas de higiene para este tipo de canales.
El sistema m¨¢s viejo lo siguen representando los mercadillos locales o de proximidad. Se trata de ferias caracterizadas por la afluencia de productores de la zona para la oferta de productos, en la mayor parte de los casos cultivados directamente en sus explotaciones. Su presencia se halla fuertemente implantada en cabeceras de comarcas netamente rurales o en capitales de provincia, siempre en una fecha y en un lugar se?alado. Un caso rese?able fuera de esos ¨¢mbitos ser¨ªa el de Madrid donde la C¨¢mara Agraria ha institucionalizado en sus instalaciones en la Casa de Campo un mercado agrario el primer s¨¢bado de cada mes y donde hay colas para comprar y colas tambi¨¦n de agricultores para vender.
Sacando el producto de la explotaci¨®n, ha proliferado la venta de productos agrarios casi directamente al consumidor a trav¨¦s de su distribuci¨®n en peque?os establecimientos ubicados en el mismo medio rural. Especialmente desde grupos organizados de producci¨®n como cooperativas o sociedades agrarias de transformaci¨®n han proliferado las tiendas propias de venta directa tanto en el medio rural como en las grandes ciudades. En la misma linea se halla la venta directa en la propia explotaci¨®n.
Un sistema importante de canal corto, por el volumen con el que opera, lo constituyen las ventas directas desde las explotaciones a grupos de gran demanda como cooperativas de consumidores o grandes colectivos, como colegios y hospitales e incluso la venta directa a grandes grupos de la distribuci¨®n.
La comercializaci¨®n de los productos agrarios por Internet supone ya finalmente una realidad, bien a trav¨¦s de plataformas como por medio de las p¨¢ginas web que posibilitan la compra directa y los env¨ªos a domicilio de los pedidos donde destacan las ventas de vino, aceite, frutas y hortalizas, leche o productos transformados.
En el conjunto de los canales cortos de comercializaci¨®n de los productos agrarios, y muy especialmente en los mercados de proximidad, hay una serie de factores que diferencian este tipo de comercio del resto.
En l¨ªneas generales, se trata de productos de cercan¨ªa obtenidos en lugares no lejanos del punto de venta. El consumidor que opta por este tipo de oferta valora los mismos por su frescura, sabiendo que han sido recolectados en las explotaciones de la zona poco tiempo antes de su comercializaci¨®n y hasta conoce las tierras y las aguas utilizadas para su riego. Aunque hay un porcentaje en aumento de productos ecol¨®gicos o diferenciados en este tipo de comercio, el grueso de las ventas corresponde a productos obtenidos con sistemas de producci¨®n convencionales. Estos mercados funcionan por la confianza entre productor y consumidor.
En la casi totalidad de los casos se trata de producciones muy cortas que ese agricultor o ganadero no podr¨ªa comercializar por otras v¨ªas. En los productos elaborados, tambi¨¦n se trata de ofertas de escaso volumen y, en l¨ªneas generales, obtenidas con sistemas artesanales.
Por todas esas razones, cercan¨ªa, frescura, confianza mutua, calidad y elaboraci¨®n artesanal en los productos elaborados, adem¨¢s del precio, diferentes estudios comunitarios coinciden en un futuro positivo con un fuerte incremento de la demanda, tanto para la agricultura local como su comercializaci¨®n con la venta directa.
Seg¨²n una encuesta realizada por Eurostat sobre la estructura de las explotaciones agrarias, como media el 15% de las mismas vende m¨¢s del 50% de sus producciones directamente a los consumidores. Sin embargo, hay grandes diferencias entre pa¨ªses. En Grecia ese porcentaje llega al 25%, pero en Espa?a el mismo era solo del 0,1%. Otros estudios sobre los h¨¢bitos de compra de los consumidores comunitarios se?alan que el 70% de los brit¨¢nicos y franceses apuestan por la compra de productos locales. En Espa?a ese porcentaje baja hasta el 47%. Por eso es preciso recorrer un camino que ya han hecho antes otros pa¨ªses.
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