Draghi sugiere que el BCE est¨¢ listo para actuar en junio y hace caer el euro
El jefe de la entidad anuncia medidas extraordinarias si las previsiones de inflaci¨®n no mejoran El gobernador del banco se revuelve contra las presiones de Francia El instituto emisor tiene que publicar sus nuevas previsiones el pr¨®ximo mes
Los mercados como conversaciones. El jefe del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, mantuvo este jueves un tenso di¨¢logo con los inversores ¡ªy con los l¨ªderes pol¨ªticos que le presionan desde hace tiempo para que mueva ficha de una vez¡ª en la rueda de prensa posterior a la reuni¨®n de su consejo de gobierno, esta vez en Bruselas. Primero mand¨® callar. Visiblemente molesto, pidi¨® silencio a los Gobiernos y a las diversas instituciones multilaterales que desde hace tiempo le reclaman por tierra, mar y aire algo m¨¢s que intervenciones verbales a la vista de los malos datos econ¨®micos en Europa. Alguien se asust¨® y el euro subi¨® hasta m¨¢ximos de los ¨²ltimos 30 meses en unos minutos. Pero a rengl¨®n seguido, y tras medio a?o de malas excusas, Draghi prometi¨® al fin algo m¨¢s que palabras para la pr¨®xima reuni¨®n, en junio: el tipo de cambio del euro se relaj¨® de inmediato, las Bolsas subieron y los asustados, en fin, respiraron con alivio.
La intervenci¨®n de Draghi hizo caer el euro e impuls¨® a las Bolsas
El oficio de banquero central tiene m¨¢s de arte que de ciencia, y las m¨¢s de las veces consiste en decir la frase adecuada en el momento justo. Draghi emple¨® media hora en arengar a los pol¨ªticos para que respeten su venerable independencia, y en dibujar un panorama econ¨®mico plagado de claroscuros; en la gama de los grises a pesar del triunfalismo declarativo de Bruselas y de las capitales europeas. Solo despu¨¦s de esa introducci¨®n solt¨® la frase clave: ¡°El consejo se siente c¨®modo para actuar en junio si es necesario¡±. Esas son las palabras m¨¢gicas que apuntan a que el BCE bajar¨¢, seg¨²n todos los indicios, los tipos de inter¨¦s dentro de un mes si las previsiones de precios siguen dando sorpresas desagradables, como ocurre desde noviembre.
La inflaci¨®n de la eurozona cerr¨® abril en el 0,7% y lleva medio a?o por debajo del 1%, la frontera que el propio Draghi denomina ¡°zona de peligro¡±; no alcanzar¨¢ el 2% ¡ªobjetivo del BCE¡ª al menos hasta 2016. El euro, adem¨¢s, roza los 1,40 d¨®lares por unidad, cifra que dificulta la salida de la crisis y a su vez tira a la baja de los precios. Ante una recuperaci¨®n que no termina de echar ra¨ªces pese a quienes insisten en decretar el final de la crisis de forma prematura, Draghi prometi¨® atender las plegarias de Francia, de Espa?a, de la Comisi¨®n Europea y del Fondo Monetario Internacional.
Esa prometida rebaja de tipos implica adentrarse en territorio inexplorado: el precio oficial del dinero se acercar¨¢ a¨²n m¨¢s al 0%, y las tasas de dep¨®sito se situar¨¢n en niveles negativos por primera vez en la historia de la eurozona, seg¨²n sugiri¨® el BCE. Con esa medida extraordinaria, Fr¨¢ncfort obliga a las entidades financieras a pagar por dejar su dinero ocioso en la ventanilla de banco central; como si un cliente de una entidad bancaria tuviera que pagar intereses por dejar el dinero en dep¨®sito. Pero esa es, esencialmente, una se?al inequ¨ªvoca de que Draghi est¨¢ dispuesto a casi todo: incluso a activar el bot¨®n nuclear si es necesario. Porque la siguiente bala del banco central son las compras de activos a la americana, aunque esa posibilidad a¨²n queda lejos y solo se activar¨ªa si a pesar de todo la inflaci¨®n siguiera a la baja y el euro no se deshinchara. Con voz queda ¡ªde momento¡ª, el BCE les est¨¢ diciendo a los mercados que no apuesten por un euro tan fuerte, y empuja a la banca europea a que d¨¦ cr¨¦dito para salir de la trampa en la que est¨¢ metida Europa.
¡°Cuando pare la m¨²sica, las cosas se complicar¨¢n. Pero mientras la m¨²sica siga sonando hay que bailar¡±, dec¨ªa en julio de 2007 Chuck Prince, exconsejero delegado de Citigroup. Poco despu¨¦s par¨® la m¨²sica, se apagaron las luces y la fiesta estuvo a punto de acabar como el rosario de la aurora: han pasado m¨¢s de seis a?os desde entonces, y solo la melod¨ªa improvisada que van tocando los bancos centrales ha evitado algo parecido a una gran depresi¨®n. El m¨¢s conservador, el menos mel¨®mano de todos ellos es el BCE: fue el primero en activar medidas excepcionales, pero desde el principio ha sido mucho m¨¢s remol¨®n que sus hom¨®logos en EE UU, Reino Unido y Jap¨®n. Quiz¨¢ por eso, y por una gesti¨®n de la crisis en Bruselas y Berl¨ªn muy discutible, la recuperaci¨®n europea es m¨¢s fr¨¢gil, el paro es m¨¢s elevado y los precios est¨¢n merodeando la frontera de la deflaci¨®n, un peligroso animal econ¨®mico de dif¨ªcil arreglo. El BCE ¡ªcon el pl¨¢cet imprescindible de Berl¨ªn¡ª hizo lo necesario para mantener el euro intacto, pero ha adoptado una actitud menos activa que otros bancos centrales para que los pa¨ªses se disciplinen, hagan reformas, recorten el gasto p¨²blico, esas cosas. Los efectos colaterales de esas pol¨ªticas se dejan sentir con ese nivel de inflaci¨®n del 0,7%, muy lejos del objetivo del BCE, que impide a la periferia sacar m¨¢s partido del doloroso ajuste recetado. E incluyen un tipo de cambio muy fuerte que dificulta la salida del t¨²nel, y contra el que Draghi carg¨® una y otra vez a lo largo de su comparecencia ante la prensa. ¡°Hasta mediados del a?o pasado, el 80% de la ca¨ªda de la inflaci¨®n se explicaba por los precios de la energ¨ªa y de los alimentos. Pero desde entonces la presi¨®n del tipo de cambio es importante, y supone una seria preocupaci¨®n para el BCE¡±, resumi¨®.
Draghi ha recogido apoyos pol¨ªticos para tomar medidas excepcionales
No hay una forma sencilla de salir de esa especie de jaula europea en la que ahora mismo los deudores no pueden gastar y los ahorradores no quieren gastar. Pero Draghi ha ido reuniendo con mucho trabajo apoyos pol¨ªticos ¡ªen una eurozona fracturada de Norte a Sur¡ª y carg¨¢ndose de razones en los ¨²ltimos meses, en los que ha sesteado a la espera de acumular suficientes indicios para acometer nuevas medidas excepcionales. Draghi esperar¨¢ a junio para tener todav¨ªa un signo m¨¢s: el Eurobanco publicar¨¢ entonces las nuevas previsiones de inflaci¨®n para tres a?os, que ha ido revisando a la baja ante la constataci¨®n de que la realidad era peor que los pron¨®sticos.
Solo entonces se ver¨¢ la p¨®lvora que hay de veras tras el discurso del jefe del BCE. Los analistas ya dan por hechos los disparos: este mismo jueves empezaron las elucubraciones sobre el calibre de la pr¨®xima decisi¨®n del banco capitaneado por Draghi, c¨®modamente instalado en su trono pese al alud de cr¨ªtica. ¡°El BCE puede y debe actuar¡±, dec¨ªa Guntram Wolf, de Bruegel. ¡°Draghi deja claro que todo el consejo est¨¢ insatisfecho y que est¨¢ listo para pasar a la acci¨®n¡±, analizaba en Bloomberg Elga Bartsch, de Morgan Stanley. Y as¨ª ad infin¨ªtum, a la espera de que Draghi tome la palabra en junio. ¡°Somos arrogantes porque somos buenos¡±, dec¨ªan hace a?os en el Bundesbank; ¡°nos vemos en junio¡±, se limit¨® a apuntar para despedirse el jefe de la instituci¨®n europea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.