Alan Greenberg, un espejo de Wall Street
El expresidente de Bear Stearns sintetizaba lo peor y lo mejor del parqu¨¦ neoyorquino
La figura de Alan Greenberg sintetizaba en gran parte lo mejor y lo peor de Wall Street. Gracias a una combinaci¨®n de audacia, riesgo, generosidad y pragmatismo, Greenberg logr¨® en 30 a?os auparse de un puesto bajo en Bear Stearns a consejero delegado del banco de inversi¨®n. Lo catapult¨® a la cima pero precipit¨® su descenso a los infiernos, cuando en 2008, intoxicado de hipotecas subprime, tuvo que ser rescatado de la bancarrota por JPMorgan. Su ca¨ªda fue la primera de un domin¨® que a los pocos meses hundir¨ªa a Lehman Brothers y a otros grupos bancarios y aseguradores, generando la mayor crisis financiera en Estados Unidos desde 1929.
¡°Encarnaba el sue?o americano¡±, asegur¨® Jamie Dimon, el consejero delegado de JPMorgan, al conocer la muerte de Greenberg, que falleci¨® a finales del mes pasado a los 86 a?os. El ¡°verdadero icono de la industria¡± era conocido por todos en Wall Street como Ace (As). Greenberg ten¨ªa siempre una baraja de cartas en su escritorio. Era un apasionado del bridge hasta el punto de haber ganado campeonatos e ideado negocios en la mesa de juego. Pero la pasi¨®n por las cartas, los trucos de magia y la caza de animales en ?frica delataba su verdadera vocaci¨®n: la asunci¨®n de riesgos. Eso s¨ª, supuestamente controlados.
El mantra de este fumador habitual de puros y amante de las pajaritas era sencillo: estar muy atento a las oportunidades pero actuar siempre con cautela y honestidad. ¡°La definici¨®n de un buen trader es una persona que adquiere p¨¦rdidas. La definici¨®n de extrader es la de uno que trata de cubrir p¨¦rdidas¡±, afirmaba. As¨ª, cualquier agente que ocultaba un error en una transacci¨®n era despedido inmediatamente. Tambi¨¦n los que generaban p¨¦rdidas desproporcionadas.
La impaciencia se impon¨ªa como m¨¦todo: Greenberg estaba obsesionado por vender r¨¢pidamente activos de inversi¨®n que apenas fluctuaban o que acumulaban p¨¦rdidas. ¡°Si algo no se mueve, v¨¦ndelo hoy porque ma?ana valdr¨¢ menos¡±, sol¨ªa decir, parafraseando a su padre, un vendedor textil. Bear Stearns vend¨ªa acciones al primer indicio de depreciaci¨®n del valor, compraba al por mayor para que cualquier m¨ªnima subida supusiera grandes beneficios y se aventuraba a invertir en lo que la mayor¨ªa de competidores rechazaban.
La definici¨®n de un buen 'trader' es una persona que adquiere p¨¦rdidas. La definici¨®n de un ex 'trader' es la de uno que trata de cubrir p¨¦rdidas¡± Alan Greenberg, expresidente y exconsejero delegado de Bear Stearns
De su padre no solo hered¨® el esp¨ªritu comercial, sino tambi¨¦n la determinaci¨®n. Nacido en 1927 en una familia humilde en Oklahoma City, de joven despunt¨® como jugador de f¨²tbol americano, pero una lesi¨®n en la espalda trunc¨® su carrera, aunque le se?al¨® el camino de los negocios. Tras graduarse en Administraci¨®n de Empresas en la Universidad de Misuri en 1949, prob¨® suerte en Nueva York. Cinco bancos le rechazaron por carecer de un diploma de una universidad de prestigio hasta que Bear Stearns le abri¨® sus puertas.
Greenberg tard¨® poco en mostrar sus habilidades y escal¨® mete¨®ricamente aunque no olvid¨® sus or¨ªgenes: se jactaba de no contratar a MBA sino a PSD, un acr¨®nimo ingl¨¦s para pobre, listo y deseoso de ser rico. ?l mismo consigui¨® amasar una enorme fortuna con la salida a Bolsa del banco en 1985. Y nada parec¨ªa asustarle. El lunes negro de 1987 ¡ªen que la bolsa se desplom¨® un 22%¡ª se subi¨® a su silla en la sala de transacciones, cogi¨® un palo de golf y anunci¨® que al d¨ªa siguiente no trabajar¨ªa. S¨ª lo hizo, pero m¨¢s tarde explic¨® que con ese gesto quer¨ªa mostrar tranquilidad. Otra an¨¦cdota curiosa eran sus numerosos documentos internos para reducir costes, el m¨¢s conocido el que ped¨ªa dejar de comprar clips.
Bear Stearns super¨® con creces ese aciago d¨ªa de 1987 pero 21 a?os despu¨¦s se hundi¨®. Greenberg, que entonces era presidente, aleg¨® haber advertido de los riesgos de los crecientes negocios con hipotecas de baja calidad pero que su sucesor y delf¨ªn como consejero delegado, James Cayne, le ignor¨®. Repleto de activos sin valor, el banco se hundi¨® en marzo de 2008. La mayor¨ªa de los 14.000 empleados fueron despedidos y algunos perdieron todos sus ahorros, pero Greenberg sobrevivi¨® sin apenas rasgu?os: hab¨ªa vendido muchas de sus acciones el a?o anterior.
El veterano ejecutivo fue reposicionado como vicepresidente em¨¦rito de JPMorgan pero no se olvid¨® de sus comienzos: en una de sus ¨²ltimas muestras de generosidad -hizo frecuentes donaciones de caridad en su vida- pag¨® una contribuci¨®n durante seis a?os a 25 trabajadores de bajos puestos que se hab¨ªan quedado sin trabajo.
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