El negocio est¨¢ en los extremos
En Espa?a es el pa¨ªs grande europeo en el que m¨¢s ha aumentado la desigualdad Las empresas de lujo y de productos baratos son las que m¨¢s crecen
Otra vez, como en tiempos de plomo, regresa el riesgo de vivir en dos Espa?as. Ahora separadas por la econom¨ªa. No por las ideas. Aunque la fractura sea igual de real. De un lado conviven cinco millones de personas en exclusi¨®n severa y 728.300 hogares donde no entra ning¨²n dinero. Las cifras son de la Fundaci¨®n Foessa (vinculada a C¨¢ritas) y del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), pero se podr¨ªan haber escogido m¨¢s ratios, como la tasa de desempleo juvenil (53,12%). Los ejemplos, por desgracia, son legi¨®n. Mientras, al otro lado de la brecha, crecen los millonarios. Entre la primera mitad de 2013 y mediados de este a?o aumentaron un 24%. Existen 465.000 personas que declaran un patrimonio en Espa?a de al menos un mill¨®n de d¨®lares (unos 800.000 euros). Lo detalla el banco Credit Suisse en su informe sobre la riqueza mundial.
Sometidos a esa tensi¨®n entre los extremos, apenas sorprende que Espa?a sea el pa¨ªs de Europa donde la crisis ha generado m¨¢s desigualdad. Los ingresos del 10% de la poblaci¨®n m¨¢s rica apenas cayeron, por el contrario, los del 10% m¨¢s pobre se redujeron un 14% al a?o. El c¨¢lculo es de la OCDE y da voz, sin palabras, al ¨ªndice de Gini, que mide si la riqueza de una naci¨®n est¨¢ bien o mal repartida. El ratio va de cero (el valor m¨¢s equitativo) a 1 (el m¨¢s desigual). ?Se adivina? En Espa?a es un 0,34; el m¨¢s alto entre las mayores econom¨ªas europeas.
Pero para miles de espa?oles todos estos n¨²meros, porcentajes y ratios no son sino la constataci¨®n de lo obvio. La est¨¦ril contabilidad de su sufrimiento diario. Una preocupaci¨®n que se extiende a quienes tratan de entenderla. "El fen¨®meno tiene serias implicaciones sociales", advierte Jordi Gual, economista jefe de La Caixa. "Es capaz de hacer zozobrar el sistema econ¨®mico-pol¨ªtico a menos que se planteen respuestas de pol¨ªtica econ¨®mica adecuadas".
Desde luego para proponerlas hace falta entender de d¨®nde proviene esta creciente inequidad. El economista del momento, Thomas Piketty, lo explica en su libro?El capital en el siglo XXI de una forma sencilla. Es la consecuencia, sostiene, de que, por lo general, "la riqueza crece m¨¢s r¨¢pido que la econom¨ªa". Una interpretaci¨®n que no convence a todos. Eric Maskin, premio Nobel de Econom¨ªa de 2007, matiza, a trav¨¦s del correo electr¨®nico, al experto franc¨¦s. "En Estados Unidos el principal problema es la diferencia salarial, no la distribuci¨®n de la riqueza". Y aclara: "Afirmar que la riqueza crece m¨¢s r¨¢pido que la econom¨ªa no es una verdadera explicaci¨®n. Los tipos de inter¨¦s y la tasa de crecimiento son el resultado de un equilibrio. No son fundamentales por s¨ª mismos. Una explicaci¨®n real ser¨ªa decir por qu¨¦ los tipos superan la tasa de crecimiento".
Hay 465.000 personas en Espa?a que declaran tener m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares
Sin embargo, lejos de la discusi¨®n acad¨¦mica surge toda una nueva econom¨ªa que encaja en este paisaje de inequidad. Partiendo del principio de que la "desigualdad no es buena para nadie, ni para la empresa ni para la Administraci¨®n", como sostiene Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), hay sectores, compa?¨ªas y nuevas formas de organizar las relaciones comerciales entre los ciudadanos que medran en la fractura.
De la inequidad, en principio, se benefician los extremos. De un lado, el mundo del lujo; del otro, las empresas de alimentaci¨®n o de venta minorista cuya principal arma es el precio bajo. De hecho, entre las paradojas que deja la desigualdad es que Espa?a ¡ªpese a soportar 5,4 millones de parados¡ª es el noveno mayor mercado del mundo para el lujo, seg¨²n la consultora Euromonitor. Solo dos puestos por debajo de Alemania. Eso s¨ª, el pa¨ªs germano con un 5% de paro; no del 23,6%.
Esa trascendencia del escenario nacional del lujo es dif¨ªcil justificarla solo por la pujanza del turista extranjero, pese a que haya ciudades como Marbella "donde este tipo de compras crecen a un ritmo del 20%", recuerda Jordi Ferrer, socio de Turismo de Deloitte. Porque es el mercado interior el que apuntala que tres empresas de origen espa?ol: Puig (22?), Tous (63?) y Textil Lonia (64?) est¨¦n entre las 75 que m¨¢s vendieron durante 2012, en plena recesi¨®n, en este espacio de lo exclusivo. Son n¨²meros que pintan un futuro sin nubes. "Hay tal demanda de estos art¨ªculos (coches deportivos, joyas, bolsos de marca, vinos) que los precios subir¨¢n en Europa por lo menos el doble de r¨¢pido que la inflaci¨®n", prev¨¦n en el banco privado Julius B?r.
Frente al oropel y el boato, lo cotidiano. Los productos que forman parte de la cesta b¨¢sica de la mayor¨ªa de los espa?oles. De la alimentaci¨®n a la ropa. Quiz¨¢ el gran paradigma sea el modelo de Mercadona, de Juan Roig. Su propuesta de surtido amplio a bajo precio le ha hecho mejorar la facturaci¨®n todos los a?os de la crisis. Si en 2009 vend¨ªa 15.505 millones de euros, el ejercicio pasado ya superaba los 19.800 millones. Con una estrategia precisa. "Mantener los precios por debajo de la media anual del IPC de alimentaci¨®n", apunta un portavoz de la empresa. Algo similar ha planteado en su sector Mango, y con los mismos buenos resultados. Si durante 2009 facturaba 1.145 millones, en 2013 llegaba a los 1.846. El secreto para aprovechar la desigualdad se esconde en tres palabras. "Precio, precio, precio". De este mantra tambi¨¦n se ha dado cuenta el grupo brit¨¢nico Poundland, que desembarca en Espa?a con su iniciativa de 3.000 art¨ªculos de marcas conocidas a 1,50 euros.
El legado de una crisis
La desigualdad es un viaje al fin de la noche. Una oscuridad que ha ido aumentando en todos los pa¨ªses desarrollados, incluidos Espa?a y Estados Unidos, desde comienzos de la crisis. Para intentar explicar este viaje, el economista y best seller franc¨¦s Thomas Piketty ha escrito El capital en el siglo XXI. Pero tambi¨¦n podemos buscar otras v¨ªas para contarlo, como la que propone Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Necesitamos, eso s¨ª, recurrir a la memoria.
En el origen se halla la fractura en los salarios. Los trabajadores del sistema financiero y los de las empresas de tecnolog¨ªa consiguen unas remuneraciones muy elevadas frente al resto de empleos. Se fragua la brecha en Espa?a. Estamos en 2008. "A partir de ah¨ª", relata Ontiveros, "la inequidad se acent¨²a debido a la crisis y el paro, y, adem¨¢s, aumenta la distancia [como advierte un reciente informe de la Caixa Research] entre las rentas del trabajo y las del capital". De fondo, el sistema fiscal se muestra ineficaz para amortiguar esta situaci¨®n. Al contrario. Hasta 2008 la tributaci¨®n cae e incluso se elimina el impuesto de patrimonio, una v¨ªa para que paguen los m¨¢s pudientes.
Sobre esa fr¨¢gil estructura se suceden las consecuencias. El crecimiento se vuelve inestable, las familias tienen una mayor propensi¨®n al endeudamiento para alcanzar el nivel de vida de sus conciudadanos y aumenta la desafecci¨®n frente a las instituciones. Como derivada social, la exclusi¨®n severa en Espa?a, advierte la Fundaci¨®n Foessa, ha aumentado un 82,6% desde 2007.
Y todo este drama Piketty lo condensa en una sencilla ecuaci¨®n. En el numerador, la riqueza financiera; en el denominador, los ingresos. Si el primero crece m¨¢s r¨¢pido que el segundo, entonces el ratio que relaciona la riqueza y los ingresos aumenta. Evidenciando que si la riqueza crece a mayor velocidad que los ingresos significa que los pudientes cada vez ser¨¢n m¨¢s pudientes en t¨¦rminos proporcionales al resto de la sociedad.
En este paisaje en el que la riqueza se concentra, se abre una cuesti¨®n clave. Es evidente que estos millonarios "querr¨¢n tener cada vez mayor participaci¨®n en los desaf¨ªos econ¨®micos que afronta el continente", dicen desde el banco suizo Julius B?r. Lo que no est¨¢ claro, son las consecuencias sociales del peso creciente de esa plutocracia contempor¨¢nea.
Desde luego, en pocos sitios se puede sentir tan bien la realidad econ¨®mica de un pa¨ªs como en el lineal de un supermercado. Ah¨ª no se miente. Funciona la marca blanca, "que ya supone el 40% de todo lo que se vende en gran consumo en Espa?a", observa As¨ªs Gonz¨¢lez de Castej¨®n, experto de la consultora Nielsen, las ofertas 2¡Á1 y los m¨¢s de 18.000 s¨²per. A principios de la crisis hab¨ªa 17.000. Y "tambi¨¦n le va bien al universo de los productos gourmet, con tiendas como S¨¢nchez-Romero", indica el analista. Una vez m¨¢s, los extremos de la fisura.
Y en esa brecha se esconde, en el caso de Espa?a, una tormenta macroecon¨®mica perfecta. El ahorro de las familias estaba ligado, sobre todo, a los activos inmobiliarios. Tras el estallido de la burbuja, la merma de su valor, unido al alto paro y al descenso de la renta disponible, ha provocado que aumente la distancia entre ricos y pobres. La situaci¨®n que se vive en el exterior agrava la herida. Las tecnolog¨ªas y la globalizaci¨®n ponen a competir de forma directa a trabajadores de pa¨ªses emergentes con sus hom¨®logos de naciones desarrolladas. Algo que resulta imposible si no es rebajando los salarios occidentales. ?Resultado? Aumenta la inequidad.
Lo saben bien en la planta que PSA Peugeot-Citro?n tiene en Bala¨ªdos (Vigo). La propuesta de la empresa para mantener las furgonetas Berlingo y Partner era rebajar el salario bruto anual un 5% y reducir las pagas extra a la mitad. "Y ni aun as¨ª tenemos la seguridad de que los modelos se queden aqu¨ª y no se los lleven fuera", relata Pedro Comesa?a, portavoz de la Federaci¨®n de Industria de Comisiones Obreras (CC OO) en Galicia. "Lo que buscan es bajar las n¨®minas para ganar m¨¢s. Pero se lo vamos a impedir. No romperemos la estructura salarial pactada en el convenio", avisa. Finalmente, PSA retir¨® tan draconiana idea, aunque mantiene la de congelar los salarios hasta 2019.
Es evidente que en este escenario de desigualdad hay empresas que aprovechan la coyuntura para poner a los trabajadores al borde de la grieta. Por eso sorprende poco que un reciente trabajo de La Caixa advierta de que las rentas salariales est¨¢n cayendo frente a las del capital. El caldo de cultivo de toda inequidad. Ante esta situaci¨®n surgen las reacciones. El economista Jos¨¦ Carlos D¨ªez alza la voz: "Los principales beneficiados de la desigualdad son los ejecutivos de grandes multinacionales y bancos, que son los nuevos millonarios. Y despu¨¦s sus hijos y nietos, que ser¨¢n rentistas".
Frente al hartazgo de cada vez m¨¢s gente, el riesgo de fractura no solo econ¨®mica sino social es un peligro cierto. Para evitarlo "lo ideal es tener una clase media creciente que d¨¦ estabilidad al pa¨ªs, y restablecer el crecimiento econ¨®mico por encima del 2%", aconseja Mario Weitz, consultor del Banco Mundial y profesor de la escuela de negocios Esic. Pero como la realidad va por otros derroteros ¡ªBruselas ha rebajado cuatro d¨¦cimas el crecimiento del PIB espa?ol para 2015, hasta situarlo en el 1,7%¡ª, surgen f¨®rmulas que tratan de paliar la desigualdad. Por ejemplo, la renta b¨¢sica (garantizar a todas las personas, por el mero hecho de existir, unos ingresos m¨ªnimos que aseguren una vida digna) y la econom¨ªa colaborativa.
En la brecha de los mercados se esconde una tormenta macroecon¨®mica perfecta
Daniel Ravent¨®s, profesor titular de la Facultad de Econom¨ªa y Empresa de la Universidad de Barcelona, tiene un modelo muy avanzado de renta b¨¢sica para Catalu?a que garantizar¨ªa 7.968 euros anuales (indicador oficial de suficiencia econ¨®mica fijado por la Generalitat, que es un poco superior al umbral de la pobreza) para los mayores de 18 a?os y 1.594 para los menores. Si se pusiera en marcha en la comunidad ¡ªasegura¡ª el ¨ªndice de Gini bajar¨ªa del 0,36 al 0,24. Se situar¨ªa en una tasa similar a la de Noruega. Porque Ravent¨®s advierte de que la sociedad est¨¢ al l¨ªmite. "Es inadmisible que John Paulson [gestor de fondos de alto riesgo estadounidense] tenga una fortuna equivalente a lo que ganan 80.000 enfermeras. ?Nos hemos vuelto locos! Es una barbaridad y una rapi?a hacia el resto de la poblaci¨®n", exclama.
Como respuesta al tener de unos pocos se impone el compartir de muchos. De ah¨ª el ¨¦xito del universo del consumo colaborativo y de plataformas como Uber (coche compartido) o AirBnB (alquiler de viviendas particulares). "Hay un cambio de valores", reflexiona Rachel Botsman, uno de los expertos mundiales del fen¨®meno. "Las personas buscan experiencias donde dejan de ser consumidores pasivos para ser parte activa de la comunidad". Sobre esta filosof¨ªa, los analistas sit¨²an los n¨²meros. Son grandes. Acorde con el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) esta nueva econom¨ªa tiene un potencial de 110.000 millones de d¨®lares (82.000 millones de euros). Es m¨¢s, el coche compartido mover¨¢ 10.000 millones este a?o mientras ya se prestan 2.300 millones de d¨®lares (1.836 millones de euros) a trav¨¦s de plataformas sociales. Al calor del dinero, multinacionales como Google, Walmart, Microsoft, General Electric o BMW empiezan a entrar en este espacio. Algo que puede convertirse en un problema. "Tenemos que tener cuidado para que la misma diluci¨®n que ha ocurrido con el movimiento verde [ecologista] no suceda aqu¨ª", advierte Rachel Botsman.
En el fondo todas estas propuestas responden a una defensa de la sociedad ¡ªque es un organismo vivo¡ª contra la desigualdad. Una manera de combatir la creciente distancia entre ricos y pobres. Una fisura que Idoia Basterretxea, socia de la gestora Siitnedif, achaca a "las pol¨ªticas de bajos tipos de inter¨¦s y las inyecciones de liquidez de los bancos centrales". Este flujo de capital, en su opini¨®n, ha provocado una enorme revalorizaci¨®n de los activos financieros y en algunos casos inmobiliarios que benefician a las personas que tienen m¨¢s ingresos, pocas deudas y que no han necesitado vender durante la crisis. O sea, los privilegiados. Los mismos que han vuelto a descubrir en Espa?a un nuevo fil¨®n en el sector inmobiliario del lujo.
Las posibles soluciones se acumulan: ayudas directas, inversi¨®n p¨²blica, econom¨ªa colaborativa
Lo cuentan los peri¨®dicos estos d¨ªas. Pimco ¡ªuna de las mayores gestoras de fondos del planeta¡ª se ha aliado con la inmobiliaria Lar para promover viviendas de lujo en Madrid. Mientras, la familia Coto, propietaria de una famosa cadena de supermercados en Argentina, ha comprado en la Castellana ¡ªuno de los ejes neuronales de la capital espa?ola¡ª un edificio de 4.100 metros cuadrados para construir casas a los m¨¢s pudientes. Una vez m¨¢s, con la inequidad ganan los negocios que hacen fortuna en los extremos. "En las zonas m¨¢s favorecidas la demanda es solvente y se est¨¢n produciendo repuntes en los precios en casos concretos. Viviendas muy bien ubicadas, de buena calidad y con inter¨¦s por parte de los inversores", resume Luis Corral, consejero delegado de Foro Consultores.
Pero c¨®mo hacer frente a la inequidad, de la que lo inmobiliario es una muestra m¨¢s. ?Solo con la econom¨ªa colaborativa o la renta b¨¢sica? ?O esperando un crecimiento que no llega? La pol¨ªtica fiscal es un arma cargada de presente contra la injusticia. Por eso "hace falta redistribuir una parte de la riqueza a trav¨¦s de ayudas directas a las personas que viven por debajo del umbral de la pobreza, aprobar una reforma fiscal que evite la elusi¨®n y aumente la recaudaci¨®n, reorganizar a fondo la Agencia Tributaria para reducir la evasi¨®n y generalizar las auditor¨ªas con el fin de asegurar la eficiencia del gasto", desgrana Jos¨¦ Mar¨ªa Mollinedo, secretario general del sindicato de los t¨¦cnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). Porque hay situaciones en Espa?a que arrojan gasolina sobre la hoguera de la desigualdad. Apunten. Una econom¨ªa sumergida que representaba en 2012 un 24,6% (253.000 millones de euros) de la riqueza del pa¨ªs, multinacionales que apenas pagan el 3,5% del resultado que obtienen en Espa?a y grandes fortunas que eluden los impuestos a trav¨¦s de sociedades patrimoniales y sicav. Sumideros por donde se filtra la justicia social y que dejan esa sensaci¨®n ¡ªque traza Gustavo Duch, coordinador de la revista Soberan¨ªa Alimentaria¡ª de que "para el capitalismo hacer negocio con la inequidad responde a una f¨®rmula matem¨¢tica: sumar riqueza siempre es a base de restar vidas".
Un lugar privilegiado en el mundo
La riqueza se expande por el mundo como un b¨¢lsamo extendido por un dios negligente. A mediados de este a?o alcanz¨® unos vertiginosos 263 billones de d¨®lares. La mayor cifra de su historia. M¨¢s del doble frente a los 117 billones acumulados en 2000. Si el mundo fuera un lugar m¨¢s justo, a cada uno de sus 4.700 millones de adultos le corresponder¨ªan 56.000 d¨®lares (44.700 euros). Pero como no lo es, el reparto camina por otras lindes. El 1% m¨¢s rico de la poblaci¨®n del planeta posee el 48% de la riqueza mundial.
Todos esos datos proceden del estudio sobre el tema que acaba de firmar Credit Suisse y deja cifras que orientan bien a las claras de qu¨¦ hablamos cuando hablamos de desigualdad. Lean. Si usted tiene 3.650 d¨®lares (2.900 euros), se halla entre la mitad m¨¢s rica de los ciudadanos del planeta. Si posee m¨¢s de 77.000 d¨®lares (61.400 euros) entrar¨ªa entre el 10% de los elegidos del mundo y si posee m¨¢s de 798.000 d¨®lares (637.000 euros) formar¨ªa parte del 1%. Seg¨²n estos n¨²meros, la frontera de la riqueza en el mundo se fija en la aduana que va de los 5.000 a los 25.000 d¨®lares (de 4.000 a 20.000 euros) por adulto. Desde luego, mucha diferencia hay entre vivir con una cantidad o con otra. Pero es lo que tiene la aritm¨¦tica y las estad¨ªsticas, que hacen pocos distingos.
De ese pastel mundial, los millonarios espa?oles (aquellos con un patrimonio superior al mill¨®n de d¨®lares, unos 800.000 euros) se quedan con el 1,9%. Por comparar, los suizos copan el 1,4%. Espa?a, seg¨²n el informe de Credit Suisse, es el d¨¦cimo pa¨ªs (el 9? es China) del planeta donde m¨¢s han aumentado los millonarios. A mediados de 2014 hab¨ªa 465.000 espa?oles que superaban ese mill¨®n. Una cifra que supone un incremento de 89.000 personas frente al a?o anterior.
Apenas hay dudas. Vivimos en una tierra donde a la vez aumentan los ricos y la precariedad. Esa tierra partida es un reflejo de un mundo tambi¨¦n partido. Christophe Donay, director de macroeconom¨ªa de la gestora Pictet WM, vaticina que en los pr¨®ximos 25 a?os habr¨¢ ganadores y perdedores entre pa¨ªses, personas y clases de activos. A d¨ªa de hoy, Estados Unidos supone el 25% de la riqueza global, Europa un 22% y China, el 11%. Pero el reto es "transformar al gigante asi¨¢tico en una econom¨ªa de elevada renta", sostiene Donay. Pues tras m¨¢s de dos d¨¦cadas creciendo a doble d¨ªgito, a¨²n tiene pendiente resolver la desigualdad de las rentas. Si logra crear una verdadera clase media, el gran perdedor puede ser el Viejo Continente cuyo PIB podr¨ªa caer al 11%. Topograf¨ªa futura de un mundo desigual.
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