O inversiones o depresi¨®n
O se estimula la demanda ¡ª-mejor, v¨ªa inversi¨®n¡ª o tenemos el boleto ganador para la triste loter¨ªa de la depresi¨®n.
Esta convicci¨®n se generaliza, lo cual constituye la principal baza para el ¨¦xito del Fondo Juncker. Porque Europa sabe hacer de la necesidad virtud: y solo exhibe virtud cuando avizora el cataclismo.
Adem¨¢s, se produce una conjunci¨®n astral in¨¦dita, por la que a nadie le interesa que el plan fracase. En efecto, los perif¨¦ricos (a los que se unen los mediopensionistas Francia e Italia) est¨¢n sedientos de la inversi¨®n que han debido cercenar por lo sano para cumplir sus objetivos de d¨¦ficit presupuestario: la regateante Francia aplaudi¨® ayer el nuevo Fondo.
La banda de los saneados (Alemania, y compa?¨ªa) ya ha optado para que se ahuyente el estancamiento, sobre todo, porque no le cuesta m¨¢s euros y estos vienen de la monta?a de dinero caliente mundial hu¨¦rfano de colocaci¨®n rentable y sensata. Y el exc¨¦ntrico Reino Unido tiene la ocasi¨®n de sumarse al carro com¨²n, porque el plan se acompa?a de un proyecto de mejorar el mercado interior, y especialmente el mercado de capitales (?inevitable? gui?o a la funesta City).
Es como un remake del Acta ?nica hacia la ¡°Europa sin fronteras¡± ¡ªpensada para 1993¡ª que lo alumbr¨®, con 300 directivas exhaustivas en lo concreto, lo posible y lo incrementalista. Recordemos que incluso la hier¨¢tica Margaret Thatcher se resign¨® en contrapartida a muchos avances delorsianos, gracias a los buenos oficios de lord Cockfield.
En cuanto a las instituciones, el Parlamento ya simpatiz¨® ayer con el proyecto; la nueva Comisi¨®n se la juega y debe apostar a fondo, y el BCE no puede sino apoyar un plan que vigoriza las ideas expresadas por su presidente Mario Draghi en Jackson Hole, el 22 de agosto.
Otra baza para el ¨¦xito radica en la involucraci¨®n del puntilloso y cobarde ¡ªy por eso, ay, respetado¡ª Banco Europeo de Inversiones (BEI), sobre quien recaer¨¢ el grueso de la labor t¨¦cnica, quiz¨¢ como castigo a su fiasco en la ejecuci¨®n del Plan de Crecimiento y Empleo de 2012. Adicionalmente, el modus operandi y la arquitectura del nuevo Fondo ser¨¢n transparentes (web instant¨¢nea) y rendir¨¢n cuentas de cada proyecto a distintas instancias. El secreto del aprobado del plan est¨¢ en el nivel de exigencia en el examen de cada proyecto.
Todo eso es innegable. Pero queda una duda leg¨ªtima. El nivel de apalancamiento, o cantidad de dinero p¨²blico (21.000 millones) de euros que se supone debe levantar una inversi¨®n de al menos 315.000 millones privados, ?ser¨¢ suficiente?
El presidente Jean-Claude Juncker y su vicepresidente Jyrki Katainen aseguraron ayer que ese multiplicador (1 a 15) es ¡°un c¨¢lculo prudente¡±, m¨¢s conservador que en casos precedentes. Pero algunos de estos, por una u otra raz¨®n, fueron coronados por el fracaso (EL PA?S, 23 de noviembre). Si esto se repitiese, ¡°si esto no tira, y si en seis meses el estancanmiento prosigue y los precios siguen amenazando con la deflaci¨®n, habr¨¢ que recurrir al ca?¨®n Berta¡±, susurra un arquitecto del plan.
El ca?¨®n Berta no es otro que la apelaci¨®n a las reservas (medio bill¨®n largo) aparcadas en el fondo de rescate o Mecanismo de Estabilidad Financiera. Apelar a ¨¦l era la intenci¨®n primigenia de los Juncker-boys, pero Berl¨ªn se opuso, como principal pagana y contribuyente al Mecanismo. Tambi¨¦n habr¨ªa otra v¨ªa, si las ca?as de la coyuntura se convierten en lanzas, el recurso a inventar los eurobonos ¡ªo deuda p¨²blica comunitaria de amplio alcance¡ª, que el actual presidente de la Comisi¨®n defendi¨® tiempo atr¨¢s, al poco de instaurarse la crisis financiera: pero esto es a¨²n mucho m¨¢s dif¨ªcil, por la oposici¨®n tel¨²rica y tect¨®nica de la cultura financiera alemana.
Ahora bien, si el plan encallase y la recesi¨®n amenazase con trocarse en depresi¨®n, ?alguien puede asegurar que el recurso al Mecanismo es una salida cerrada a cal y canto, y para siempre? Al rev¨¦s: haberlo intentado todo, sin pedir nada a los socios, recurriendo a los mercados, y al final no haber triunfado, legitimar¨ªa este movimiento ante los electores/ahorradores de D¨¹sseldorf y de Stuttgart: que ya est¨¢n perdiendo ahora poder adquisitivo por culpa del desplome de los tipos de inter¨¦s a los que los bancos remuneran sus dep¨®sitos (el Commerzbank: ya negativos).
Es leg¨ªtima la inc¨®gnita de que puede no alcanzarse todo lo que se pretende. Pero quien quiera convertirla en sospecha, y esta en cr¨ªtica demoledora, tiene un doble deber de credibilidad: a) argumentarlo con n¨²meros exactos; y b) proponer una alternativa factible. Hoy por hoy no lo es reclamar que en vez de que las instituciones comunitarias pongan 21.000 millones, los Gobiernos nacionales apoquinen cinco o diez veces esa cuant¨ªa. ?Pruebas!
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