Vasos comunicantes
El Banco Central Europeo anunci¨® el pasado jueves que aumentar¨ªa el tama?o de su balance en un bill¨®n de euros para alcanzar el nivel que ten¨ªa en 2012. Esta es una cuesti¨®n clave que puede pasar desapercibida en la opini¨®n p¨²blica por su aspereza conceptual. La idea es que los mercados financieros y la econom¨ªa real precisan de liquidez pero el circuito privado sigue atascado. No es el atranque que hab¨ªa en los peores momentos de la crisis, pero sigue habiendo una dependencia significativa de los bancos centrales. Ahora, la Fed ha decidido que se acabaron los est¨ªmulos monetarios en Estados Unidos y, como si se tratara de vasos comunicantes, la presi¨®n del circuito ha llegado a Fr¨¢ncfort. La legitimidad para cortar el agua en Washington se la da una econom¨ªa que s¨ª que tira y un desempleo cerca de su nivel estructural. Las dudas de estas semanas en las Bolsas responden en buena parte al temor de los inversores a la sequ¨ªa.
Y en estas que lleg¨® de nuevo Draghi y desenfund¨® un ca?¨®n compensador. Hab¨ªa trascendido en los d¨ªas anteriores que exist¨ªan disputas en el seno del BCE. No ya las que cabe esperar respecto a las decisiones de pol¨ªtica, sino sobre un exceso de liderazgo del presidente de la autoridad monetaria. Algunos medios hablaron incluso de malestar por su car¨¢cter ¡°autocr¨¢tico¡±. Sea como fuere, en tiempos como estos echamos de menos a l¨ªderes que prefieren tomar decisiones a no hacer nada por temor a equivocarse. Sin Draghi, Europa se ver¨ªa abocada a la enorme nada del enredo burocr¨¢tico.
En Espa?a la incertidumbre avanza r¨¢pido y el r¨¦dito ganado se va consumiendo
La decisi¨®n de expansi¨®n cuantitativa fue acompa?ada de un apellido, ¡°unanimidad¡±, que, a pesar de los rumores sobre disensi¨®n, fue todo un logro. Es m¨¢s, en la rueda de prensa se reiter¨® la existencia de consenso hasta la saciedad. Ahora, conforme el vaso estadounidense se cierra y el europeo se llena, el euro deber¨ªa ceder terreno frente al d¨®lar. Lo que ocurre, eso s¨ª, es que esta expansi¨®n llega un poco tarde y para no ser una pr¨®rroga m¨¢s en el partido de Europa contra la deflaci¨®n, debe acompa?arse de las reformas estructurales precisas. Y ah¨ª hay mucha tierra yerma.
El anuncio cogi¨® a Espa?a en otras cosas. Tuvo incluso una cobertura limitada en los medios, copados por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y la consulta catalana. En Espa?a el ambiente institucional se est¨¢ deteriorando d¨ªa a d¨ªa. Se juega con fuego. Demasiadas dudas. La incertidumbre avanza r¨¢pido y el r¨¦dito ganado se va consumiendo. No es el mejor contexto para continuar con la ¨²nica apuesta que puede hacer que Europa levante cabeza: aceptar la oferta de Draghi, que no es otra cosa que recibir el apoyo financiero mientras se lanzan y afianzan reformas. Lo que ocurre es que los cambios estructurales requieren sacrificios, como sabemos en Espa?a. Sus efectos son perceptibles a largo plazo siempre y cuando el ambiente institucional permita que alcancen su madurez y objetivos en condiciones de normalidad. Hoy por hoy, ese entorno de m¨ªnima normalidad est¨¢ en peligro en Espa?a.
Justo cuando no nos tocar¨ªa ser el centro de atenci¨®n podr¨ªamos volver a ponernos en el escaparate. Todo, adem¨¢s, en medio de un ambiente que se ti?e de electoral, la peor fase del ciclo para afianzar reformas. Ahora es tiempo de ver qui¨¦n asume la responsabilidad del ma?ana cueste lo que cueste pol¨ªticamente hoy. Entre otras cosas, para aprovechar el nuevo impulso monetario con una prima de riesgo contenida.
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