¡°Para mantener la seguridad social es necesario reformar el sistema¡±
Tiene 93 libros y 300 ensayos publicados y en agosto cumple 80 a?os, pero el catedr¨¢tico y economista cubano Carmelo Mesa-Lago no descansa. La presidenta chilena, Michelle Bachelet, acaba de invitarle a formar parte de la comisi¨®n que asesorar¨¢ la segunda reforma del sistema de pensiones en su pa¨ªs, uno de sus proyectos estrella. Por tercera vez en su vida, es cubano afincado en Estados Unidos desde 1961, est¨¢ nominado al Premio Pr¨ªncipe de Asturias en Ciencias Sociales, cuyo ganador ser¨¢ anunciado en los pr¨®ximos d¨ªas. Considerado el maestro de la seguridad social en Am¨¦rica Latina, Mesa-Lago, profesor em¨¦rito de la Universidad de Pittsburgh, asegura que ni en los pa¨ªses ricos ni en los pobres privatizar las pensiones y la sanidad es la soluci¨®n para garantizar mejores prestaciones.
Pregunta. Particip¨® en la reforma de las pensiones del primer Gobierno de Bachelet...
Respuesta. He trabajado en Chile durante 45 a?os, como funcionario de la CEPAL introduje el tema de la seguridad social y se?al¨¦ los fallos de la privatizaci¨®n de las pensiones implantada por Pinochet. Suger¨ª entonces medidas para ampliar la cobertura laboral, as¨ª como de los ancianos y las mujeres, hacer universal la pensi¨®n asistencial para los pobres, mejorar la solidaridad social y la equidad de g¨¦nero, etc. Muchas de estas sugerencias aparecen en la reforma de Bachelet en 2008.
P. ?Despu¨¦s de esa reforma de 2008, cu¨¢l es el objetivo ahora?
R. Quedaron problemas por resolver, como lograr una mayor competencia a trav¨¦s de una gestora p¨²blica del sistema de pensiones que logre reducir el coste administrativo, que todav¨ªa es alto. Tambi¨¦n las pensiones de los afiliados de bajos ingresos son magras, a pesar de que la reforma de 2008 introdujo un aporte solidario del Estado.
En muchos pa¨ªses, la privatizaci¨®n estanc¨® la cobertura y erosion¨® la equidad¡±
P. ?Qu¨¦ caracteriza la situaci¨®n del sistema de seguridad social en la regi¨®n?
R. Once pa¨ªses latinoamericanos privatizaron total o parcialmente sus pensiones entre 1981 (Chile) y 2008 (Panam¨¢). Aunque lograron algunas mejoras, sus fallos fueron mayores: la cobertura se estanc¨® o cay¨®, la competencia no funcion¨® de forma adecuada en la mayor¨ªa, mientras que los gastos administrativos eran altos y la inversi¨®n se concentr¨® en deuda p¨²blica. La equidad de g¨¦nero tambi¨¦n se erosion¨® y con frecuencia se descuidaron las pensiones de asistencia social a los pobres, y los costos fiscales fueron m¨¢s altos y largos que lo previsto. La crisis financiera mundial redujo el capital acumulado y su retorno, deteniendo las reformas estructurales. Entre 2008 y 2012, tres pa¨ªses implantaron reformas a las pensiones privatizadas; en todas aument¨® el papel del Estado, mejor¨® la cobertura, la solidaridad social y la equidad de g¨¦nero, pero s¨®lo Chile asegur¨® la estabilidad financiera a largo plazo, mientras que Argentina y Bolivia corren el riesgo de desequilibrios severos.
P. ?Conclusiones?
R. Los pa¨ªses que mantuvieron sistemas p¨²blicos, ahora en mayor¨ªa, pagan pensiones muy reducidas y tienen una multiplicidad de fondos con algunos privilegiados y subsidiados por el fisco (fuerzas armadas, funcionarios), y enfrentan desequilibrios financieros. La gran mayor¨ªa demanda reformas adecuadas a sus peculiaridades y problemas. Las reformas estructurales de sanidad, en cambio, no avanzaron tanto en la privatizaci¨®n como las de pensiones. La chilena, pionera y m¨¢s radical, s¨®lo logr¨® cubrir a 26% de la poblaci¨®n con aseguradoras privadas y ese porcentaje cay¨® a 15% cuando se reforz¨® el sistema p¨²blico bajo los gobiernos democr¨¢ticos.
Los sistemas p¨²blicos de Am¨¦rica Latina pagan pensiones reducidas¡±
P. ?Cu¨¢les son los retos para Am¨¦rica Latina?
R. En los pa¨ªses menos desarrollados hay una incidencia de pobreza muy alta, la mayor¨ªa de la fuerza laboral es informal y todav¨ªa hay un sector campesino considerable y disperso. Estos tres grupos son muy dif¨ªciles de cubrir por el seguro social, en pensiones y sanidad, porque no tienen empleador que los afilie y pague parte de la contribuci¨®n, adem¨¢s de que su salario es err¨¢tico y normalmente bajo, de ah¨ª que tengan las coberturas m¨¢s escasas en la regi¨®n. El sector p¨²blico de sanidad en esos pa¨ªses est¨¢ legalmente obligado a proteger a la poblaci¨®n no asegurada, pero recibe una proporci¨®n de recursos menor que la del seguro social que atiende s¨®lo a una minor¨ªa, por lo cual los recursos son insuficientes y hay impacto regresivo.
P. ?Y en los pa¨ªses desarrollados?
R. Lo normal en estos pa¨ªses es que tengan cobertura universal del seguro social, las pensiones sean adecuadas y exista un Estado de bienestar que proporcione asistencia a los pobres, as¨ª como cobertura de salud gratuita. Estados Unidos estaba a la zaga en lo ¨²ltimo, pero Obama est¨¢ mejorando de forma notable el vac¨ªo previo. El problema es el envejecimiento de la poblaci¨®n, porque con el crecimiento de la expectativa de vida los jubilados viven m¨¢s a?os (m¨¢s que los que contribuyeron si la edad de retiro es baja) y por tanto cobran las pensiones por un per¨ªodo mayor, a pesar de que el coste de sanidad se dispara porque sufren enfermedades terminales. Esto se combina con una ca¨ªda dr¨¢stica de la natalidad (en algunos pa¨ªses como Espa?a, la tasa de reproducci¨®n es insuficiente para mantener el tama?o de la poblaci¨®n) por lo que hay menos personas adultas para financiar a la poblaci¨®n de tercera edad.
En las econom¨ªas desarrolladas el problema es el envejecimiento¡±
Con este cambio demogr¨¢fico, la poblaci¨®n productiva se achica a la vez que crece el segmento de la poblaci¨®n anciana. La soluci¨®n de este problema no deber¨ªa ser la privatizaci¨®n de la seguridad social, pues esto ha probado tener un efecto neto adverso, sino aplicar reformas param¨¦tricas que permitan mantener la solvencia de los sistemas. Por ejemplo, se puede aumentar la edad de jubilaci¨®n de acuerdo con el incremento de la esperanza de vida. Tambi¨¦n es importante crear programas complementarios de pensiones seg¨²n el ahorro individual (en lo posible ayudado por el empleador) para suplementar las pensiones de seguro social y ayudar al crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs.
P. ?C¨®mo extender la cobertura del seguro social y la asistencia a los pobres en una econom¨ªa en crisis?
R. La gran mayor¨ªa de mis libros y art¨ªculos se ha dedicado a este tema, analizando la ra¨ªz del problema y proponiendo pol¨ªticas para superarlo. Mi tesis es que la cobertura del seguro social est¨¢ correlacionada positivamente con el empleo formal e inversamente con el empleo informal y la pobreza; de manera que las pol¨ªticas de protecci¨®n social deber¨ªan incluir medidas para incorporar al sector excluido. Por ejemplo, crear un aporte fiscal, como la contribuci¨®n patronal de la que carecen los informales de bajo ingreso, a fin de incentivarlos para que se afilien y coticen (aplicado en Argentina, Costa Rica, Chile, Uruguay); otorgar pensiones asistenciales con prueba de ingreso adecuada a los ancianos pobres que no reciban otra pensi¨®n (El Salvador, M¨¦xico, Panam¨¢) y universalizar dichas pensiones (Costa Rica, Chile, Uruguay). Tambi¨¦n introducir un bono de maternidad para compensar a las mujeres el tiempo que se retiran para criar a sus hijos (Argentina, Chile, Uruguay).
P. Si de temas de pensiones y seguridad social ha escrito 60 libros, de Cuba van m¨¢s de 30. Vive en EE UU desde que sali¨® de Cuba, en 1961. ?Sigue apostando por el entendimiento entre La Habana y Washington?
R. Hace 46 a?os que me pronuncie p¨²blicamente en contra del embargo y este no ha logrado su objetivo de cambiar el r¨¦gimen cubano, que lo ha utilizado como un chivo expiatorio para justificar errores econ¨®micos por m¨¢s de medio siglo. Tambi¨¦n he estado en favor del dialogo de EE UU con Cuba y en 1978 particip¨¦ en el di¨¢logo de una representaci¨®n de la comunidad cubana en el exterior con el Gobierno, que culmin¨® con la liberaci¨®n de 3.600 presos pol¨ªticos. Debido a los m¨²ltiples y serios retos que enfrenta Obama en el resto de su per¨ªodo presidencial y, a pesar de los pasos positivos que ha dado, creo que es muy dif¨ªcil que gaste sus escasas municiones pol¨ªticas para intentar aprobar en el congreso una reforma o la anulaci¨®n de la Ley Helms-Burton. Las conversaciones podr¨ªan avanzar en ¨¢reas que quedan a la discreci¨®n del presidente. Pero hacen falta dos para bailar el tango y cada vez que un presidente norteamericano ha intentado un acercamiento con Cuba (Ford, Carter y Clinton), esta ha creado un conflicto que ha paralizado el proceso. Ra¨²l Castro ha ofrecido en m¨²ltiples oportunidades conversar, pero advirtiendo que no habr¨¢ cambio pol¨ªtico en Cuba. Para que se logre progresar es necesario que ambas partes cedan algo.
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