¡°La inversi¨®n social tiene que ser altamente rentable¡±
El profesor e inversor cree que la crisis ha potenciado el inter¨¦s de las grandes empresas por la base de la pir¨¢mide
Michael Chu pudo convertirse en uno de los lobos de Wall Street, pero declin¨® la invitaci¨®n de ese mundo de resultados a toda costa. Nacido en 1949 en Kumming (China), se cri¨® en Montevideo (Uruguay) tras el exilio de sus padres. Quer¨ªa trabajar en Wall Street y estudi¨® Administraci¨®n de Empresas para conseguirlo. Fue despu¨¦s de graduarse de su MBA en Harvard Business School con la m¨¢xima distinci¨®n cuando se puso a tiro de los grandes focos de inversi¨®n estadounidenses. As¨ª es como form¨® parte del equipo fundador de la consultora estrat¨¦gica The Boston Consulting Group y como fue socio responsable del gigante del capital riesgo Kohlberg Kravis Roberts & Co en Nueva York. Chu hab¨ªa logrado sus objetivos.
Sin embargo, cambi¨® de prioridades y decidi¨® adentrarse en el mundo de las microfinanzas y de las inversiones de impacto social. ¡°Pensaba haber tenido una carrera muy distinta de la que he tenido¡±, admite. Desde 2003 forma parte del profesorado de Harvard Business School, que le acaba de nombrar responsable de la c¨¢tedra para Am¨¦rica Latina; adem¨¢s de dirigir un fondo de inversi¨®n para impulsar el desarrollo de empresas destinadas a mejorar la vida de la base de la pir¨¢mide en M¨¦xico (Ignia), as¨ª como otro fondo de capital riesgo, Pegasus Venture Capital, radicado en Argentina, con inversiones en Farmacity, Freddo y activos inmobiliarios.
Seg¨²n Chu, ¡°esta crisis ha demostrado que el mercado financiero puede ser la causa de grandes desastres. La mano invisible de la que hablaba Adam Smith puede ser muy torpe. Pero si utilizamos los mercados para movilizar el mundo social, los resultados podr¨ªan ser muy diferentes. Eso s¨ª, hemos de ser conscientes de que es un arma de doble filo¡±.
Firme partidario de la regulaci¨®n y la intervenci¨®n del Gobierno para contrarrestar el poder de los mercados, Chu se sorprende al comprobar c¨®mo ¡°habiendo obtenido el peor resultado posible de la recesi¨®n: privatizar las ganancias y socializar las p¨¦rdidas; no haya habido m¨¢s procesamientos criminales¡±.
"Me sorprende que no haya habido m¨¢s procesamientos criminales tras la crisis"
Pero el deterioro econ¨®mico mundial ha estado acompa?ado de algunas buenas noticias. ¡°La crisis ha impulsado las inversiones de impacto social. No es un sector que haya surgido de ella, sino de las microfinanzas, que iniciaron su andadura en el mundo en desarrollo en los a?os setenta del pasado siglo para dar respuesta a la pobreza. La crisis ha sido un hito, parte del camino de la idea de lanzar soluciones empresariales dirigidas a resolver problemas sociales a los que no pueden hacer frente los Estados, que los microcr¨¦ditos demostraron que eran racionales en lo econ¨®mico; adem¨¢s de rentables, altamente rentables¡±, explica Chu.
Hoy por hoy hay mucho inter¨¦s por la inversi¨®n de impacto social, sostiene el profesor. De hecho, ¡°la crisis ha acentuado la atenci¨®n de las grandes corporaciones sobre la base de la pir¨¢mide. Yo soy un firme creyente en este tipo de inversiones. Hago dos cosas, doy clase en Harvard Business School y me involucro en el fondo Ignia, que opera en M¨¦xico y ha desembolsado 100 millones de d¨®lares en compa?¨ªas dedicadas a llevar bienes y servicios de calidad a la base de la pir¨¢mide, es decir, al 70% de la poblaci¨®n mexicana¡±, indica.
Y pone un ejemplo para ilustrar la misi¨®n de Ignia, una de sus inversiones: se trata de Barared, una cadena de peque?as tiendas dotadas de banda ancha y cuyos due?os (normalmente emprendedores) operan con un iPad a fin de que los clientes, sin acceso a oficinas bancarias, puedan pagar sus recibos de luz o agua a trav¨¦s de ellas. ¡°El impacto que es tremendo. Ya que la gente puede hacer gestiones que antes le llevaban un d¨ªa en solo 15 minutos¡±, se?ala. El director de Ignia espera que a trav¨¦s de Barared pueda bancarizarse gran parte de la poblaci¨®n que hoy no tiene esa posibilidad en M¨¦xico. ¡°La red de tiendas est¨¢ experimentando un crecimiento exponencial en los ¨²ltimos meses y el espacio de que dispone para seguir haci¨¦ndolo es enorme. Actualmente tiene m¨¢s de quinientas tiendas y para 2018 est¨¢ previsto que supere las 9.000¡±, precisa.
De momento, Barared est¨¢ en p¨¦rdidas, aclara Chu, ¡°porque atravesamos una etapa de crecimiento acelerado y tenemos que invertir. Pero apuntamos a conseguir retornos del 20% o 30% en un horizonte de diez a?os, que es el habitual en Ignia. El periodo de inversi¨®n que hemos fijado es de cinco a?os. Trabajamos con un horizonte m¨¢s largo de lo normal porque los modelos de negocio que barajamos son disruptivos y es dif¨ªcil predecir cu¨¢ndo se dar¨¢ la explosi¨®n del crecimiento¡±, justifica. ¡°Varias grandes corporaciones han mostrado inter¨¦s por comprar las empresas en que invertimos. Pero nuestro objetivo es llegar a la base de la pir¨¢mide, no somos compradores estrat¨¦gicos¡±, advierte.
"Ignia pretende obtener retornos del 20% o 30% en el plazo de diez a?os"
Muchas veces se han contrapuesto los t¨¦rminos impacto social y rentabilidad, se?ala Chu, sin embargo, el gran ¨¦xito de las inversiones de impacto social es que tengan rentabilidad. Y no una rentabilidad cualquiera, sino rentabilidad superior, dice. Para el profesor de Harvard cuatro elementos definen el ¨¦xito de una inversi¨®n social: que sea lo m¨¢s accesible posible, lo m¨¢s econ¨®mica posible, que tenga acceso todo el que la necesite y que est¨¦ lo antes posible. Crear una industria requiere que haya m¨¢s de una compa?¨ªa en el negocio y esto se consigue cuando la rentabilidad est¨¢ por encima de la media, agrega.
Chu se fija en Compartamos Banco, en cuya creaci¨®n particip¨® cuando apenas si hab¨ªa mercado de microcr¨¦ditos en M¨¦xico, para ejemplificar lo que es una rentabilidad superior: en 2007 sali¨® a Bolsa en 1.500 millones de d¨®lares y actualmente vale 3.000 millones.
Seg¨²n las estimaciones del inversor, que aclara que no hay una cifra oficial del negocio que mueven hoy las microfinanzas en el mundo; en el producto m¨¢s b¨¢sico, en los pr¨¦stamos de capital para el trabajo, la industria est¨¢ llegando a 150 millones de familias (cerca del 25% de penetraci¨®n en las familias que pueden beneficiarse del acceso al cr¨¦dito), con una cartera de entre 45.000 y 60.000 millones de d¨®lares (menos del 20% de su potencial). ¡°Esto es solo con referencia al producto m¨¢s b¨¢sico, sin hablar de seguros, vivienda, activos fijos, etc¨¦tera¡±, indica, en la creencia de que tender¨¢ a desarrollarse mucho m¨¢s. Porque, para Chu, la entrada de las empresas en un territorio que habr¨ªa de ser de los Estados ¡°es para cerrar la brecha entre lo que existe en realidad y el ideal. Si el Estado lo hiciera bien no habr¨ªa espacio para la iniciativa privada¡±.
Como profesor, Chu cree que la crisis ha cambiado las cosas. ¡°Ha reforzado una tendencia que ya ve¨ªamos en las escuelas de negocios, y es que los estudiantes tienen una definici¨®n diferente de su carrera y su papel social. Nuestras instituciones impactan en los alumnos, que se plantean a su paso por ellas cambios en la carrera que ten¨ªan previsto realizar¡±. Por eso tiene la esperanza, que no la convicci¨®n, remarca, de que los futuros l¨ªderes puedan evitar los desastres de hoy y conseguir que la profundidad de la crisis siguiente sea menor a la actual.
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