Tenderos pendientes de liquidaci¨®n
El fin de la moratoria que permit¨ªa al comercio mantener alquileres por debajo del mercado obliga a miles de tiendas a renegociar la renta antes de final de a?o o enfrentarse al cierre
La eclosi¨®n de los centros comerciales, moles levantadas en la periferia en las que se puede comprar, comer y divertirse, revolucion¨® el comercio hace m¨¢s de una d¨¦cada. Los entusiastas repet¨ªan que nadie iba a querer comprar en el centro de la ciudad, donde es dif¨ªcil aparcar, hay que mirar escaparates bajo la lluvia y no se puede dejar a los hijos en un parque de bolas. Sus augurios no se han cumplido del todo y el comercio ha seguido consolid¨¢ndose en el coraz¨®n urbano, sobre todo las grandes marcas, las franquicias y una nueva generaci¨®n de tiendas con encanto que ofrecen productos ecol¨®gicos y ropa alternativa. Pero los establecimientos tradicionales, sobre todo los de barrio, no han acabado de encajar en ninguno de estos dos modelos dominantes y sufren una crisis perenne agravada ahora por el fin de los alquileres de renta antigua (con precios por debajo del mercado), previsto para diciembre, que forzar¨¢ m¨¢s de un cierre.
Uno de cada diez locales en r¨¦gimen de alquiler, seg¨²n la Confederaci¨®n Espa?ola de Comercio, est¨¢ afectado por el fin de la moratoria establecida por la ley de 1994 para que los espacios arrendados antes de 1985 mantuviesen la renta antigua por un plazo de 20 a?os, un tipo de contrato a largo plazo que solo les permit¨ªa subir la renta seg¨²n el IPC. Hay algunas excepciones, pero por lo general todos esos contratos tienen que renegociarse antes del 1 de enero.
La cifra var¨ªa mucho seg¨²n la zona. Las rentas pueden duplicarse, triplicarse, pasar de 200 a 9.000 euros (como calcula la confederaci¨®n) o saltar de 1.500 a 30.000 euros, que es el precio que se llega a pedir en la calle de Serrano de Madrid. Durante las dos d¨¦cadas de moratoria, muchos comerciantes ya han negociado un precio que suele estar a medio camino entre lo que el due?o desear¨ªa y el comerciante puede pagar. Pero llegar a un acuerdo en las zonas m¨¢s demandadas (y caras) est¨¢ siendo m¨¢s dif¨ªcil, por las grandes diferencias en el precio. La alternativa, si no se pacta, es cerrar o buscar otro local. ¡°El 31 de diciembre cerraremos¡±, adelanta V¨ªctor Riera, gerente de El Indio, una tienda de telas de Barcelona cuyas ventas se han visto afectadas los ¨²ltimos a?os, como el resto del comercio, por la libertad de horarios, el auge de las grandes marcas y superficies y la ca¨ªda del consumo.
Pese a las dificultades, algunos comerciantes est¨¢n dispuestos a resistir. Alberto Mor¨¢n, responsable de la licorer¨ªa Mariano Madrue?o (Madrid), ha abierto otro local. ¡°La nueva tienda garantiza su futuro y, mientras podamos, seguiremos tambi¨¦n en la antigua¡±, explica. Este local es una de las excepciones del fin de la moratoria: no hay que renegociar su alquiler ahora, porque la tienda est¨¢ en manos de la tercera generaci¨®n y no se ha constituido como empresa, lo que le permite por ley seguir con la renta antigua hasta que fallezca el actual due?o, que tiene 65 a?os. Pero Mor¨¢n sabe que el momento llegar¨¢ tarde o temprano y, mientras tanto, la inseguridad en la que vive el local no le permite hacer inversiones que permitan incrementar los ingresos ¡ªquiere transformar parte del establecimiento en un museo¡ª y hacer frente a alquileres m¨¢s altos. La joyer¨ªa San Eloy, en Granada, tambi¨¦n ha abierto una segunda tienda mientras intenta llegar a un acuerdo cuanto antes para actualizar la renta de la antigua.
Los negocios tradicionales est¨¢n condenados en las calles m¨¢s demandadas. ¡°En cambio, en las zonas secundarias, se ha negociado m¨¢s, porque hay m¨¢s locales disponibles por la crisis¡±, explica David Barrag¨¢n, de la consultora Aguirre Newman.
La mayor¨ªa de los comerciantes reconocen que se paga poco, pero piden que se frene la especulaci¨®n. La uni¨®n de trabajadores aut¨®nomos UPTA coordina una plataforma nacional de afectados que pide una nueva moratoria de 10 a?os, hasta 2025, a cambio de que las rentas suban un 30% desde enero y despu¨¦s incrementen de forma progresiva. ¡°Si no se apoya al peque?o comercio, muchos van a cerrar¡±, advierte ?ngel Rodr¨ªguez, miembro de la plataforma creada en Granada. Es dif¨ªcil saber cu¨¢ntos sucumbir¨¢n. En Espa?a hay oficialmente 485.000 comercios, seg¨²n la confederaci¨®n, pero no se sabe cu¨¢ntos en alquiler y cu¨¢ntos en propiedad.
Los propietarios defienden su derecho a sacar un mayor rendimiento. ¡°En el centro de Barcelona hay casos de negocios que facturan millones y pagan un alquiler m¨ªnimo¡±, asegura ?lex Mestre, presidente de la Asociaci¨®n barcelonesa de Propietarios de Locales Comerciales. ¡°Adem¨¢s, hay una clara competencia desleal, porque el comercio que est¨¢ a lado tiene que pagar un alquiler a precios del mercado¡±, destaca. La familia de Mestre es propietaria del popular colmado Qu¨ªlez, en la calle de Arag¨®n, cuyo alquiler, por debajo del mercado, se debe renegociar. Mestre prefiere no hablar de este caso concreto. ¡°El comercio est¨¢ en crisis por otros factores, como la libertad de horarios, no por el fin de la renta antigua¡±, asegura Mariano Antol¨ªn Polo, abogado de la Confederaci¨®n de C¨¢maras de la Propiedad Urbana.
La crisis ya se ha llevado por delante negocios emblem¨¢ticos de los centros hist¨®ricos, como la droguer¨ªa Or¨²e de Madrid, en cuyo lugar ahora hay un negocio de souvenirs. ¡°La configuraci¨®n de la ciudad est¨¢ cambiando, pero a este paso todas van a ser iguales. Lo que est¨¢ en juego es el negocio de toda la vida, el tradicional, en el que saben c¨®mo nos gusta la cerveza o qu¨¦ pantalones son los que nos quedan bien¡±, advierte ?ngel Rodr¨ªguez. ?lex Mestre replica: ¡°El comercio, como las ciudades, est¨¢ en movimiento. Hace 20 a?os el paseo de Gracia estaba lleno de bancos y ahora todo son tiendas y no pasa nada. No estoy en contra de que se conserven algunas cosas, pero no se puede hacer a costa de los propietarios y de la libre competencia¡±.
El Ayuntamiento de Barcelona ha elaborado un plan para apoyar a las tiendas viables. Tiene una lista con comercios emblem¨¢ticos, para mediar en la negociaci¨®n para la renovaci¨®n del alquiler o ayudarles a buscar otro local. ¡°El objetivo es proteger el patrimonio¡±, explica el concejal de Comercio, Raimond Blasi, de CiU. ¡°Pero al final se trata de una relaci¨®n privada entre propietario e inquilino¡±, puntualiza.
El profesor de urbanismo Carlos Lahoz lo tiene claro: ¡°El tendero desempe?a un papel crucial. Donde hay un comercio hay animaci¨®n en la calle y m¨¢s seguridad. En cambio, una calle desierta expulsa al ciudadano y es m¨¢s insegura¡±. Lahoz detecta una vuelta del comercio al centro de la ciudad, y como novedad de ¡°peque?as tiendas especializadas que proveen a los consumidores de productos individualizados que les permiten diferenciarse¡±. A su juicio, el comercio tradicional tiene el reto de actualizarse: ¡°Y no son pocos los que se est¨¢n reinventando¡±. Aunque el comerciante que est¨¢ m¨¢s alejado del centro lo tiene m¨¢s dif¨ªcil.
Un ejemplo de los cambios es la Gran V¨ªa de Madrid, donde las grandes cadenas de ropa han sustituido a cines y teatros hist¨®ricos. Para Agust¨ªn Hern¨¢ndez Aja, profesor de urbanismo de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, es un proceso natural: ¡°Las ciudades no son m¨¢s que el campo donde las estructuras econ¨®micas se despliegan. La Gran V¨ªa representaba los sue?os de los madrile?os de entonces, que se viv¨ªan a trav¨¦s del cine, y de ahora, que se viven a trav¨¦s de la compra de ropa; una nos puede parecer mejor que otra, pero es cultura popular¡±.
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