¡°El riesgo de una tercera recesi¨®n en Europa es muy real¡±
Barry Eichengreen es profesor de Econom¨ªa y Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Berkeley. Experto en el mercado de divisas, es el historiador econ¨®mico de mayor prestigio en EE UU. Visit¨® recientemente Espa?a para dar una conferencia en el Instituto Figuerola de Historia y Ciencias Sociales.
Pregunta. ?Es optimista con la situaci¨®n econ¨®mica mundial?
Respuesta. Es dif¨ªcil ser optimista en este momento. Si exceptuamos a EE UU, que lo est¨¢ haciendo relativamente bien, y Reino Unido, es complicado encontrar otra regi¨®n del mundo donde la situaci¨®n econ¨®mica no sea decepcionante.
P. ?Ve posible que Europa caiga en una tercera recesi¨®n?
R. S¨ª, ese riesgo existe. Incluso en Alemania hay una desaceleraci¨®n de la actividad. La deflaci¨®n en Europa no es un problema a medio plazo, sino que ya est¨¢ aqu¨ª. Las medidas que se est¨¢n adoptando para combatirla, con est¨ªmulos fiscales por los Gobiernos y est¨ªmulos monetarios por el Banco Central Europeo (BCE) son pocos y llegan quiz¨¢s demasiado tarde. Para hacer frente a la deflaci¨®n hacen falta decisiones m¨¢s traum¨¢ticas, pero Europa no est¨¢ organizada para ello, su estructura no permite actuar de la forma tan decidida que la situaci¨®n requiere. El riesgo de una tercera recesi¨®n, acompa?ada de un entorno deflacionista, es muy real y preocupante.
P. ?En qu¨¦ medida el empe?o de Alemania por la austeridad est¨¢ detr¨¢s de esta debilidad?
R. Uno de los problemas de la crisis es que Alemania ha tenido un diagn¨®stico distinto de los problemas. No admitieron que se adoptase una pol¨ªtica de doble direcci¨®n: por un lado incentivar la oferta a trav¨¦s de reformas estructurales; y por otro facilitar la demanda mediante m¨¢s gasto p¨²blico. Los alemanes no creen en una demanda mayor. Sin embargo, su posici¨®n se ha debilitado en los ¨²ltimos meses, porque su econom¨ªa tambi¨¦n est¨¢ m¨¢s d¨¦bil y porque las facciones contrarias a la austeridad en otros pa¨ªses se est¨¢n fortaleciendo. La Comisi¨®n Europea, por ejemplo, ha permitido a Italia y Francia cierto margen con el d¨¦ficit. A Alemania no le gust¨® esta decisi¨®n, pero no pudo hacer mucho para cambiarla.
P. Atravesamos una fase bipolar en cuento a las pol¨ªticas monetarias. EE UU empieza a retirar liquidez del sistema, mientras que Europa acelera la aplicaci¨®n de los est¨ªmulos. ?Qu¨¦ consecuencias puede tener esta situaci¨®n?
¡°Lo ¨²nico que necesita el BCE para convencer a Alemania es tiempo¡±
R. En primer lugar, es l¨®gico que las pol¨ªticas de estas econom¨ªas sean diferentes porque sus perspectivas de crecimiento tambi¨¦n lo son. Dicho esto, hay que advertir que las consecuencias de este mundo bipolar son dos. En primer lugar, hay un impacto en los tipos de cambio. En los ¨²ltimos meses ya hemos visto una depreciaci¨®n del euro frente al d¨®lar. Creo que la moneda europea solo caer¨ªa m¨¢s si no se cumplen las expectativas del mercado, es decir, si la Reserva Federal (Fed) subiese los tipos antes de tiempo o si el BCE fuese m¨¢s all¨¢ en su programa de compra de activos. Me sorprender¨ªa que alguno se saliese del gui¨®n. La segunda consecuencia es que el mercado bancario mundial tiene al d¨®lar como referencia. La retirada de est¨ªmulos de la Fed no podr¨¢ ser compensada por las inyecciones del BCE y el sistema necesitar¨¢ m¨¢s liquidez. Auguro m¨¢s turbulencias en los mercados emergentes.
P. ?Qu¨¦ tendr¨ªa que pasar para que el BCE activase un Quantitative Easing como el de la Fed?
R. El principal requisito es que pase el tiempo. Ni una recesi¨®n en Alemania har¨ªa cambiar ahora de opini¨®n a sus l¨ªderes. El BCE tiene una hoja de ruta, va a ir dando peque?os pasos en la compra de activos hasta llegar a adquirir un n¨²mero muy reducido de bonos p¨²blicos en 2015. Eso deber¨ªa servir para alejar de la mente de los alemanes el miedo a la hiperinflaci¨®n. Pero insisto, el problema ahora no la inflaci¨®n sino la deflaci¨®n y para combatirla hay que tomar decisiones radicales como las del Banco de Jap¨®n. El BCE no es capaz de hacerlo porque tiene un consejo muy amplio y no quiere enfrentarse a la opini¨®n p¨²blica alemana. Es como un gran tanque al que le cuesta horrores cambiar de direcci¨®n.
P. En el sistema todav¨ªa hay mucha liquidez. ?Hay riesgos de que alguna burbuja estalle?
R. Algunas Bolsas, sobre todo en EE UU, ha subido mucho en un entorno donde, aunque hay crecimiento ¨¦ste no es exagerado. Adem¨¢s, en el mercado inmobiliario de Reino Unido, China o en algunas zonas de EE UU como California, los precios est¨¢n en niveles pr¨®ximos al inicio de la crisis. Si los tipos suben antes de lo previsto algunas de esas burbujas pueden estallar. La buena noticia es que los reguladores est¨¢n ahora despiertos y han tomado medidas. Eso quiere decir que aunque esas burbujas se desinflen y causen problemas ¨¦stos no ser¨¢n tan graves como en 2007.
P. Cada cierto tiempo vuelve al mercado la posibilidad de una guerra de divisas. ?Por qu¨¦? ?Cree que estamos inmersos ya en una de estas guerras?
R. En las econom¨ªas desarrolladas no hay una guerra de divisas. Jap¨®n, Europa y EE UU quieren que los tipos de inter¨¦s sigan bajos para estimular sus econom¨ªas. La inflaci¨®n ahora mismo no es un problema y bajan tipos con el consiguiente debilitamiento de sus monedas. Si todos lo hacen al mismo tiempo no hay movimientos agresivos en el mercado de divisas. Creo que eso es sano y constructivo. El problema viene para otro grupo de pa¨ªses como los emergentes. Ellos no pueden bajar los tipos porque tienen problemas inflacionistas, sistemas financieros m¨¢s d¨¦biles y unos bancos centrales con menos credibilidad que los de los pa¨ªses desarrollados. Eso se traduce en unas monedas demasiado fuertes para sus necesidades.
¡°No veo una guerra de divisas entre las econom¨ªas desarrolladas¡±
P. ?D¨®nde puede desembocar la monta?a rusa en la que se ha subido el rublo ruso?
R. La situaci¨®n financiera del pa¨ªs va a peor. Rusia est¨¢ abocada a imponer controles de capitales y de tipos de cambio. La gente ha perdido la confianza en su econom¨ªa y la tentaci¨®n es llevarse el dinero fuera del pa¨ªs. Para llegar a esta situaci¨®n se han sumado varios factores: las sanciones, la pol¨ªtica err¨¢tica del Gobierno y la ca¨ªda de los precios energ¨¦ticos.
P. Usted es historiador. Con la perspectiva que dan los a?os, ?fue un error lanzar el euro sin una uni¨®n pol¨ªtica y fiscal?
R. Es f¨¢cil acertar cuando revisas el pasado. A su pregunta le dir¨¦ que s¨ª, fue un error crear una uni¨®n monetaria sin uni¨®n bancaria y pol¨ªtica. Eso ya no se tiene remedio y de lo que se trata ahora es de que el euro funcione. Los pasos hacia la uni¨®n bancaria son positivos. Sin embargo, deben venir acompa?ados de una mayor integraci¨®n fiscal y de cambios pol¨ªticos como la elecci¨®n directa del presidente de la Comisi¨®n Europea. No debe haber acuerdos entre bambalinas para elegir a los representantes.
P. ?C¨®mo ser¨¢ el mundo posterior a la crisis?
R. Creo que debe haber un debate acerca de cu¨¢nto Gobierno necesitamos para tener una sociedad m¨¢s justa y un funcionamiento econ¨®mico m¨¢s adecuado. En EE UU muchos pensamos que el Gobierno deber¨ªa ser m¨¢s fuerte, con menos limitaciones, para proporcionar un mejor sistema sanitario y educativo o una mayor inversi¨®n en infraestructuras. En el caso europeo quiz¨¢s se necesite menos Gobierno, pero m¨¢s eficiente. Tambi¨¦n debemos abrir un debate sobre si las reformas y la regulaci¨®n financiera son suficientes para asegurar que no vamos a tener una crisis como la que acabamos de dejar atr¨¢s. Espero que las reformas en este sentido no se hayan acabado.
P. Una de las consecuencias de la crisis ha sido el aumento de la desigualdad. ?Qu¨¦ se podr¨ªa hacer para reducirla?
R. Yo dir¨ªa que ha sido una de las consecuencias de la crisis, pero tambi¨¦n una de sus causas. En funci¨®n del pa¨ªs se podr¨ªan tomar medidas diferentes para corregir la desigualdad. En EE UU habr¨ªa que utilizar la pol¨ªtica fiscal: los ricos apenas pagan impuestos. En Europa lo que se necesita es generar crecimiento econ¨®mico.
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